Morgovejo - Leon

Inundados por el sonido de las bubucelas, la euforia del triunfo que unos guajes y chavales jugando al futbol como nadie, o al tenis, o corriendo en bicicleta, o con coches y motos y en muchos otros deportes han conseguido, nos invade el júbilo, la emoción y nos quedamos sin voz de tanto gritar “Soy Español… Español… Español” vitoreando a los triunfadores con las calles llenas de banderas.

En estas lides hemos pasado los últimos tiempos, dejando un poco de lado la pesada realidad que nos pide seguir achicando agua y taponar los agujeros que van saliendo, y mientras tanto, la nave que es Esta España mía… esta España nuestra… dirigida por timoneles que nosotros mismos elegimos para llevarla por los caminos del mundo con las velas henchidas de orgullo más bien se parece a una patera y no una gran nave como siempre nos ha gustado creer.

Timoneles, que diciendo trabajar para el bien de todos y de Esta España mía… esta España nuestra… o sea, cobrando un buen salario y que con su hacer errático, tanto van como vienen o dan vueltas, según el viento que sopla en cada momento y en tanto a los remeros se les pide más y más esfuerzos y cuando uno se agota, al agua “paro”.

Esta débil y vetusta nave, que nos hicieron creer, que era grande y fuerte la cargamos con demasiadas hipotecas de 40 años, de baratos créditos bancarios y de fácil y bien pagado trabajo, pero he aquí, que la mar empezó a ponerse brava y los timoneles que elegimos (creyendo que sabían dirigir un barco) se nos muestran inexpertos para navegar por aguas turbulentas y en vez de hacer caso a marinos expertos con los que nos cruzamos, solo escuchan a los lenguaraces y necios bien hablados que pululan a su alrededor.

Pero para qué vamos a quejarnos, lo estamos viendo estos días, perdemos la voz gritando, Soy Español… Español… Español… y pasamos horas y días en las calles para vitorear a nuestros deportistas (que se lo merecen por ser los únicos que dan alegrías) pero en contra somos incapaces, en cuestiones que nos va la vida, de poner pie en pared y plantado cara decir con la fuerza del Soy Español… un ¡¡ Baaasssta !! Que retumbe en Esta España mía… esta España nuestra...

Al menos un respiro como este, nos permite tomar aire para seguir empujando la patera cargada de gobernantes, asesores, diputados, alcaldes, concejales, consejeros, sindicalistas, directores generales, secretarios y una pléyade de incompetentes y protegidos y que pasado el verano y para ayudarnos, los sindicatos justificando su existencia, nos montan una fiesta a escote (huelga general) para ayudarnos a pagar los gastos del curso que empieza y otros...

Lo que no comprendo, es que esa bravura que muestra, Esta España mía… esta España nuestra… en apoyo de los eventos deportivos y humanitarios, no sea posible verlo en la defensa o protesta, de retos importantes que la vida nos pone delante ¡¡ay de Esta España mía… esta España nuestra!! Que tan pronto idolatra como lapida sin piedad.


Mi querida España
Esta España mía, esta España nuestra.
De tu santa siesta, hora que despierta versos de poeta.
¿Dónde están tus ojos? ¿Dónde están tus manos? ¿Dónde tu cabeza?
De las alas quietas, de las vendas negras sobre carne abierta.
¿Quién pasó tu hambre? ¿Quién bebió tu sangre cuando estaba seca?
Pueblo de palabra y de piel amarga, dulce tu promesa.
Quiero ser tu tierra, quiero ser tu hierba, cuando yo me muera.

De la canción de Cecilia