Puente Castro - Leon

A través del vidrio que levantaba acompañado, crecía la ignorancia de quienes presumían de compartir tal momento. Cual disco rayado repetía incesantemente sus proezas cuasi palaciegas. Intrigas y admiraciones despertadas en su derredor aumentaban al amparo de las falacias en aquel bar del barrio.

Era quien era – un Concejal- y como tal todos tenían que ver al gran Sr. de otros tiempos, aunque perteneciese a los actuales.


Talante… del buen talante y del dialogo su discurso se llenaba, cual boca embebida en un lametazo de limón...quería trasmitir algo que realmente no conseguía. ¡No creía en ello!.


Sabor, lo que se dice sabor… tampoco tenía su discurso, ni en el sentido más peyorativo de la palabra, y por supuesto sustancia aun menos.


Un repiqueteo incesante de palabras que le sonaban, y que tenía a bien repetir, tañían en aquella “taberna” a modo de campanario sin saber exactamente que anuncio o embrollo mañanero confundiría a aquellos que ,sin pensar, tomaban sus palabras al estilo de un dogma de fe. Y su repique, cual anuncio de celebración, sonaba festivo ante la mirada expectante de aquellos bebedores de barrio que se decían a sí mismos: es un “rosaenpuño”, uno de los nuestros…


¡ignorantes! Que tendrán que ver vuestras ideas e ideales con sus pretensiones, qué su sueldo con vuestro sudor para llevar algo a vuestras casas, pero…


Lo peor de lo peor es sentir que alguien te sigue el juego aunque tu mismo sepas que no sabes jugar; de esta forma se engrandecía su triste y propia imagen fantasmagórica, creyéndose el mejor.


¡Ignorantes! Un “rosaenpuño” era tu abuelo, mi abuelo, a quien sus ideas costaron tan caras. Tu familia o mi familia a quien perseguía y persigue de alguna manera la sombra de aquellas ideas… más bien ideales.


Para no engañarnos hace falta que miremos a los fantasmas a los ojos y no a través del vidrio en la barra de los bares, y retroceder, y buscar en las propias raíces


Para así, de esta forma, poder diferenciar lo volátil de la palabra que empobrece al máximo la expresión de la lucha de un pueblo por sus libertades.


Sólo enreda la madeja que tejerá nuestra propia camisa de fuerza, la que impedirá cualquier movimiento a nuestro favor.


Sus intenciones nada tienen que ver con luchas por los derechos y la igualdad que fue el sacrificio casi insensato de nuestros antepasados.


Mírale a los ojos y no a través del vaso que dice que contigo comparte, no es como tu, ni como yo, no cree en lo que dice, no sabe lo que dice, y si lo sabe no lucha por lo que tu crees…


Te cuento… los dogmas de fe son pretextos para poder realizar “grandes obras” sin que te plantees ni tan siquiera pensar por ti mismo y preguntarte ¿cómo? ¿Por qué? O bien: ¿realmente compartimos algo?

TE CUENTO
(LEON 7 DIAS DIGITAL)