ÉBOLA La sociedad está tardando. La comunidad internacional está aletargada, no responde a la situación de extrema desolación que está sacudiendo Sierra Leona, Guinea, Liberia y Nigeria. Pareciera que solamente cuando ponemos un nombre y apellidos a una persona afectada por el Ébola, el padre Miguel Pajares, nos damos cuenta de que algo estaba ocurriendo por allá abajo, por esos lugares del mundo a los que no ponemos nombre ni apreciamos la dignidad de sus ciudadanos. Los países desarrollados no atienden las razones de emergencia mundial sanitaria y cuando no tienen más remedio que hacerlo ya ha costado la vida de muchas personas. El Ébola, otro maldito virus, va a asolar al mundo como lo hizo el VIH salvo que se tomen medidas ya. La voluntad política tiene que verse ahora, ahora es cuando les toca a los dirigentes del mundo responder a la llamada. Ya veremos, no me queda mucha esperanza. Con el VIH se tardó, se discriminó, se estigmatizó y se olvidaron las relaciones familiares y de amistad. El miedo a la enfermedad era tan temible como la enfermedad. Muchos enfermos de VIH enfermaron, empeoraron y fallecieron sin tener a los suyos cerca, sin sentir su abrazo, sus besos. Su situación clínica ha mejorado mucho. Sin embargo, son los ciudadanos de los países desarrollados quienes pueden acceder a los nuevos tratamientos, los ciudadanos de los países subsaharianos no pueden recibir las medicinas que están logrando que el SIDA se convierta en una enfermedad crónica. Aunque no se puede bajar la guardia, siguen produciéndose nuevos contagios y todavía no tiene cura. El Ébola ha causado la muerte de más de un millar de personas en países donde no hay recursos ni posibilidades de detectar y diagnosticar la enfermedad a tiempo. ¿Cuántas personas en sus pueblecitos estarán sufriendo sin recibir ningún tipo de ayuda ni información? ¿Cómo van a aprender a frenar la enfermedad si no saben lo que les está ocurriendo? A mí me asusta que se desplieguen los ejércitos, no se mata un virus con cañonazos. No se trata de decretar la ley marcial sino de decretar la alarma sanitaria para paliar la enfermedad con personal sanitario, medicamentos, agua y alimentos. Espero que este virus no desencadene la tragedia de nuevo. |