Lucillo - Leon

Luis Antonio Alonso, pintor de Lucillo, premio “Turner” 2012 en Florencia.

A sus 56 años, el lucillense Luis Antonio Alonso ha llegado al cénit de la pintura, haciendo lo que él siempre ha querido hacer, sin más dictado que el color, un lienzo y sus pinceles de pelo de buey, porque la honestidad también se pinta...

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Blog del tamboritero maragato
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Me alegro por Luis, se lo merece, su dedicación personal, su buen hacer, su larga trayectoria lo avalan. Un incomprendido y hasta criticado en su pueblo por no ir por los caminos trillados de la masa borreguil y amorfa, (lease del tasco a casa y de la casa al tasco).


Su pueblo, este pueblo, mi pueblo, no solo lo a ignorado si no que muchas veces criticado. No se merece Lucillo este artista, ni tampoco el arte de su hermana que aunque menos conocida sigue la senda de los genes. A pesar de esto Luis SIEMPRE A LLEVADO SU PUEBLO POR BANDERA, siempre se refugia en el pueblo en su tranquilidad pudiendo haberse movido para otros lugares donde el arte fuese mas apreciado y comercializado, se quedo aquí.

No Lucillo nunca lo a sabido apreciar y hasta veces se suele escuchar "ese pintamonas", el hace oídos sordos y sigue con lo que le gusta; es una de las pocas personas en el pueblo con la que se puede hablar, hablar y dialogar y no solo de arte.


Como suele ocurrir no se es profeta en su tierra, a pesar de sus muchas exposiciones. Su pueblo nunca se lo a reconocido, no nunca, a pesar de que gracias a el conozca un poco su nombre: Si ojala hubiese mas como el en este pueblo, otro gallo nos hubiese cantado.









ENHORABUENA LUIS

La luz es la forma en un cuadro, arañada de las mismas entrañas del paisaje, la figura humana o los objetos. La luz se pinta, se toca, se ve y se siente pero, sobretodo, se hace materia de la mano del artista.

A sus 56 años, el lucillense Luis Antonio Alonso ha llegado al cénit de la pintura, haciendo lo que él siempre ha querido hacer, sin más dictado que el color, un lienzo y sus pinceles de pelo de buey, porque la honestidad también se pinta.

El reconocimiento a su trabajo le llega en esta ocasión de la mano de la prestigiosa “Academia de Bellas Artes, Letras y ciencias” de Florencia, otorgándole el Premio Internacional “Turner 2012″ por “la otra mirada”, una figura femenina de espaldas al mundo que el pintor mira con anhelo y en la que pone la composición del cuadro al servicio de la luz, ¿qué importa lo que pintas, si tiene luz? Es como si ella por si sola le otorgase alma a los objetos. Algo de eso habrá visto el jurado italiano para concederle tan importante premio a Luis Antonio, otro más en su larga lista que el guarda con meticulosidad pero sin grandes aspavientos, de hecho, no tiene vitrina para enmarcarlos.

Es que, la vanidad no es su escuela, pero desempolvando sus pergaminos, aparecen títulos de Abanderado dela Cultura, Académico de Honor, Caballero dela Bellas Artes, Maestro dela Luzy un sinfín de apelativos que elevan el quehacer del maragato a categoría universal, como los grandes artistas que, desde la sencillez y el trabajo cotidiano, engrandecen la condición humana.

Para los profanos, el premio “Turner” no es cualquier cosa. Este pintor británico a caballo de los siglos XVIII y XIX, que da nombre al galardón, es considerado el pintor de la luz por excelencia, de ahí el mérito de nuestro artista al haber valorado el jurado su obra como un fiel reflejo de lo que buscan a la hora de otorgar este premio.

Pero Luis Antonio no es sólo pintor de luz, porque explora todos los ámbitos pictóricos utilizando cualquier técnica que el considere interesante y un aprendizaje para su espíritu renacentista por los cuatro costados, indagando en su historial profesional y personal, se asoma el artista curioso e inquieto que le lleva a avistar pájaros parala Sociedad Españolade Ornitología o que le funde con su raíz celta, siendo en estos momentos uno de los mejores conocedores del legado cultural y arqueológico de aquel ancestral pueblo en la zona del Teleno, montaña que conoce y quiere como una obra más en su mochila, cargada siempre con brújula, termómetro, cantimplora, cuerda, linterna, arneses, cuaderno, lápiz, manta térmica y unos calcetines de repuesto. También practica la radiestesia, para saber en que lugar asentarse con su alma aventurera sin miedo a radiaciones y para saber por qué enferma la naturaleza o zahorí, la fiebre del agua que tanto se necesita, o fotógrafo, captando el vuelo de los herrerillos que anuncian nieve, los grajos que protestan por el frío o las golondrinas que nos indican el camino a seguir y recogiendo por ello sus frutos en premios, también pendientes de desempolvar.

Es conocedor y amante de lo que nos rodea, sabe dónde pisa y por eso le resulta fácil elevarse con sus pinceles a lo sublime. Siempre quiso ser pintor, pero su sensibilidad curiosa le obliga a merodear por todo aquello que se le pone por delante, en una inquietud permanente, como permanente es su exposición en la acedemia francesa de las Bellas Artes, donde la gente puede contemplar la luz de la nieve de los paisajes leoneses, sin más pretensiones por parte del artista.

Mª Ángeles Hervás.