Riego de la Vega - Leon

¿A quién pretenden engañar? Forma parte del ADN de la derecha su no creencia en el bien público porque para ellos no existe (o no debería existir) lo público. La gestión que la derecha hace de la cosa pública está encaminada reducirlo a su mínima expresión y a garantizar las condiciones para que la riqueza y el poder no cambien de manos, a dificultar en lo posible siquiera una cierta redistribución de la riqueza. En el mejor de los casos, su gestión se limita a garantizar la paz social, los servicios imprescindibles y a tratar de que el capital encuentre las menos trabas posibles en su funcionamiento. Para eso está la derecha, esa es la razón de su existencia. En este tiempo, además, para eso está también la socialdemocracia, pero esa es otra cuestión.

En todo caso, los encargados de garantizar que los ricos lo sean lo más posible no van a renunciar a forrarse ellos mismos. Y menos ahora, cuando tenemos fundadas sospechas de que la política se ha convertido –de maneras legales e ilegales- en una de las pocas profesiones que permite a gente de clase media, sin fortuna familiar, sin grandes capacidades intelectuales ni especial mérito, entrar en la élite del dinero. Es decir, que los del PP, los del PP sobre todos, no iban a renunciar a nada por estar en política, como dijo Rajoy. Muchos han aprovechado la política para meterse en chanchullos ilegales; otros muchos han aprovechado su paso por la política para acabar en consejos de administración de grandes empresas o financieras y han hecho maniobras legales, pero inmorales, para enriquecerse. En fin, lo que no se cree absolutamente nadie es que exista un solo político del PP que pierda dinero por estar en política, eso sería una contradicción con lo que significa ser de derechas.

Los que sólo creen en el individuo y no en la sociedad, no van a sacrificarse ellos mismos. Para la derecha no hay más bien a proteger que el de su clase y el de ellos mismos. No iban a estar ahí por un sueldo normal, sin más, por más que sea un sueldo mucho mayor que el que gana la inmensa mayoría de los ciudadanos y ciudadanas. Ahora sabemos que el PP da a sus principales dirigentes (no sabemos a cuántos) un sobresueldo en concepto de…nada, de dinero sin más. Y no pueden explicarlo porque han mentido y mienten y siguen mintiendo. Se están forrando. Bajan los sueldos de la mayoría de la gante, los ponen al nivel de la subsistencia mientras se suben sus propios sueldos; es la rapiña muy bien organizada. No acabamos de saber de dónde ha salido todo ese dinero. Si es dinero público, malo. ¿Cómo se atreven a cobrar esos sueldos desproporcionados e injustificados los que dicen que se despilfarra dinero público? Y si no es dinero público entonces peor, ¿de dónde sale? ¿Quién paga a los políticos del PP? ¿A cambio de qué exactamente? El antaño honradísimo y austero Rajoy, ese que dijo que al llegar a la política perdía dinero, ha recibido en los últimos años más de un millón de euros en sobresueldos variados. La lista de los sobresueldados es grande y los conceptos variados. Malo es saberlo, malo es saber que se forran, pero peor es darse cuenta de que no pasa nada, que no se les cae la cara de vergüenza y que ni siquiera consideran necesario dar una explicación mínimamente creíble o siquiera coherente.

Así, del partido que inventó la “indemnización en diferido”, ahora tenemos la “indemnización por trabajar”. Al parecer, el PP paga a sus altos cargos un sueldo por trabajar, sueldo alto como corresponde, otro sueldo por los gastos que origina trabajar, lo que González Pons ha llamado “Indemnización”, y otro sueldo por la vivienda; eso cuando no les proporciona, además, una vivienda, caso del presidente, de González Pons y suponemos que de otros muchos. Ellos sí que no tienen problema con la vivienda, como los nazis de la PAH que se atreven a querer ¡qué barbaridad! una vivienda. A nosotros sí que deberían indemnizarnos por tener estos políticos, estos banqueros, estos grandes empresarios. Pero no hay dinero para nosotros, se lo han quedado todo