Adios, España No nos damos cuenta del potencial imaginario que nos ofrece vivir en un país que cuando seamos mayores probablemente no exista. Y si existe, no tendrá nada que ver a lo que es ahora. Dentro de treinta años podrán escribir( yo no, pues ya estaré criando malvas) a modo de historia de western del oeste, como existió un lugar dorado en el interior y rojo en el norte y el sur. Que institucionalizó la corrupción y bailaba tangos con la inquisición. Una tierra de trigo donde suspiraban todos los mendigos. Pincelada por sierras y playas por las que a mas de uno hubiésemos lanzado. Donde se soñaba con molinos y se padecía con políticos. Lleno de gentes con ganas de navegar, y forzados a escapar. Un país que con lagrimas de euro aprendió a llorar. Yo recorro toda tu historia de mujer, en un solo suspiro, y descubro que solo cometiste un error: no reconocerte diferente, plural, democrática y venderte al maniqueismo castellano, al caciquismo de la Iglesia putativa; en definitiva, tu pecado original fue construirte mirando hacia dentro y no hacia fuera. ¡Adiós España, ni grande ni libre, pequeña y esclava! |