Riego de la Vega - Leon

La semana pasada ocurrieron varias cosas que mueven a la reflexión: las cifras del paro registrado que reflejan nuevamente que la estrategia del Gobierno de Mariano Rajoy para acabar con el mayor problema de los españoles reside en el maquillaje de las cifras, basado en la fragmentación del empleo existente y en la precarización del mismo.

No se crea empleo, se divide el que hay y se sustituye por contratos a tiempo parcial y con contratos temporales. Por otro lado, conocimos que, tanto Rodrigo Rato como Goirigoiozarri eran conocedores del retoque de sus cuentas, un maquillaje que ocultaba el verdadero agujero de la entidad que era la joya de la corona del PP, ya que fue el PP quien dirigió las cajas más importantes de la fusión, Cajamadrid y Bancaja, y que son reflejo de cómo gobiernan en sus feudos más importantes, Madrid y Valencia. Que tanto Rato como Goirigoizarri conocieran que las cuentas habían sido manipuladas con el único fin de dar una impresión de viabilidad de la entidad para captar inversores en la salida a Bolsa es grave porque demuestra que el afán de conseguir capital iba más allá de una simple maniobra de maquillaje contable. También conocimos que la Universidad de Málaga suspendía de empleo y sueldo a Íñigo Errejón por las irregularidades en su modo de entender el contrato de investigación. En este caso no se pone en evidencia si uno de los dirigentes de Podemos hizo o no hizo el trabajo encargado, sino el incumplimiento reiterado de las cláusulas del contrato que firmó y de cómo compatibilizó un trabajo en la universidad con su actividad política (por la que cobró) en el nuevo partido, lo cual está prohibido por la Ley de Incompatibilidades. Por otro lado, y sin salir de Podemos, conocimos cómo su líder, Pablo Manuel Iglesias, cobró en negro a Canal 33, según el testimonio de uno de sus socios y según la documentación aportada por éste. También vimos cómo Mariano Rajoy desde México se había puesto hasta las cejas del peyote mexicano y afirmó sin rubor alguno que España crecería más allá del 2% en 2015. Está claro que estaba viendo una realidad paralela a que viven millones de españoles y eso, como comprenderán, sólo es posible si se ha tomado una buena dosis de peyote, ayahuasca o LSD.

Sin embargo, lo más importante de la semana pasada fue la operación por parte del Partido Popular, del Gobierno y del Consejo General del Poder Judicial para apartar al juez Pablo Ruz de la instrucción del caso Gürtel. El modo en que el PP tiene de interpretar la independencia de los poderes del Estado es similar a la que tenía Franco y lo vemos en el modo en que ha ido colocando en los puestos clave del Poder Judicial a hombres próximos al partido o a FAES. El Presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo es uno de los ideólogos de la fundación de José María Aznar, la misma fundación que abogaba por el retorno de la mujer al hogar y su salida del mercado laboral para acabar con el desempleo en España. El Presidente del Tribunal Constitucional es un militante del PP, dato éste que ocultó al Congreso de los Diputados para ser elegido. Ante estos personajes, ¿cómo es posible que la justicia española sea imparcial? Es imposible, porque siempre tomarán decisiones que favorezcan a los intereses y a las estrategias de Génova, y la estrategia actual es quitarse de en medio a Pablo Ruz de la instrucción de Gürtel, de la financiación ilegal y de los papeles de Bárcenas. Quieren hacer lo mismo que ya han hecho en la misma Gürtel con Baltasar Garzón o con todo lo relacionado con Blesa con Elpidio Silva: cargarse al juez para salir impunes, tal y como hicieron por un error judicial con el caso Naseiro.

Lo más grave es que no lo esconden, que lo hacen a pecho descubierto, tal y como podemos deducir de las declaraciones del ministro de Justicia. Catalá ya trasladó a Moncloa que el CGPJ le garantizaba que Ruz no seguiría al frente del Juzgado de Instrucción 5 de la Audiencia Nacional. Este hecho levantó muchos suspiros de alivio en las filas ultraconservadoras porque Pablo Ruz se está convirtiendo en el mayor enemigo del PP por el simple hecho de hacer bien su trabajo. Sin embargo, el manejo de jueces por parte del Partido Popular en lo referido a la Gürtel comenzó con Gallardón al frente del Ministerio de Justicia, cuando mandaron al juez Miguel Carmona como magistrado de enlace a Londres, una plaza que hasta ese momento jamás se había cubierto, al igual que ocurría con la de Washington. Estaba claro que Gallardón no quería que un juez progresista fuera el responsable de la instrucción de Gürtel. Hay que recordar, que a Carmona se le hicieron mil ofertas, como la de ir a Tribunal de la Haya, que se le presionó para que saliera de España y, de este modo, poder colocar al frente de la instrucción de la Gürtel a un juez manejable, a un juez sin experiencia que se dejara manipular por las estrategias judiciales del PP. Sin embargo, Pablo Ruz se ha mostrado como un juez profesional, que ha llevado al partido de Mariano Rajoy a una situación en la que la única manera que tienen de buscar una salida razonable a su financiación ilegal, a sus tejemanejes respecto a empresas y concursos públicos, respecto a su caja B y cómo incluso la utilizaron para pagar las millonarias reformas de la sede de la calle Génova, es quitarse de en medio al juez, como ya lo hicieron con Garzón o con Silva.

Hay que tener en cuenta que si Ruz continuara al frente del Juzgado de Instrucción 5 de la Audiencia Nacional hasta junio de 2015, fecha límite para su comisión de servicios, cerraría las piezas separadas relacionadas con la financiación ilegal del PP, con la caja B o los papeles de Bárcenas en fechas preelectorales, es decir, que una bomba racimo explotaría a las puertas de las autonómicas y municipales. Teniendo en cuenta que el Partido Popular sólo es demócrata cuando se acercan las elecciones y que su único fin como partido es ganar elecciones y alcanzar el poder al precio que sea, que se cierre la instrucción de Ruz y se abra juicio oral a los dirigentes que, en muchos casos, encabezarían listas, es algo que no pueden permitir, sobre todo cuando las políticas de Rajoy están dejando ya al partido ultraconservador español en mínimos históricos.

Este es el modo en que el Partido Popular colabora con la justicia: eliminando cualquier amenaza que venga los juzgados, porque Ruz ha demostrado ser un profesional de la judicatura, ha demostrado que se puede trabajar mano a mano con las dos fiscales para sacar a relucir delitos que afectan a todo el PP, a pesar de todas las zancadillas que éste le ha puesto. Han destruido los discos duros de Bárcenas, han destruido documentación como el libro de visitas o las agendas de los tesoreros. A nivel procesal, se presentaron como acusación con el único fin de retrasar la instrucción y comportándose más como defensa que como acusación, por lo que Ruz tuvo que expulsar al Partido Popular de la causa. No han entregado toda la documentación requerida por Ruz, lo que provocó que éste enviara a la policía a realizar un registro de varias horas en la sede central del PP. Una de las primeras cosas que hicieron Rajoy y Fernández Díaz fue descabezar la unidad operativa de la UDEF que investigaba la trama Gürtel.

Ahora nos encontramos con que el propio CGPJ trabaja para el PP llevando a efecto todas las estrategias de Génova para que Gürtel se cierre en falso. Cuando se abra juicio oral la juez encargada se encuentra muy cercana a María Dolores de Cospedal. Ya han colocado a una pieza clave. Sin embargo, les faltaba eliminar a Ruz. Lesmes se ha puesto al servicio de sus amos y lo va a hacer sacando la plaza a concurso. ¿Esto es democracia y respeto a la separación de poderes? Más bien es un comportamiento de trileros.