VAGO Hola a todos (as) Yo soy vago por naturaleza. Soy de lo que se quedan veinte minutos más en la cama cuando se han despertado. Y de los que dicen: -Cinco minutos más. Y se quedan dos horas. Pero si te pones a pensar, no soy tan raro. Cada vez hay más gente vaga. Es más, creo que todos nacemos vagos. Por eso las empresas se ven obligadas a hacer productos para vagos. Por ejemplo, el mando de la puerta de la cochera. ¿Quién tiene ganas de salir del coche, abrir la puerta de la cochera y volver al coche? Nadie. Y cuando estás tumbado en el sofá y quieres cambiar de canal. Da mucha pereza levantarse, ¿no? Entonces coges el mando a distancia: un gran invento. Si el mando a distancia no existiera, los vagos nos habríamos visto en la necesidad de inventar la escoba a distancia. Sí, sí. Todo el mundo lo hemos hecho alguna vez: Coges la escoba, y con mucho cuidado cambias de canal dándole a los botoncitos que tiene la tele. Pero, claro, estás viendo la tele y te das cuenta de que te falta algo: la cerveza y las patatillas fritas. Para que eso no pase, yo lo que hago es montarme un campamento en el sofá del salón. Me llevo la cerveza, las patatillas, la escoba, y un bote. Sí, han oído bien: un bote. Para no tener que levantarme cuando me estoy meando. Eso sí, si estoy viendo otro canal que no sea TVE, porque con lo de quitar la publicidad me han jo...dí..o' la meada que echaba yo en cada intermedio. Y ahora se preguntaran: ¿Y qué haces cuando tienes hambre? Muy sencillo, amigos: utilizo otro invento para vagos: la TermoMix. Ese aparatito que metes todos los ingredientes y a la hora te saca hecho un buen potaje. Que pensandolo bien, la TermoMix es como nuestro cuerpo a la hora de las comidas: Tu te metes al cuerpo todos los alimentos separados y salen juntos, en forma de mierda. Otro síntoma de vaguería viene a la hora de vestirse y desvestirse. Los vagos nos quitamos los zapatos sin desabrochar, e intentamos ponernos los pantalones con zapatillas, que cuesta el doble de tiempo, pero es más cómodo. Un día estaba tumbado en el sofá y de repente llamaron al teléfono. -¡Mierda, el teléfono!-pensé. Tenía que levantarme, pero no quería. Espere diez segunditos, porque si no era nada importante colgaría. Pero no, el teléfono seguía sonando a los diez, y a los veinte, y a los treinta... -Tío, tienes que levantarte-me dije. Y me levanté. Si, si, me levante. -¿Diga? -Buenas tardes, soy Marisa, le llamo de Telefónica. ¿Se encuentra en casa el señor Sergio? -No, me encuentro cansao', no te jode. Y colgué. Eso sí, me llevé el teléfono a mi campamento en el sofá. Y de repete suena una alarmita: Pin, pin, pin... Es la TermoMix. Te levantas a trompicones con un dolor de espalda que no puedes con él y vas a la cocina. Piensas en comerte el potaje en la TermoMix. Te la intentas llevar al salón, pero pesa mucho, a si que no te queda más remedio que echarlo en un plato y llevartelo al salón. "Din-Don" -¡Mierda, la puerta! ¡Pues que le den por saco, yo no le abro que el telefonillo no me lo puedo traer al sofá! Escrito por monologosgraciosos |