A mí que no me dé las gracias El Presidente del Gobierno empieza el curso en su tierra chica para decirnos a todos los ciudadanos que a pesar de los sacrificios hechos y de lo mucho conseguido gracias a sus políticas hay mucho por hacer, los esfuerzos no se han terminado, ni mucho menos. A las reformas impuestas a la gran mayoría social van a seguir otras que volverán a recaer sobre las mismas personas. Los discursos de Mariano Rajoy sólo hacen gracia a los que le tienen que agradecer algo, al resto nos revuelven el estómago. Estamos hartos de la autosatisfacción y de la autocomplacencia de los responsables del Partido Popular. Son clones y repetitivos. Elaboran un eslogan que repiten todos a una. La Sra. Merkel le hizo el favor de pasarse por Santiago. A mí me pareció un tanto forzado, pero hay que reconocer que es todo un éxito para la política neoliberal que se está imponiendo en la Unión Europea. Me sobraron muchas risas, el abrazo al Apóstol y el apoyo explícito al Sr. de Guindos que cuanto menos es precipitado. Cuando un candidato suena con demasiada anticipación se termina quemando y luego se trunca lo que nunca llegó a nada serio. A mí que de Guindos consiga ser el Presidente del Eurogrupo sólo me llenaría de orgullo si España fuera el baluarte sólido de la Europa social. Mientras nuestros datos de empleo y de competitividad productiva no mejoren de verdad, yo no veo ni los brotes verdes ni las raíces de nada. Sí creo que los bancos a partir de 2015 no van a abrir nuevas líneas de créditos para familias y pymes y que la finalización de los alquileres amparados en la antigua ley de arrendamientos del año 1964 va a repercutir negativamente en el mantenimiento de los pequeños negocios si los propietarios suben los alquileres según mercado. Mientras sigamos pensando que nada tiene remedio porque todos sabemos que siempre tienen las de la ganar los mismos, los poderosos, los influyentes, vamos por mal camino. Tampoco me convencen las nuevas formaciones para captar el voto descontento porque no sé francamente cuáles son sus contenidos ideológicos prácticos. El juego dividido de la izquierda sólo beneficia a la derecha, pero la fusión de una izquierda a tontas y locas tampoco es una solución a medio y largo plazo. No me asusta el bipartidismo, el Reino Unido ha conseguido sobrevivir y de hecho es la democracia más antigua. No digo que sea ejemplar pero sí que suele ser más crítica que la nuestra y que saca a relucir sus propios errores, al menos eso es ya importante frente a nuestra política, corrupta, tolerante con el abuso de poder y miedosa. Lo peor de todo es el miedo. Se nos asusta con una facilidad casi infantil, qué vienen los rojos, que los bolivarianos vienen a imponer su dictadura radical de izquierdas, que no te signifiques, que te muevas sí pero poquito y sin hacer mucho ruido. Una cosa es jugar con la democracia y otra muy diferente practicar el juego democrático en la vida social. Al final de este verano están surgiendo nuevas plataformas ciudadanas al estilo de las mareas de la sanidad y la educación. Yo apuesto por estos movimientos que tienen los pies en la tierra y que conocen lo que pasa cuando se transige y se calla. Miedo a que el PP se consolide en el poder y yo sea excluido de una sociedad en la que se me haya etiquetado de progresista o de "rojo". Cuidado, porque las dictaduras y las "dictablandas" que se parapetan en un sistema democrático enfermo como el nuestro, perviven sólo y exclusivamente por el miedo de sus ciudadanos sometidos. Alguna vez habrá que decir basta, porque como decía mi abuela, una anciana muy sabia aunque analfabeta y por cierto muy graciosa y con los pies muy en la tierra, "mientras más te agachas más se te ve el culo." |