Calzadilla de Los Hermanillos - León

LA SIEMPREVIVA

El nombre le viene de que parece siempre viva y es capaz de sobrevivir en todas las circunstancias, aun en condiciones extremas por muy difíciles que sean. Se cría bien entre los escombros y en las rocas que hayan sufrido los efectos de la corrosión, y por supuesto en las macetas.

Antiguamente se cultivaba sobre las paredes y los tejados, porque se creía que tenía el poder de alejar los rayos, así que Carlomagno en el siglo IX ordenó que se plantara en todas las techumbres de las casas imperiales.

La siempreviva, es planta perenne y se conserva verde siempre, a pesar del hielo y del más fuerte calor. Florece de la primavera al verano. Antiguamente se denominaba barba de Júpiter, porque se creía que provenía de los rayos, y también hierba del temblor, probablemente por haberse usado contra el baile de San Vito.

Se le ha atribuido todas las virtudes, pero las más normales son refrescantes y vulnerarias. Se fabrica un ungüento a base de siempreviva y otra planta llamada ombligo de Venus, que sirve para curar cortes, sabañones, picaduras de insectos, callos ulceras.

Por su parte Dioscórides la asigno las siguientes propiedades sus hojas, aplicadas al emplasto, curan el fuego de San Antón, las llagas, inflamaciones de los ojos, quemaduras, picaduras de avispas y el dolor de gota. El zumo mezclado con polenta y aceite rosado cura el dolor de cabeza, flujos de vientre y disentería. También mezclado su jugo con alcohol se quitan las manchas y pecas de la cara lavándosela con dicha mezcla.

La siempreviva, sin lastimarla o ahogarla por continua sumersión, es muy difícil matarla.

Font Quer la describe así: abandonada en cualquier rincón de la casa, o incluso en la fatriguera, una de sus piñas o alcachofitas, o sea el cogollito central, goza del privilegio de irse comiendo paulatinamente las hojas periféricas que van cediéndole los jugos. Luego, si al dar con ella, os compadecéis de la pobre planta, solo os pide que la llevéis al aire libre, dondequiera que haya un poquito de tierra, aunque sea un tejado o en lo alto de una tapia. No pretendáis introducirla en el suelo, mas dejadla simplemente encima de él. La siempreviva se habrá salvado, echara raíces, arraigara donde sea, formara hojas nuevas, irá engordando poquito a poco, y después, veréis con que libertad irá tomando cogollitos nuevos en su entorno hasta cubrir todo un rincón o desbordar toda una maceta.

Saludos.