Al verla me ha confundido
pero no se me despinta
es la alambique de Vega
para mi del tío Florencio
y de la señora Berecunda.
Cuantas veces, muchos ratos
vividos al calorcillo
y de ese olor inconfundible
que rezuma el orujillo.
Se hacía de los respojos
que quedaban de la uva
sacados de los lagares
transportados en su carro
de muy distintos lugares.
Antelmo, mi gran amigo
al que siempre acompañaba
a la salida de la escuela
la comida le bajaba.
Ahora ya no hay alambique
reformada es una nave
ya se ha perdido, aquel líquido
que subía a la alquitara,
y aguardiente se llamaba.