Campo del Agua - Leon

El recuerdo de tu risa frágil
Rompía en mil pedazos
el sólido muro de mi soledad.
Recorrí nuestra calle,
Infinidad de veces
Buscando el calor de tus manos
No hallando más que tu recuerdo…
El canto de los pájaros,
en sus nidos bajo tejas,
llenó de armonía mis silencios,
trayendo el eco de tus palabras.
Una sola palabra tuya,
alimento de mi fuego,
quebraba mis ciegos silencios,
y ahuyentaba la brisa helada de mi casa;
mis ateridas manos, siempre buscando las tuyas,
no hallaron más que el carámbano de los caminos.

Leñeros 35, mayo 1983