Puente Castro - Leon

Eso es. Ni más ni menos. Todos nosotros somos este barrio, con todo lo que eso conlleva. Todo este alboroto es como una nube de humo que solo deja cabida a las discrepancias y al odio. Pero hay algo más allá de todo eso. Al final de este conflicto, si es que perdemos, ya no nos valdrá acordarnos de los políticos, ni de los traidores, ni de sus malas madres. Tendremos delante el fin de nuestra identidad. No es justicia que un barrio que tanto ha prosperado y evolucionado, llevando durante décadas la lacra de su fama mal ganada, condenado a la condición de pueblucho por muchos de nuestros conciudadanos (pues que no se olvide nadie que somos león), ahora vea todos sus esfuerzos reducidos a ceniza. Simplemente no nos quedará nada. Y es que ciento ochenta y cuatro viviendas tienen la cierta capacidad de llenar nuestro humilde barrio de la peor calaña que exista. No nos engañemos: no cabe la posibilidad de que estas viviendas sean buenas para el barrio; y es que, que lo piense Paco, todavía; pero que personas de nuestra misma condición y que por supuesto sufrirán las mismas consecuencias que todos los que estamos en contra se quieran hacer creer que este acontecimiento no es malo… Eso no tiene razón de ser. Que se enteren todos, y lo diré bien claro: Asaltarán negocios, traficarán con todo tipo de drogas a sus anchas y delante de nuestros pequeños, extorsionarán a todo el que se cruce en su camino, pegarán, increparán y abusarán de los jóvenes y ancianos, violarán a nuestras hijas… ¿Qué más se puede pedir? ¿Es que acaso hay algún padre, madre, hermano o amigo que no diera la piel por evitar que algo así pasara? Yo tengo claro que así lo haría. Necesitamos la fuerza de todos a los que les sea posible apoyarnos en un momento tan duro.
El que se haya vendido y no tenga remisión, que se dedique a rezar, porque no es posible que ni esos miserables que ofrecen sus nalgas al servicio del excelentísimo quieran cosa así para el barrio. Pero el que aun no se haya convencido de que no hay fines políticos y de que solo se lucha por el interés del barrio, que lo haga, aun hay tiempo. La unión hace la fuerza, puentecastrenses, y es ahora cuando más fuertes debemos ser. ¡Que no nos quiten lo que es nuestro! Y ya no hablamos de una simple parcela: son nuestras vidas las que nos están robando.
¡ARRIBA PUENTE CASTRO!