Curillas - Leon

La semana antes de la Fiesta de la Ascensión había que hacer (y se hacian) los preparativos del acontecimiento. En cada casa había un horno y durante estos días se encendía con “jaras” y “urces” para hacer hogazas de pan, tortas de chorizo y de tocino y una “galleta” con azúcar. Digo que durante estos días se encendía y es cierto, pero también hay que decir que, normalmente, se encendía cada diez o quince días que era lo que duraba, mas o menos, la hornada de pan que se hacia. En esto de hacer el pan, todas las mujeres del pueblo eran unas autenticas especialistas al igual que en otras muchas cosas. El hecho de que en cada casa existiera un horno, explica el por que los vecinos de Curillas durante toda la pos-guerra, al menos, tenían pan que ellos mismos amasaban en casa. Unos con harina de de trigo y otros hacían el pan negro con harina de centeno. Muy pocos fueron los vecinos que pasaron algo de hambre en Curillas aunque si hubo alguno que la paso.
En este año que estoy recordando ya los racionamientos habían pasado a la historia. Valentín “el Escarapela” (hay que decir que Valentin “el escarapela” era “tuerto”, solo veía por un ojo) había venido y había vendido a todos los del pueblo vino, aguardiente, coñac, anís, vainillas y dulces para el día de la fiesta.
Casi todos los hombres, durante la semana anterior a la fiesta, iban a cortarse el pelo a casa del Ti Dionisio donde su hijo, Alfredo, hacia de peluquero. Unos iban el mismo día de la fiesta, algunos, hasta iban hacerse un afeitado con la navaja. Otros, lo menos, habían ido el martes a Astorga y allí se habían adecentado y habían hecho las especiales compras de la Ascensión.
El día anterior a la fiesta se mataba un cordero y se colgaba en el portal a la serena para que se refrescara y poder cocinarlo el mismo día de la fiesta antes de ir a misa.
El mismo día de la fiesta era un día muy ajetreado y bahía que levantarse temprano para hacer un montón de cosas antes de ir a misa. Unos cuantos hombres, antes de que saliera el sol, ya estaban en el “resol” con el pico y con la pala arreglando el camino por donde iban a venir Don José , el mayordomo, los curas de Astorga y el vehículo que traería el órgano para cantar la misa. No hay que olvidar que Curillas estaba totalmente aislada y no tenia carretera que llegara hasta allí. Por eso, el mejor camino que había, era el que se cogía en “la Chana” y bajaba por el “resol” y por el “penedillo” hasta llegar a Curillas. Decir en este punto que la carretera que va desde Santiagomillas (barrio de abajo) a Curillas fue construida, por lo vecinos de Curillas, en el año 1964 y que hasta entonces este pueblo estaba totalmente aislado y los pocos vehículos que allí bajaban lo hacían por el camino del “resol”.
Mientras los hombres arreglaban el camino, deteriorado por las lluvias de la tormenta y por las torrenteras que se formaban, las mujeres y los niños, barríamos bien todas las calles por las que iba a pasar la procesión. Las calles, llenas de polvo, también estaban llenas de “cagallas” de las ovejas y boñigas de las vacas, amen de cagajones de los muchos burros y caballos que había entonces en el pueblo. Después de barrerlas bien barridas, íbamos a las huertas del “pradico” a cortar ramas de los “negrillos”, para adornar la calle. Las ramas se apoyaban sobre la pared de la fachada de la calle y por la calle, después de limpiarla, se echaban kilos y kilos de Hojas de “negrillos” o de flores silvestres que había por el campo con el fin de simular la sensación de pisar sobre un valle verde como el mejor verde del Paraíso. Cada vecino tenía que limpiar y adornar el trozo de calle que correspondía a la fachada de su casa. Todo ello, lógicamente, se realizaba a primerísima hora de la mañana.
El día de la fiesta, los pastores y pastorcillos, también madrugaban para llenarle la “indolga” (barriga) a los corderos y a las ovejas. Este día los ganados también estaban de fiesta y para ellos se habrían los “Adiles” y los “Tesos” que había “entre los panes” (entre los sembrados) de la hoja del pueblo que estaba sembrada. De modo que, si bien el resto de campo estaba sin una hierva que llevarse a la boca, este día los animales comían más en dos horas que el resto de los días del año en doce. Por eso se salía muy temprano con las ovejas para que a la hora de la misa todos los pastores y pastorcillos pudiéramos ir a la Santa Misa
A primera hora de la mañana todos los mozos del pueblo, que iba tirando cohetes y bombas, daban la vuelta a todo el pueblo. Acompañados por el Ti Paulino (el de Victorina) que iba tocando el tambor y la flauta despertando a todo el pueblo que aún estuviera dormido. A esto se le llamaba “la alborada”.