Riego de la Vega - Leon

Resulta escandaloso que el presidente del Constitucional, tras mentir, ocultar su militancia política, sus discutibles asesoramientos y sus frases xenófobas, se haya salido con la suya.

Esta semana nos enterábamos de que el Tribunal Constitucional había rechazado la recusación de Pérez de los Cobos por haber militado en el PP planteada por la Generalitat y el Parlamento Catalán al conseguir nueve votos de los once.

Eso significa que tres magistrados del sector progresista (Adela Asúa, Juan Antonio Xiol y Encarnación Roca) se han tapado la nariz y han votado a favor del polémico presidente. En un Tribunal superpolitizado han decidido, sin sonrojarse, que Pérez de los Cobos es un tipo independiente.

Después de semejante “compadreo” resulta intrigante cómo se van a comportar estos magistrados ante sus próximos retos: la impugnación del Ejecutivo central a la declaración soberanista aprobada en enero por el Parlament, pero también los recursos interpuestos por los parlamentarios conservadores contra la ley catalana de educación, la norma por la que se prohibieron los toros o la ley del cine catalán.

Viendo el talante con el que se manejan ya se pueden imaginar lo que opinarán.

La reciente votación hace que tanto la bancada conservadora como la progresista estén actuando igual de mal, abusando de las componendas y del intercambio de cromos.

“No deja de ser chocante que un recurso interpuesto por el PP lo deba dirimir un militante del PP”, defendió el portavoz del Govern y conseller de Presidencia, Francesc Homs.

Pérez de los Cobos, conocido por su anticatalanismo calificó el Estatut de Catalunya en el 2005 de “órdago para la estabilidad constitucional” y añadió que ningún “jurista digno” afirmaría lo contrario.

En su librito Parva Memoria, publicado en Valencia en el 2006, ridiculiza a los catalanes y a los ingleses con un tufillo xenófobo y rancio, digno de avergonzar a cualquier persona.

Pero desgraciadamente siempre hay diferente varas de medir. En 2007, cuando el PP reclamó la recusación del magistrado progresista Pablo Pérez Tremps para debatir y resolver sobre el Estatuto de Cataluña, los populares alegaron que el magistrado había elaborado un estudio teórico que fue utilizado luego por el Instituto de Estudios Autonómicos de la Generalitat para justificar la constitucionalidad del Estatuto.

Ya ven…y se le apartó.

¿Quién es este señor para hablar de dignidad cuando ha mentido a todos los españoles? Escondió su militancia que comenzó en Cataluña, comunidad a la que desprecia, así como su asesoramiento continuo a la OIT, organismo de Naciones Unidas para el Trabajo.

Durante su estancia en Barcelona desarrolló una gran amistad con el profesor Javier Thibault. El tiempo les unió de nuevo para asesorar al PP con su actual reforma laboral, esa que ha ayudado a despedir a miles de españoles a cuatro euros y ha llenado las oficinas del INEM.

Como agradecimiento el partido del Gobierno nombró a Thibault, director general de empleo y a Pérez, presidente del Constitucional. Pues bien, ahora el magistrado tendrá que abordar el recurso presentado por el PSOE contra dicha reforma.

¿Qué creen que votará?

Vergüenza les tendría que dar. En lugar de luchar por un Tribunal Supremo de prestigio e imparcial, los populares han decidido hipotecarlo y desprestigiarlo.

Rivas Torres es periodista y escritora

¿Alguien se puede imaginar que un árbitro pueda dirigir un Madrid-Barça, una vez que se ha conocido que ha sido seguidor activo de uno de los dos equipos?

Sin ayuda de nadie, con la complacencia del Gobierno y del partido que lo sustenta, y ante el escepticismo de la mayoría de los ciudadanos, que ya han dejado de creer en las instituciones, los magistrados del Tribunal Constitucional se han cargado su propia credibilidad, y con su actitud no demuestran otra cosa que su incapacidad e incompetencia para ejercer la función que les ha sido encomendada, que no es otra que ser los máximos interpretes de nuestra Carta Magna. Con su respaldo mayoritario a su presidente, sin tan siquiera admitir a trámite las recusaciones promovidas por la Generalitat y el Parlamento de Cataluña, están demostrando, sin complejos, que eso de la imparcialidad no va con ellos. Su actitud es de extrema gravedad, por cuanto pone en riesgo nuestro propio sistema democrático, aunque esto bien poco le preocupa al Partido Popular, dados sus comportamientos históricamente totalitarios.

Nadie cuestiona que las decisiones del Tribunal Constitucional tienen un componente político, puesto que en el momento de tomarlas han de atender a la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas, y en esto tienen mucho que ver las mayorías, que son las que nombran a sus componentes. Pero hace años se pensaba más en la categoría profesional de sus componentes, y ahora vale cualquiera, con tal de que sea fiel al partido que lo propone, y mejor si ha sido hooligan de su formación política.

La investigación judicial del caso Bárcenas sirvió para conocer que Francisco Pérez de los Cobos era militante activo del PP cuando fue nombrado Magistrado del Tribunal Constitucional, y en tal situación continuó durante más de un año sin importarle haber ocultado tal circunstancia al Parlamento, lo que demuestra su absoluta falta de escrúpulos para asumir un cargo de tan alta responsabilidad. El hecho de que sea actualmente su presidente, y por ello investido de la capacidad de decidir en caso de empate, hace más grave su permanencia en el puesto. Pero lejos de avergonzarse por el ocultamiento intencionado de su militancia, lejos de dimitir, se aferra al cargo, con el apoyo expreso y precipitado de sus compañeros, que demuestran con ello su escasa valía para una misión de tal naturaleza.

Los magistrados del Tribunal Constitucional no son jueces de carrera, por lo que en ocasiones pueden incluso tener una escasa formación jurídica. Y como la ignorancia es muy atrevida, sin pensárselo dos veces acuden a la interpretación literal de la Ley, que no prohíbe expresamente que un militante de un partido sea miembro del Tribunal Constitucional, olvidándose del sentido común, y de la máxima de que “la mujer del Cesar no solo debe ser honrada sino parecerlo“, por lo que ante una sospecha fundada de parcialidad quien ha de decidir debe renunciar a hacerlo. ¿Alguien se puede imaginar que un árbitro de fútbol pueda dirigir un partido entre el Madrid y el Barcelona, una vez que se ha conocido que ha sido seguidor activo de uno de los dos equipos?

Sin que se haya producido ninguna modificación legal desde entonces en relación a los requisitos para ser miembro del Tribunal Constitucional, el magistrado Pérez-Trems se vio obligado a no intervenir ni decidir sobre el recurso de inconstitucionalidad presentado por el Partido Popular contra el Estatuto de Cataluña, por haberse conocido que años antes había escrito algunos artículos en los que se pronunciaba sobre su contenido. Sin embargo ahora Francisco de los Cobos, a pesar de haber sido militante del PP e inspirador de una parte del contenido de la injusta Reforma Laboral, si nadie lo remedia, podrá intervenir en el debate, discusión y decisión del recurso presentado contra la normal legal que la puso en vigor, e incluso con doble voto en caso de empate. ¿alguien lo entiende?

El retroceso de este país en valores, creencias y principios acabará destruyendo nuestra convivencia y resquebrajando nuestra democracia. Y a muchos, esto, parece no importarles.

Fernando de Silva es abogado y autor del blog SInLaVeniA