Riego de la Vega - Leon

EL Partido Popular pretende hacernos creer que, una vez más, se trata de un pequeño lunar. Que ellos no sabían nada, que todo es una cuestión personal, que este enésimo escándalo de corrupción les ha vuelto a sorprender en su buena fe. Y una leche. El PP no tiene un mal Rato, lo que tiene es una concepción de la política que está íntimamente ligada a un sentido laxo de la moral.

Si no, es imposible explicar el aluvión imparable de casos de corrupción que está dejando la estela Aznar en España.


No puede ser casualidad que 11 de 14 ministros de José María Aznar, el que revitalizó la derecha con su famoso “sin complejos” hayan terminado, más tarde de lo deseable es cierto, ‘tropezando’ con la Justicia. Este irrefutable hecho lo que demuestra es que cuando Aznar arengaba a los suyos reclamando que dejasen a un lado sus supuestos complejos frente a la izquierda, lo que en realidad estaba haciendo era una invitación a que dejasen aparcada la moral y la ética.

El artífice del ‘milagro español’, más conocido internacionalmente por el ‘pelotazo urbanístico español’ escondía –según las incesantes revelaciones periodísticas- mucha podredumbre debajo de sus alfombras de diseño y postín.

El símbolo de la buena gestión del PP se está mostrando ahora, presuntamente, como lo cabría calificar de canalla con doble moral. Mientras reclamaba desde sus obligaciones ministeriales a los españoles que cumpliesen con Hacienda, él se dedicaba a tejer todo un entramado empresarial para defraudar a los mismos españoles a los que vigilaba.

Faltan explicaciones por parte del PP. Falta humildad por parte del PP. Necesitamos, esta sociedad necesita saber quien más se esconde detrás de los 704 listos de la lista. No es suficiente con la “voladura controlada” de la cabeza de Rato, una cabeza, por otra parte, que en buena medida ya estaba cobrada por culpa de su gestión al frente de Bankia.

Los españoles votan dentro de 40 días, y tienen derecho a saber a quién están votando. Con la corrupción no caben medias tintas. O la combates –de verdad- con todos tus medios, o simplemente eres cómplice y encubridor de la misma. El PP debe muchas explicaciones.