En la casa que queda a la derecha vivió mi amiga de la infancia Mili- Emilia Castro; la primera persona por la que sentí la pena de la emigración y separarme de mis momentos. Me gustaba su casa; no tenía el suelo enlosado y eso me parecía una suerte que libraba de fregar las baldosas corroídas y negras de ceniza. Me gustaba porque era diferente a las Casas Bajas; rompía un poco la monotonía.
Este corral requiere un poquín de atención para recuperarlo como lugar de interés de la historia de Ciñera.
Gracias por tu colaboración en este foro, Arsenio. Saludos para todas las personas que pasais por aquí.