Riego de la Vega - Leon

Se puede creer en un dios o varios dioses sobrenaturales y no declararse perteneciente a la secta llamada católica.
Pero no se puede ser católico sin creer en los dogmas de fe de esta secta.
Es decir, no se puede ser católico no practicante como dicen ser la mayoría de los que se hacen llamar así. Es una contradicción en sus términos.

Los dogmas de fe de la secta son verdaderamente alucinantes para una persona no demente en el s.21. Repasarlos uno a uno hacen que parezca increíble que haya gente no demente que crea en semejantes cosas.
Resurrección de los muertos, comunicación directa del papa con el “espíritu santo”, un “pecado original” heredado o una mujer que pare un dios sin intervención de varón.

En estos días ponen sobre la mesa otro dogma alucinógeno.
Afirman que su dios insufla vida humana en el momento de la concepción y que esa vida es propiedad de ese dios.
En este dogma se basa la prohibición del aborto por parte del gobierno taliban que representa el fundamentalismo católico español.
Como semejante propuesta no cabe en un estado no confesional, disfrazan la imposición de su creencia con el slogan de defensa de la vida.
Sin especificar de que vida hablamos, si animal o celular o marciana.
Dicen defender la vida del embrión y del feto, los mismos que arruinan la vida de las personas nacidas.

Como se sabe, la ciencia no sabe determinar el momento en que se puede considerar que exista vida humana, y probablemente nunca lo sepa.
Como se sabe, el feto no tiene personalidad jurídica ni derechos jurídicos.
Como se sabe, se llama persona al nacido, no al no nacido.
Es a partir del sexto mes de gestación, semana 24-25, en que el feto humano empieza a tener actividad cerebral, siente y tiene conciencia.
Pasa de ser un conjunto celular a un feto que se convertirá en humano.
Por eso la ley de plazos es la única posible en una sociedad civilizada, exenta de imposiciones de creencias religiosas, para proteger al feto que ya tiene actividad cerebral.

Lo que quiere hacer el gobierno talibán español es imponer a las mujeres su creencia medieval de que la vida humana es propiedad de su dios, que la crea en el momento de la concepción y que en consecuencia es intocable.
Lo que no puede es atreverse en una sociedad laica a imponer esa creencia dogmática y por eso acude a la llamada de “defensa de la vida” genérica.
Una trampa dialéctica para imponer su creencia taliban

Es curioso, y muy trágico, como los “pro-vida” que quieren prohibir el aborto, disparan contra personas africanas en el mar causando muertos.
O es también trágico que los mismos supuestos defensores del embrión o del feto, nada hacen para evitar la malnutrición en muchos miles de niños españoles. Es decir, es un hecho objetivo que defienden mucho más la vida de un conjunto de células que la vida de las personas nacidas.
Lo que lleva a suponer que no se les puede tomar demasiado en serio ya que solamente estamos ante un fanatismo religioso. Y hace pensar que algunos tienen menos cerebro que un feto.

Las sociedades civilizadas, ajenas a prejuicios religiosos, no se tienen que justificar en sus leyes.
La ley positiva no se justifica, legisla sobre realidades y no sobre supuestos. Y la realidad es que un embrión o un feto hasta el sexto mes es solamente un proyecto de ser humano. De la misma forma que un huevo no es una gallina por mucho en que os empeñéis en que es una gallina.
La sociedad civilizada protege a ese feto cuando existe cerebro humano, cuando siente, padece y empieza a tener conciencia.
Antes, existe un conflicto de derechos entre el proyecto humano como es un feto y el derecho de la mujer que por el motivo que sea no quiere ser madre. La ley de plazos lo que hace en ese tiempo es que prevalezca el derecho de la mujer. Obligarle, en esos tiempos, a ser madre a una mujer es una auténtica barbaridad, producto de una ideología fanática religiosa.

La ley de plazos no obliga a abortar, cosa que parece que se olvida.
Pero la ley antiabortista sí lo prohíbe.
¿Lo prohíbe en base a qué?. Al dogma religioso que dice para los creyentes que la vida es propiedad de su dios.
De la misma forma que prohíbe de forma absurda la eutanasia con el mismo argumento de creencias.
Por lo tanto, ese otro “argumento” de éticas y morales “en el interior de las personas”, está muy bien para “el interior” de esas personas, pero con los “interiores” no se debe legislar si no con razones.

No se “decretan leyes que digan que el feto no es un ser humano”, es que el feto no es un ser humano salvo que nos hayamos vuelto locos y por lo tanto la ley no puede reconocer lo que no es.
La que lo crea que no aborte que nadie le va a obligar, pero la que crea que no prohíba a las demás por motivo de su creencia.