Victoria pirrica. En los últimos días habréis oído varias veces esta expresión: ”victoria pírrica”. Su origen es muy lejano y aquí tenéis la explicación. Pirro, Rey de Epiro, nació el año 319 a.J.C. y murió el año 273. Fue un gran enemigo de Roma, contra la que luchó continuamente. Su vida es muy novelesca, pues fue rey después de haber asesinado a su rival, Neoptolomeo, que le había usurpado el trono que le correspondía por herencia. Su vida es una sucesión continua de luchas, guerras y batallas en las que derrotó varias veces a los romanos. Una de ellas fue la que enfrentó a Pirro con el cónsul Valerio Revinó en Siria. Como dice un autor: los elefantes, que los romanos aún no conocían, hicieron maravillas; la caballería romana, encargada de cubrir el paso, se dispersó delante de ellos y las legiones no se mantuvieron mucho mejor. La derrota fue seria, puesto que los romanos perdieron 7.000 hombres, un cuarto al menos de su efectivo. Pero la resistencia había sido suficiente para inspirar al rey respeto ante las cualidades militares de los vencidos: había perdido cerca de 4.000 hombres y entre ellos alguno de sus mejores oficiales. Esto dio lugar a que Pirro, cuando sus generales le felicitaron por el triunfo, respondiese: Otra victoria como esta y estoy perdido. Desde entonces se ha llamado” victoria pírrica” aquella que aún siendo un triunfo debilita de tal forma al vencedor que le incapacita para otras lides. En un banquete algunos jóvenes hablaron mal del rey y Pirro los hizo detener y mandó que los llevasen ante él para condenarlos y les preguntó: ¿Es verdad que habéis hablado mal de mí? A lo que uno de ellos respondió: Claro, y te habríamos asesinado si no fuese que nos faltó el vino. El rey, comprendiendo que el vino hacia decir muchas tonterías, rio ante la respuesta y les dio la libertad. Una anécdota de Plutarco explica a Pirro y que se ha atribuido a otros protagonistas como Alejandro Magno, por ejemplo, es la siguiente: Pirro preparaba la guerra contra los romanos y su amigo y consejero Cinea le preguntó qué ventaja podía esperar de aquella guerra. - Espero conquistar toda Italia. ¿Y una vez conquistada Italia qué haremos? -Conquistaremos Cartago y toda África. ¿Y cuando la hayamos conquistado qué pasará? -Conquistaremos Grecia, Macedonia y todos los países del mundo? -¿Y cuando hayamos conquistado todo el mundo qué haremos? -Entonces viviremos en continua paz, felices, conversando agradablemente con los amigos. -Bien (concluyó Cinea). ¿Y no podríamos empezar por esto que tú reservas para lo último? Este Cinea fue mandado por Pirro a Roma para tratar la paz. Fue admitido a una sesión del Senado romano, ante el que expuso elocuentemente sus propuestas. Cuando volvió Pirro le preguntó qué le había parecido el Senado romano. -Me pareció una asamblea de reyes. Tal era la prestancia del Senado romano que tan bajo había de caer en tiempo de los emperadores. Recordar que Calígula nombró cónsul a su caballo Incitato. Pirro conquistó el Peloponeso y quería anexionarse Esparta, pero los espartanos le enviaron unos embajadores que fueron acogidos por el rey con fuertes amenazas. El jefe de los espartanos le respondió: -Una de dos: o tú eres un dios y entonces no te tememos porque sabemos que no te hemos ofendido en nada y un dios es justo, o tú eres un hombre y entonces eres de nuestro igual y no te tememos tampoco porque ciertamente no eres más fuerte que nosotros. Y Pirro no conquistó Esparta. Saludos. |