Calzadilla de Los Hermanillos - León

Y sólo veo tu sombra

La ausencia no tiene olor,
la ausencia va llegando
con su terrible sequedad,
la ausencia nos saca de la vida
dejando un esqueleto
vagando por la casa,
sin músculo ni sangre,
sin tendones ni piel
que sostengan este hilo de vida.

Vuelvo a mirar la silla vacía
que hasta hace un momento
llenabas con tu calor,
y sólo veo tu sombra,
y sólo veo tu sombra,
y sólo veo tu sombra…

Mi memoria es más sincera
cuando ya no estás,
mi memoria es sólo tierra,
la misma tierra que levanta mi casa.
¿A dónde irán las palabras,
a dónde irán los besos,
a dónde irán nuestros cuerpos
cuando no quede nadie
que nos recuerde?

Y aunque me duele
vuelvo a mirar la silla vacía
que hasta hace un momento
llenabas con tu voz,
y sólo veo tu sombra,
y sólo veo tu sombra,
y sólo veo tu sombra…

Te fuiste andando poco a poco,
sin decirnos tu horizonte,
en un adiós sin despedida,
para esperarnos en el valle del silencio.
Miro la silla vacía
y sólo veo tu sombra.

Quirino Vallejo ( 3 de Agosto de 2015)

Como otros, yo también me despido de ti Miguel Ángel.

Este poema, o canción, o ambas cosas, es realmente precioso, pero demasiado triste para despedir a alguien que nunca volverá o para aliviar el dolor de unos familiares y amigos que le apreciaban de verdad.

Para disfrutar al leerlo y releerlo, prefiero asociarlo con algún novio, o pareja, o amante, que un día se fue y no volvió, y que cuando miro su silla vacía pienso "ojalá no vuelva a ver ni tu sombra".

Gracias Quirino por tu sensibilidad compartida.