Ciñera - Leon

Hay otra memoria aún, cuando el pueblo era tan pequeño que todo él cabía en una calle. Entonces los juegos se hacían alrededor de la iglesia vieja. Después se derribó y se agrandó la plaza. También había un pueblo -no recuerdo el nombre- cerca de la mina, pero un domingo se incendió y sólo quedó la casa de la Cariñosa. El Otero aún estaba virgen y la hoguera de San Juan se hacía en la cima. Abajo, desde la casa que había sido cuartel, Casquete vigilaba con su escopeta. A pesar de todo, cada año los lobos le comían los perros. Después llegaron las casas y la casona y más casonas, y la Hornaguera y el cine nuevo. Desde la memoria abrazada al olvido aún quedan en el recuerdo retazos de aquellos años.

Recuerdo la casa quemada cerca de la mina donde un día no volví a ir para buscar leche, pero nunca supe porqué.
Recuerdo las hogueras de San Juan en el "Lutero" y esa especial sensación de tirarme rodando mi cuerpo desde la cima hasta la falda. a menudo tengo recuerdos lejanos de otro lugar que debió ser significativo,LA CAMPA.
¿Quién era la cariñosa?.
Yo recuerdo cómo se oía en el valle el aullido de los lobos en las noches de ventisca y mi madre me decía que sólo eran perros; pero ella inspeccionaba bién los alrededores antes de dejarnosno salir a la calle.Alguna vez se veian pisadas que los mayores miraban con interes. Se decía que los lobos se comían los corderos de los chabolos. Mi padre, minero y gran ecologista,me hablaba de sus experiencias con el lobo cuando tenía que andar por la montaña desde la mina a la casa;a cualquier hora y en cualquier día del año.
Hasta ahora pensaba que mi añoranza por mi pueblo y mis raices era exclusivo.QUEDA MUCHO POR DECIR,ESCRIBAMOS NUESTRA HISTORIA PARA CONOCERLA NOSOTROS MISMOS.

La Cariñosa, junto con su hermano cuyo nombre no recuerdo, fueron los únicos que se quedaron a vivir en el pueblo que se quemó, al lado de la mina. No sé de dónde le venía el nombre. Deduzco, es una apreciación mía, que en aquel pueblo debía haber una cantina y, tal vez, La Cariñosa era la cantinera, pero sólo son deducciones.

En aquellos años estaba el bar de Miguelón con su olor a pulpo gallego, del de Delfina, el de Luis, el de Gonzalo -no recuerdo todos los nombres pero eran 11 contando la Hornaguera- y un jugador muy famoso. Un tal Uría que tuvo algunos problemillas.

También, en las escuelas viejas, Don Luis montó una emisora y se recogía la señal perfectamente en las radios del pueblo.

Don Vitorino era el párroco. Llegó al pueblo en los 60, cuando todavía se repartía el queso y la leche en polvo de los americanos.

Y el bar de Fidel que también vendía madreñas y otras cosas.Delfina vendía en el bar unas aceitunas picantes buenísimas y muy gordas.
Recuerdo la emisora, pero la relacioné siempre con Don Vitorino porque a veces él nos llevaba a los guajes de la escuela para que leyéramos algo por la radio. Muchos echaron de menos a ese cura cuando se marchó.
Mis recuerdos más antíguos llegan a la época en que se construyeron los bloques de casas que hay entre las dos casonas, alrededor del parque. Les llamábamos "las obras".También se empezaron a poner alambradas para cerrar huertos en las casas bajas. Había unas vias de tren que pasaban por encima del rio desde las antíguas escuelas al campo de fútbol.
Y me tocó probar la leche del reparto. Nos la daban en la escuela y cuanto más colacao le ponías peor sabía. Muchos aprendimos a hacer nuestra primera trampa por culpa de esa leche; y no era fácil tirarla al suelo del patio sin que los maestros nos pillaran.