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Toponimia. Margen izquierda del río Cea

Poblacion:
España > Leon > Calzadilla de Los Hermanillos (El Burgo Ranero)
Toponimia. Margen izquierda del río Cea
La vertiente izquierda del río Cea, entre las villas de Almanza y Sahagún, está configurada como un trapecio, cuyas bases serían dos líneas paralelas, perpendiculares a la corriente y trazadas por cada una de las dos poblaciones citadas (Almanza y Sahagún); uno de los lados no paralelos del trapecio estaría formado por el escarpe del río, y el cuarto lado lo demarcaría la cadena continuada de lomas que separan la cuenca del río Cea de la del Valderaduey.

El espacio así delimitado se va estrechando de Norte a Sur hasta alcanzar el mínimo cuando el río pasa en frente de Sahagún; los puntos geodésicos que marcan las alturas de esa vertiente van descendiendo desde los 1.082 m que tiene el pico Ojascal en el Monte de Ríocamba, hasta los 843 m del alto de La Peregrina, en la misma villa de Sahagún.

Los pueblos que hay en este tramo se hallan en la vega del río, o en algún rincón de los valles que por la izquierda del río se dibujan. Los habitantes, cada vez menos numerosos, siguen viviendo de la agricultura y de la ganadería, como ha sido tradición, aunque acomodándose a los progresos de los tiempos.

Almanza

Es el lugar más vital de la zona; sus habitantes viven de la agricultura y de la ganadería fundamentalmente. En este aspecto se ve favorecido por los extensos montes de roble con abundantes pastos que crecen en las últimas estribaciones de la Cordillera. Su ritmo de vida se ve favorecido por hallarse en el cruce de carreteras: una que va de Sahagún a Arriondas y otra de Sahechores a Puente Almuhey, Guardo y Cervera de Pisuerga.

El nombre de Almanza (y sus formas Almança y Almançia), según Asín Palacios y A. Galmés, proviene del árabe al-mansaf ‘la mitad del camino’ o ‘parador’; según Menéndez Pidal, procede de la voz al-manzah ‘mirador’1. Ambas formas y ambos significados le cuadran bien a este poblado, porque pudo ser parador en el Camino Real (ahora carretera) que iba desde la Tierra de Campos hasta Asturias. Y fue igualmente un mirador colocado en la cima de una colina, conocida como El Castillo, en donde ahora se alza la torre del reloj de la villa.

De la importancia que tuvo en la Edad Media nos hablan los restos de la muralla de cal y canto, de gran firmeza y grosor, que la rodeaba, con grandes fosos al Norte y al Sur; también se conservan de entonces dos puertas de piedra, una de arco agudo y otro caído, y una casa antigua que llamaban el Palacio2.

La fecha en la que aparece por primera vez el nombre de este pueblo ofrece algunas dudas. En el año 938 suele fecharse un diploma (probablemente falsificado en el siglo XI), según el cual el rey Alfonso IV, el Monje, dona al monasterio de Santa Eugenia de Calaveras varias sernas (fincas de labor): una en Santa Olaja de Peñacorada, otra en Mássola o Mánsola, y otra más en la misma Santa Eugenia.

La duda está en saber si Mássola o Mánsola son lo mismo que Almanza. Nos inclinamos a tomarlo afirmativamente por dos razones: una, porque los otros lugares que se citan, Santa Eugenia y Santa Olaja, no están muy distantes de Almanza; y otra, porque Al-Mássola, Al-Mánsola y Al-Manza no dejan de tener cierta semejanza de raíz, a la vez que no hay otro topónimo parecido en esa zona que pudiera interpretarse como Al-Mánsola.

Almanza no se encuentra en la margen izquierda del Cea, sino a la derecha; pero la situamos aquí porque está a la vera misma de las aguas, y sus tierras y sus montes se parecen más a los de la ribera izquierda que a los de la derecha.

1. Asín Palacios, M. (1944): Contribución a la toponimia árabe en España (ed. cit.), pág.66.- Galmés de Fuentes, A. (1996): Toponimia: Mito e Historia (ed. cit.), pág. 41. - Menéndez Pidal, R.: Orígenes del Español (ed. cit.), pág. 454.
2. M. GómezMoreno (1925): Catálogo Monumental de España. Provincia de León,Madrid (ed.facs., León,Instituto Leonés de Cultura, 1979, pág. 479).

Almanza y Rio camba. Toponimia

La segunda aparición de Almanza –y esta ya sin dudas– es del año 1044: un diploma por el que Ansur Gómez y su mujer donan al Monasterio de Sahagún la parte que ellos tienen en Villada, en Cisneros y en Almança.

Y unos años más tarde, en 1096, una tal María con sus hijos dona igualmente al abad de Sahagún sus fincas en la villa de Torre de Gonzalvo in pago de Almançia3.

En el siglo XII Fernando II de León fortificó la línea del Cea como frontera de su reino contra el de Castilla, y Almanza adquirió con ello una importancia especial, tanto que su hijo, Alfonso IX, se la entregó en dote a su esposa D.ª Berenguela en 1207, y en 1225 le dio a «Almançie et populatoribus suis» los mejores fueros que se hallaran en su reino4.

Los reyes siguientes mantuvieron a Almanza tan excelentes prerrogativas. A la vez los reyes pusieron en Almanza a sus lugartenientes, como señores de la villa: en tiempos de Alfonso IX, desde 1206 a 1230, tuvieron el señorío Rodrigo Díaz y Ramiro Fróilaz.

En 1282 Sancho IV da de nuevo la villa a Ramiro Fróilaz. En el siglo XIV perteneció a D. Sancho de Tovar y desde 1441 su señor lo fue D. Fadrique Enríquez, Almirante de Castilla; en 1484, Almanza era señorío de D.ª Francisca, mujer del conde de Benavente, y a su muerte pasó a ser de su viudo, D. Pedro Pimentel, con el beneplácito de los Reyes Católicos, dado en 1487.

Aparte de sus cultivos y de las utilidades de sus montes, Almanza tenía la ventaja de que por ella pasaba toda la trajinería camino de Asturias, a pesar de las montañas que tenía que sortear el Camino Real. En el año 1842 se intentó –según Madoz– abrir la carretera hasta Ribadesella, que aunque tardó, al fin se llevó a efecto en la segunda mitad del siglo XIX.

En torno al año 1950 se construyó otra nueva carretera transversal desde Almanza a Sahechores, que ha dado vida a los poblados afectados por ella y les ha abierto un camino cómodo para enlazar con la red general en Mansilla y en León.

El Río Camba: Arroyo y Monte

A la parte sur del término de Almanza los terrenos de la loma del Cea son rañíferos y pobres, con vegetación cada vez más baja, aunque se hace más pujante y compacta en el llamado Monte de Ríocamba, un enclave que pertenece al municipio de Cea desde hace siglos. Atravesando ese monte de Noreste a Suroeste, desde el glacis palentino corre el Río Camba, un arroyo de exiguo caudal que entrega sus aguas al Cea en el pueblo de Villaverde de Arcayos.

El Río Camba (Rivo de Camba, Rivo de Cama o Redicamba) y el citado monte del mismo nombre, tienen poca presencia en los documentos.
En el año 1153 el infante D. Sancho, hijo de Alfonso VII, dio a Diego Sesgúdez la posesión de Rivo de Camba,en recompensa por el buen servicio que le prestaba5. En el año 1181 Alfonso VIII dio a D. Tello Pérez, señor de Cea, a cambio de Malagón (Ciudad Real), la mitad de «Rivo de Cama […] que est in alfoz de Ceia»6.

En el año 1485 era dueño del Monte de Ríocamba D. Diego López de Rojas, que vino a la villa de Cea, y en pago de los servicios que le habían prestado, concedió a sus vecinos y moradores las rentas y frutos de dicho monte con facultad de que sus ganados pastasen allí, y ellos pudiesen cortar leña seca y verde para hacer casas. Los sucesores del conde, D. Bernardo de Rojas (año 1524) y D. Luis de Rojas (año 1537) concedieron a Cea la casi propiedad de dicho monte, a cambio de pagarles un censo anual, o renta, de 10.000 maravedíes.

El terreno, mitad pastizal y mitad labrantío, pertenece ahora por entero a Cea, aunque los términos de ambos lugares están separados por unos 20 km. El nombre de Camba, que llevan el río y el monte, probablemente deriva del celta-latino camba ‘curva’ y se aplica al río por las curvas que ofrece en su recorrido. En abono de esta tesis están los nombres de camba y cambón, que en la comarca se dan a dos piezas curvas de madera que formaban parte de las ruedas de los carros.
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3. Documentos de Sahagún, I, n.º 70; Documentos de Sahagún, II, n.º 482; y Documentos de Sahagún, III, n.º 973.
4. Andrés, A. (1959): «Almanza: Fuero de población y confirmaciones del mismo (1225-1285)», Archivos Leoneses (AL), León, Archivo Histórico Diocesano, XIII, n.º 25, págs.167-172.
5. Documentos de Sahagún, IV, n.º 1316. El documento añade a la fecha el siguiente detalle: «Se escribió esta carta en Carrión, cuando el Emperador dio allí a su hija por esposa al rey de Navarra en la era MCXXXXI, el día 23 de julio».
6. Martín, J. L. (1974): Orígenes de la Orden Militar de Santiago (1170-1195) (ed. cit.), págs. 301-302.

Villaverde de Arcayos

El arroyo Río Camba aporta sus escasas aguas al Cea en el pueblo romero de Villaverde de Arcayos, lugar agrícola de unos 300 habitantes, que aprovechan bien la espaciosa y fértil vega del Cea, de donde le nace el nombre de Villaverde, uno más de los muchos lugares que en España lo llevan por lo verdoso de su entorno. No figura entre los núcleos que se colonizaron en la primera repoblación del siglo X. Los primeros documentos de que disponemos son de mediados del siglo XII. En el año 1145 dos hermanos, Pedro y Munio González, venden la parte de un solar a Annaya Rodríguez y a su mujer en «Villaverde en la calle que va a la iglesia». Y dos años más tarde, Annaya Rodríguez da como arras a su mujer unas heredades en Cea, una casa señorial en Villa Verde, el palacio entero, y otras fincas en Arcayos.

En el año 1188 los abades de Sahagún y de Trianos mantenían un pleito sobre una villa «llamada Defesa prope Villam Viridem», en el río Cea. Ambos alegaban que la villa les pertenecía, hasta que D. Tello Pérez, señor de aquel territorio, dictó sentencia salomónica, ordenando que la tal Defesa se partiera al medio entre los litigantes7. En 1299 el sacristán mayor de Sahagún da a Lope García en arriendo vitalicio varias heredades del Monasterio en Villa Martín, en Arcayos, «e el linar de Villa Verde»8.

El parroquial leonés del siglo XIII (Becerro de Presentaciones, Arcp. De Cea: 493) menciona la iglesia de Villaverde, en el Arciprestazgo de Cea, en los términos siguientes: «En Villaverde, Sancte Yuannes. De fijosdalgo. Da terçia al prestamero Alonso Gómez, e lo al, a los señores». San Juan sigue siendo el titular de la parroquia, pero ya no intervienen en ella ni los hijosdalgo ni los señores.

En el año 1352 se escribió el Becerro de Behetrías, según el cual, VillaVerde de Arcayos era un lugar de D. Joan Alfonso de Alburquerque, y a él tenía que pagar los derechos señalados, además de los del rey9. Diez años más tarde, en 1362, una vecina noble de Villaverde, D.ª Inés Ramírez de Cifuentes dicta su testamento dejando ciertas mandas a ocho iglesias, entre las cuales la primera es «la iglesia de San Juan de Villaverde de Arcayos»; y como heredero de ese lugar deja a su sobrino Diego Ramírez, hijo de su hermano Ruy Díaz, lugarteniente del rey en estas tierras10.

En los siglos XIV y XV Villaverde estuvo sometido a los señores que dominaban la región, como hemos dicho de Almanza. En 1925 también Gómez Moreno visitó la iglesia de Villaverde, pero declara que no encontró en ella ninguna cosa de especial relieve.

Hay un despoblado en el término de Villaverde, a 2 100 m al noreste de la villa, y a 500 m a la izquierda del río Cea, en donde solo se conserva una ermita dedicada a La Virgen de Yecla, cuya fiesta se celebra el lunes de Pentecostés con una romería popular muy concurrida. Pero anteriormente en ese lugar existió el poblado de Yecla, según consta en una carta del año 960 en la que Sancho I dona a Sahagún la villa de «Ripa Rubia, subtus Calaveras, super Villa quam dicunt Iecla»11.

El parroquial del siglo XIII lo confirma, cuando tiene a su iglesia por una parroquia más (Arcp. deCea, n.º 15: 493) anotando: «En Yecla, Sancta María. De la comenda de Sant Johan del Camino. Da terçia al çellero; e lo al, al comendador», o sea, que los Caballeros de la Orden de San Juan cobraban allí los diezmos, menos la tercera parte que percibía el encargado de cobrarlos.

A mediados del siglo XIV la situación era la misma, porque el Becerro de Behetrías, hablando de Yecla, nos dice: «Este logar es abadengo, e es de la Orden de Sant Johan»12. Pronto desapareció como poblado, y ello pudo ocurrir cuando se declaró en Europa la peste negra a partir del año 1350.

El topónimo Yecla deriva de *hécula ‘talud, o precipicio’, de origen indoeuropeo, o celta. Hay topónimos idénticos en otros lugares: uno en nuestra zona, a las faldas de Peñacorada, ya mencionado más arriba; también fuera de nuestra zona de estudio se registra enMurcia, en Salamanca y en Burgos, cerca de Silos (Yécora lo llama Berceo).

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7. Documentos de Sahagún, IV, n.os 1285, 1286, 1293, 1440.
8. Vignau, Índice de Sahagún, n.º 2007.
9. MartínezDíez,G. (ed.) (1981): Libro Becerro de las Behetrías. Estudio y texto crítico, León, Centro de Estudios e Investigación San Isidoro, vol. II,Merindad de Saldaña, n.º 128, pág. 71 (En adelante: Becerro de Behetrías).
10. Fernández Catón, J. Mª (1979): Catálogo del AHD de León,Centro de Estudios e Investigación San Isidoro, vol. I, Fondo M. Bravo: «Docs. Varios», págs. 112-113.
12. Documentos de Sahagún, I, n.º 176.
13. Becerro de Behetrías, T. II, Merindad de Saldaña, n.º 156, pág. 83.

Topónimo de Almanza. Arcayos y Valdavida

El primer escrito sobre Arcayos es del siglo XI, pero nos da a entender que este poblado podría pertenecer al siglo X, como lo son otros que en él se citan. En efecto, Enderquina, una mujer devota del Monasterio de Sahagún, ofrece a los monjes «todas sus heredades, que le pertenecen de sus padres y de sus abuelos» en distintos pueblos del Cea, entre ellas: «in Arkaios, mea divisa (mi parte)».

El documento es del año 1075, pero, si lo que dona había sido de sus abuelos, quiere decir que Arcayos existía ya hacía muchos años. En el año 1147 se cita Arcayos junto con Villaverde, como queda dicho.

En 1194 Fernán Fernández vende a Fernando Ovéquez un solar «en la villa llamada Arcaios, en el lugar conocido como El Solo (el suelo, o la casa), que ocupa Pedro Pelaz»14. También hemos citado ya Arcayos junto a Villaverde en el arrendamiento que hizo el sacristán de Sahagún a Lope García, en el año 1299.

En el Becerro de Presentaciones (Arcp. de Cea, nº 17: 493) se cita la iglesia de Arcayos, dándole las mismas características que a la iglesia de Yecla, cambiando el titular que aquí es Sant Iulián, pero pertenece también a la Orden Miliar de San Juan.

El Diccionario de Madoz le atribuye un suelo fértil y más abundancia de caza y pesca que la que ahora tiene.

El origen del nombre «Arcayos» algunos lo han buscado en el árabe axxaya ‘túnica’ (L. Eguilaz y Yanguas, ed. facs. 1974: 277), pero más probable es que sea de procedencia romance: bien del antropónimo Arcagio, que se halla en los documentos de Sahagún, año 960; o bien, de origen incierto, como el nombre común argayo ‘tierra y piedras que se desprenden de una montaña’, muy usado en este sentido en Asturias, Cantabria y Vizcaya.

Valdavida

Por diminutos valles, casi perpendiculares al río Cea, corren otros tantos arroyos de curso intermitente que mantienen hoy en una mediocre prosperidad a pueblos que antes estuvieron unidos al poderoso Monasterio de Sahagún y fueron partícipes de su gran esplendor.

El primero de ellos es Valdavida (Valle de Avita), topónimo compuesto sobre un antropónimo (Avita) que aparece en las inscripciones latinas de Hübner, encontrado en Avioso, lugar situado a 12 km de Oporto, y significa ‘el muy deseado’.

En la Edad Media Abita o Avita era nombre bastante usado; de hecho en la documentación del siglo X en Sahagún aparece unas veinte veces. Un noble llamado Abita Rapinatiz firma los diplomas de Alfonso III en los años 904 y 905 y, si no fue este, sería otro noble el que poseyó este valle que estamos estudiando y le dio nombre.

Pero lo importante en este caso no fue el valle, ni el nombre, ni el pueblo de Valdavida, sino que lo fue el Monasterio de Santiago que allí hubo y tuvo renombre desde el año 949 hasta el siglo XII.

La historia de ese monasterio de Val de Abita empieza en el año 943, cuando Ramiro II envió al destierro a D. Patre y a sus familiares por haber dado muerte a un hombre y les confiscó todos los bienes («todos los que dejaron in Valle de Abita») y se los entregó a Vermudo Núñez, conde de Cea.

Seis años después, en el 949, Flagino y otros tres venden «a los frailes de San Martín y de Santiago de Val de Hábita una tierra de su propiedad»; y tres meses más tarde, el conde de Cea decide fundar allí un monasterio dedicado al Apóstol Santiago y dotarlo generosamente con todas las fincas heredadas de su padre Nuño, incluso con su parte en dos molinos que había en el río Cea, con libros, ropas de iglesia, vajillas, ganados y hasta dos moros para el servicio de los monjes15.

Hasta el final del siglo X el Monasterio de Santiago tuvo una vida pujante y logró adquirir posesiones en lugares en donde la influencia de Sahagún debería haber sido más poderosa que la de él: consiguió propiedades en Valdesalce y Valle Laurenzo, junto al mismo Sahagún, y en Valdespino, en Tierra de Campos.

Además, los monjes de Santiago, asentados más cerca del monte que del río Cea, y viviendo de la agricultura y de la ganadería, tenían necesidad de disponer de más molinos para el propio sustento y el mantenimiento de sus ganados, por ello procuraron hacerse con los derechos de molienda en Villaselán, que era el punto para ellos más cercano al Cea.

En el año 954 Remidio con su esposa y otros 24 matrimonios vendieron al abad de Santiago de Valdavida los molinos que poseían en el río Cea «iuxta Villa de Selano». Y en 958 el mismo Selano y su mujer venden a los de Santiago la presa que tenían en los molinos llamados de Cantuzo en el río Cea «con la facultad de usarlos nueve días, tanto de día como de noche»16 (deberá entenderse, cada mes).
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14. Documentos de Sahagún, III, n.º 742.- Documentos de Sahagún, IV, n.os 1293 y 1495.
15. Documentos de Sahagún, I, n.os 84, 113 y 114.
16. Ibídem., n.os 142 y 157.

Topónimo de Almanza. Arcayos y Valdavida (2/2

A partir del siglo XII es el Monasterio de Sahagún el que adquiere más posesiones en el mismo Valdavida. Es más, el historiador de Sahagún, P. Escalona afirma que el Monasterio de Santiago se incorporó al de Sahagún (aunque no consta la fecha exacta), al menos desde el año de 1160, porque en ese año la iglesia del Monasterio de Santiago pertenecía a la persona del abad de Sahagún, D. Domingo III, el cual hace donación de ella y de todos sus anexos al propio monasterio sahagunense para atender a la iluminación de sus altares17.

Desde entonces hasta la desamortización del siglo XIX el Monasterio de San Facundo solo tuvo en Valdavida algunos montes de pastos como los de Ríocamba, Redibusto, el Cortijo y Santiago; y algunas rentas muy cortas, que en 1803 hubieron de ser reducidas en muchos lugares dependientes, como Valdavida, «por la esterilidad de las cosechas malogradas a causa de la sequía de esos años».

Por el contrario, cuanto menor era la influencia de Sahagún, mayor era el poder del Concejo del lugar. Si tenemos en cuenta el Becerro de Presentaciones, en el siglo XIII en el poblado de Valdavida, además de la iglesia de Santiago, había otra iglesia propia del pueblo con distinto titular, según allí dice (Arcp. de Cea, n.º 30:

494): «EnValdauida, Sant Iuliano.Del Conçeyo. Da terçia al prestamero [...], e lo al lieua el Comendador de Sant Iohan».
Lo cual quiere decir que era la Orden Militar de San Juan la que cobraba los más de los diezmos y que el Concejo proponía al cura que iba a servir la iglesia dedicada a San Julián y Santa Basilisa.

Como se ve, el abad de Sahagún no figura para nada; es el Concejo el que elige su párroco. Y aún más, a fines del siglo XIII, en 1292, el sacristán de Sahagún entabla un pleito contra el Concejo de Valdavida por cuestión de pastos, de leñas y de señalamiento de términos en los montes «de Redibusto, de Valdehornos y de otros lugares propios de la Sacristanía», que dirimió el alcalde de Cea dictando que solo los vecinos de Sahelices del Río tenían derecho de cortar leña en esos lugares, pero no el Concejo de Valdavida18.

En el año 1352 el pueblo era censado como «Val de Vida, lugar de Çea, e de D. Juan Alfonso de Alburquerque»; al rey y a D. Juan Alfonso tenían que pagar los impuestos correspondientes.
En el siglo XIX el Diccionario de Madoz le atribuye 60 casas, pero solo 40 vecinos, lo cual parece indicar que la población iba en disminución. No da otros datos más significativos.

Villaselán

Acabamos de decir que los monjes de Valdavida, al no tener río disponible, en el año 954 compraron a veinticinco habitantes de aquel pueblo unos molinos «in flumine Ceia iuxta Villa de Selano». Y el mismo Selano y su mujer Vellita, en el año 958, venden a los monjes de Valdavida una presa para los molinos que llaman de Cantuzo in flumine Ceia.

El poblado donde se hallan estos molinos tenía el nombre de Villa de Selano (>Villaselán).No haría muchos años que se había fundado esa villa, puesto que aún vivía su fundador.
Así se explica también que no haya sobre ella otra documentación antecedente y que sean muy escasos los datos en los años posteriores.

El Becerro de Presentaciones sí registra su parroquia (Arcp. de Cea, n.º 18: 493): «En Villasalán, Sant Fagundo. Del Conçeio. E da terçia al çellero, e lo al, a los clérigos». También entra en la lista de los poblados de la Merindad de Saldaña, en el año 1352 (Becerro de Behetrías, II,Merindad de Saldaña, n.º 150: 81): «Villa Salán, aldea de Çea, e que es del dicho D. Juan Alfonso de Alburquerque».

En el siglo XIX se ponderan sus 24 vecinos, su situación privilegiada por estar rodeado de arboledas, y sus telares de lienzos y estameña.
El antropónimo Selanus o Salanus era bastante usado entre los latinos (El poeta Ovidio tuvo un amigo llamado Salanus, al que menciona en sus cartas del Ponto). El significado no está claro, para unos la raíz sal-o selquerría decir ‘terreno pantanoso’; para otros tendría parentesco con sala.

Lo cierto es que en la época de la repoblación en estas comarcas los fundadores de un poblado era normal que le dieran el nombre de Villa unido al suyo propio, en nuestro caso, la Villa de Selano.
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17. Vignau, Índice de Sahagún, n.º 1636.
18. Ibídem., n.º 1996.

Sahagún. Topónimo de Villacerán

Villacerán
Siguiendo el curso del Cea a unos cinco kilómetros, se encuentra el reducido núcleo de población de Villacerán, cuya existencia no es anterior al último cuarto del siglo XI. Su presencia en los diplomas de Sahagún se data en el año 1074. En esa fecha Annaya Velítiz y su hermana donan al Monasterio de Sahagún en Conforcos (Corcos) toda su heredad y en «Villa Çerfanni, uno solare populato [...] cum boves ad arata».

La vida en la orilla del Cea era de agricultores, que se servían de bueyes para las labores, como se ve. Un año más tarde D.ª Enderquina dona también a los monjes de Sahagún todas las posesiones que había heredado de sus padres en las tierras de ese tramo del río Cea, entre otros: en Arkaios, Valdeabita, Penna Corábita, Villa Cerfán y Cea.

A principio del siglo XII, año 1101, Pedro Velítiz y su mujer donan a Sahagún tres solares y tres cortes pobladas enVilla Cerfán, y para confirmación del acto reciben del Monasterio uno cauallo amarello (caballo de color rubio)19.

Ya en el siglo XIII, año 1217, el abad de Sahagún, D. Miguel, entrega a Pedro una heredad en Villacerfán, que pertenecía a la Sacristanía de Sahagún, con la condición de que se declare vasallo de ella y le pague al año un tercio de los frutos que produzca20.

Para completar la serie de documentos, tenemos el Becerro de Presentaciones (Arcp. de Cea, n.º 19: 493), que dice de su iglesia: «EnVillaçerfan, Sant Babile.De Sant Fagundo.Da terçia al çellero, e lo al, a Sant Fagundo»21. Está clara la dependencia total que Villacerán tenía delMonasterio de Sahagún.

En cuanto al titular de su iglesia Sant Babile o San Boal, es un dato raro, pues pocas veces se nos presenta este santo en las tierras de Castilla y León; de hecho desde el siglo XIV los habitantes de Villacerán lo sustituyeron por San Salvador, que es el patrono de la parroquia en la actualidad.

El otro becerro, el Becerro de las Behetrías (Merindad de Saldaña, n.º 140: 77) da muestras de conocerlo muy poco, pues lo llama Villa Çarán, y nos dice solamente que es tributario de Sahagún y de D. Juan Alfonso de Alburquerque, el cual tenía el señorío de todos los pueblos de Saldaña, Carrión y Tierra de Campos.

En cuanto al origen y significado del nombre de Villacerán, en nuestro libro anterior (Carrera, 1988: 669) partimos de la forma Villa Cerfanni como derivado del latín Villa Servandi (con la asimilación del grupo nd y nn). Lo apoyaría el hecho de que el nombre Servandus es bastante usual en los documentos del siglo X, pero no es muy segura esta etimología.

Mejor podríamos pensar que se derive de un antropónimo de origen árabe: Azram, según A.Galmés de Fuentes (1996: 41), y en nuestra opinión, Zerhán, nombre que en año 924 tiene un hombre casado, el cual con sumujer y sus hijos, vende al abad de Santiago de Valdevimbre una tierra por la cual se pudiera llevar agua a los molinos que los frailes tenían en el Bernesga y en el Torío.

Ciertamente, el nombre Zerhán no aparece en los documentos de Sahagún, pero sí en los de la Catedral de León (I, n.º 61). Estos nombres de origen árabe (Azram, Zehrán y otras formas) los solían utilizar losmozárabes y son prueba de su carácter repoblador.
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19. Documentos de Sahagún, III, n.os 738, 742 y 1068.
20. Vignau, Índice de Sahagún, n.º 1853.
21. El titular de esta parroquia (San Babile, San Bábilas o San Boal) fue un obispo de Antioquía en el siglo tercero, que murió en la cárcel, mártir de Cristo, y fue muy venerado durante siglos hasta hoy por los antioqueños.

Villa de Cea. Toponimia

Desde el alto Tomorisco a las cuestas de Cea.

Desde Villaselán hasta pasada la villa de Cea, la vertiente izquierda del río forma una cadena de lomas que desciende desde el alto Tomorisco (1.005m) hasta la Parva de Cea (885 m) 22. Entre esos dos puntos en el siglo X se dio una enorme actividad de colonización a impulsos del rey Alfonso III y del incipiente Monasterio de Sahagún. De esa época son los poblados de Mozos de Cea, Valdescapa, Sahelices del Río, Barriales de Cea (que resistió hasta el siglo XV) y otros que desaparecieron más tempranamente, pero que son conocidos por los documentos que han dejado memoria de ellos.

El Tomorisco (
No tenemos más pruebas fehacientes de ello. Lo corriente en los diplomas es usar la expresión subtus Autero Maurisco para indicar la situación geográfica de algunos poblados «al pie del Otero Morisco», sin hacer alusión a la posible etnia de las gentes que habitaban por allí, aunque lo de Morisco alguna referencia étnica tuvo que tener en un principio.

Mozos de Cea

En la cara sur, recostado en la falda del Otero Morisco, se encuentra el poblado de Mozos de Cea, cuya existencia consta desde el 13 de mayo del año 922. En esa fecha nos cuenta el presbítero Donnino que su abuela D.ª Gotecia y su hijo, el presbítero Galindo, habían sido dueños de la iglesia de San Millán, situada al pie del Otero Morisco, y a la muerte de ellos, quedó él en posesión de dicha iglesia, y en la fecha citada se la dona a San Salvador y al abad Alvito y los frailes que estaban bajo su mandato, al parecer, en esa misma iglesia de San Millán.

A la vez les entrega tierras y campos, uno de esos campos estaba «iuxta Villa de Mauzos». Pero ese mismo día, Donnino junto con seis hermanos hacen entrega de todo ello al Monasterio de Sahagún. Tres años más tarde, en el 925, es confirmado el documento por Ato y su hijo el presbítero Esteban, y otros siete, que se dicen herederos de sus tíos, Indura, presbítero, y Amores23.

En el siglo XII, año 1164, hay otro documento por el cual Martín Iohannes vende a García Pérez una heredad en Villa que dicitur Mozos, y como robla del trato recibe «unas luvas» (unos guantes) 24. En 1186 D.ª Eldonza da a Sahagún cuanto tenía en veinte lugares: «[…] in Otero, et in Villella, in Mozos et in Ranedo»25.

Entre los años 1187-1222 Ildefonso y su mujer Elvira donan a Santa María de Gradefes: «la mitad de la iglesia de Villalmán, la iglesia de Mozos, Arcayos, etc.»26. Hay bastantes más documentos en los que se cita a Mozos, pero no añaden gran interés a lo dicho.

El Becerro de Presentaciones (Arcp. de Cea, n.º 23: 493) da los datos siguientes: «En Moços, Sant Pelayo. De fiiosdalgo. Da terçia al çellero; e lo al, a los sennores [...]». El titular de la parroquia era ya San Pelayo, como hoy; al cura lo proponían los hijosdalgo del pueblo; y los diezmos los percibía el cobrador en un tercio y los dos tercios restantes eran para los señores del lugar.

El Becerro de Behetrías (II, Merindad de Saldaña, n.º 154: 82) dice: «Moços, es aldea de Çea, e es de D. Juan Alfonso de Alburquerque». Ello nos indica que tenía que pagar por derechos de señorío los mismos impuestos que pagaban los pueblos de esta comarca.
En el siglo XIX Mozos tenía 46 casas, 44 vecinos y escuela de primeras letras. El estilo de vida era el común de los labradores y pastores de la comarca.

Por lo que respecta al topónimo del poblado podemos asegurar que nada tiene que ver con el apelativo común de mozos ‘hombres jóvenes’, y ello se deduce de dos consideraciones: la primera, que originariamente es una voz con el diptongo -au- (Mauzos) y la segunda, porque, al ir unido al nombre de Villa, debe corresponder a un nombre propio del fundador de la villa, como puede ser Mautius, Maltius u otro similar de origen latino.
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22. Por la semejanza con las parvas de mies trillada y amontonada en las eras, los lugareños llaman con este nombre La Parva de Cea a un cerro situado al sur del pueblo, donde existen restos del Castro de los Judíos.
23. Documentos de Sahagún, I, n.os 29, 30 y 32.
24. Documentos de Gradefes, I, n.º 97.
25. Documentos de Sahagún, IV, n.º 1425.
26. Documentos de Gradefes, I, . 273.

Toponimia. Río Cea (Iglesia de San Millán, Faravellos

La iglesia de San Millán, sub Autero Maurisco

El P. Escalona (1782, ed. facs. 1982: 273), hablando de los monasterios que estaban sujetos al de Sahagún, dice: Cerca de Otero Morisco, y de Sahelices del Río, a las riberas del Cea, hubo un antiquísimo Monasterio, dedicado a San Millán, del que era abad Ermegildo el año de 922, en que, viendo la mucha observancia del de Sahagún, se sujetó a él con sus Monjes. Hoy hay una ermita de San Millán en el sitio en que pudo estar este monasterio.

Podemos añadir nosotros que eso se escribía en el año 1782 y ahora no existe ya tal ermita, según hemos comprobado personalmente, pero en el límite entre los términos deMozos y Sahelices, hay un pago que todavía lleva el nombre de pago de San Millán.

Del diploma del año 922, que cita Escalona, y de otro del 925, ya hemos hablado, al tratar deMozos, y aclaramos que en ellos se menciona una «eglesia de Sancto Emiliano (San Millán) super Sancto Felice sub Autero Maurisco», que con todo lo que a ella pertenecía fue donado al Monasterio de Sahagún. Pero nada más se dice de ella.

Faravellos, subtus Autero Maurisco

Los diplomas nos certifican que Faravellos tuvo existencia, al menos, durante ciento setenta años (desde 925 hasta 1095), y para poderlo situar nosotros, debemos tener en cuenta que la iglesia citada de San Millán estaba «super Faravellos subtus Autero Maurisco, secus flumine Ceia», o sea, por encima de Faravellos, y en la falda del OteroMorisco, a este lado del Cea.

Hoy podemos señalar que se encontraría entre los términos de Mozosy de Sahelices del Río, pero más cerca del río Cea.Los demás datos que del poblado poseemos reducen su proyección histórica a sus relaciones con la familia leonesa de los Flagínez: los condes Martín y Fernando Flagínez vendieron en 1072 a D. Julián, abad de Sahagún, la divisa que ellos tenían en Faravellos, y en 1073 Fernando dona al mismo su heredad en ese mismo poblado.

Pasados 18 años, en 1091, el abad D. Diego en agradecimiento por haberles donado lo de Faravellos le concede a Martín la Villa de Santa María de Araduey, para que la disfrute hasta el día de su muerte27. A partir de ahí Faravellos no vuelve a aparecer en los numerosos documentos por nosotros consultados.

No es fácil descifrar el origen del nombre de Faravellos. Como mera conjetura podríamos tomarlo como derivado de pharus vetulus ‘faro viejo’; acaso haciendo alusión a la altura próxima, el Otero Morisco, que sería tenido como un faro, a semejanza de las torres de humos ( Tordehumos) que hay en otros puntos elevados de la Tierra de Campos.
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27. Documentos de Sahagún, II, n.os 711 y 722.- Ibídem., III, n.º 877.

Río Cea. Topónimos (Valdescapa)

Valdescapa

Es otro poblado más cuya existencia se documenta en el siglo X, año 922, en los tres diplomas que hacen constar la donación a Sahagún de la iglesia de San Millán, «subtus Autario Maurisco». En efecto, en esas cartas se donan a Sahagún «quattuor agros a Fonte de Scapa, et eclesia Sancte Marie cum suo agro, casas quattuor, et uno orreo, et sua vasa»28. La Fonte de Scapa es una fuente que todavía se ve en un pago al este del pueblo de Val descapa.

También es de notar que se registra en el siglo X esa iglesia de Santa María en el mismo pueblo, de la que también nos da cuenta el documento que sigue: En el año 974 dos religiosas, llamadas Graciosa y Amores, entregan al Monasterio de Sahagún y al Monasterio de Sahelices, toda su herencia in loco predicto in Balle de Scapa. El documento lo firman Nuño Mirelliz y D.ª Audisinda, in concilio de Balle de Scapa, collegio de Sancta María29.

Aquí se da a conocer el nombre del poblado, Valdescapa; se hacen presentes en él el concejo (concilio) del pueblo y la comunidad eclesial (collegio) de la iglesia de Santa María. De los siglos siguientes también tenemos testimonios de que Valdescapa tenía relaciones directas con el Monasterio de Sahagún.

En el siglo XI, año 1095, Sol García da a su hermano Pelayo la parte que ella tenía in Valle de Scapa, con la condición de que si él muere sin descendencia, lo donado pase al Monasterio de San Facundo. En el siglo XII, año 1186, D.ª Eldonza para remedio de su alma y de la de sus padres entrega a Sahagún todo cuanto tiene en 20 lugares, entre ellos: «[...] in Villa Sancio, et in Valdescapa, in Barriales et in Celada»30.

Asimismo se hacen donaciones parecidas en Valdescapa y en los pueblos próximos en el año 1200 por parte de Rodrigo Pérez y su mujer; y en 1201, por parte de D.ª Ximena Osóriz. Cambia el panorama en el año 1229, porque es el propio Monasterio de Sahagún el que da en préstamo a García Martínez unas fincas in Val de Scapa con los vasallos que tiene y con las demás pertenencias, y este en contrapartida da al Monasterio tres solares poblados, o casas, en el mismo lugar31.

En el Becerro de Presentaciones (Arcp. de Cea, n.º 22: 493) se dan nuevos datos sobre este pueblo: «En Val de Escapa, Sant Andrés. Del Conçeio. Da terçia al prestamero Johan Payan, e lo al lievan los clérigos, foras dos dezmeros del rei [...]».

Se observa que no se menciona aquella primera iglesia de Santa María, sino que ya era su titular San Andrés, como en la actualidad; el cura lo presentaba el Concejo sin intervención de Sahagún y los clérigos cobraban la mayor parte de los diezmos, excepto dos vecinos que se los pagaban al rey.

En el siglo XIX Valdescapa tenía 29 casas, 27 vecinos y 26 niños que asistían a la escuela, regentada por un maestro temporero. El topónimo Valdescapa indica que se halla situado en un valle, y que su fundador fue un señor llamado Scapa, Sciapa, Xape, Xabe o Xab, variantes de la pronunciación y de la grafía del mismo nombre, procedente del árabe sap ‘león’.
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28. Ibídem., I, n.º 30.
29. Documentos de Sahagún, I, n.º 275
30. Ibídem., III, n.º 954. - Ibídem., IV, n.º 1425
31. Vignau, Índice de Sahagún, n.os 1794, 1801 y 1876.

Sahelices del Río. Origen

Sahelices del Río

En el primer tercio del siglo X existía ya al pie del Otero Morisco un monasterio dedicado a San Félix, documentado como Monasterium Sancti Felicis subtus Autero Maurisco.

Hay en las colecciones documentales de Sahagún dos diplomas, que llevan la fecha de lo años 904 y 905, atribuidos al rey Alfonso III, en los cuales se hace mención de este monasterio. No son auténticos; se cree que fueron elaborados en los siglos XI-XII por los monjes de Sahagún para justificar sus derechos sobre ciertos lugares32.

Sin embargo, hay otros diplomas auténticos, de los años 922 y 925, que confirman la existencia del Monasterium Sancti Felicis en el primer tercio del siglo X; son los mismos que hemos aducido al hablar de la iglesia de San Millán y de los otros pueblos ubicados junto al Otero Morisco. En esos escritos se hace donación al Monasterio de San Facundo de «cuatro tierras en la vega de San Félix» y bastantes cosas más en el entorno, como queda dicho.

A esto hay que añadir los citados falsos diplomas de Alfonso III que, aunque fueran escritos en el siglo XI, no por eso dejan de dar testimonio de que Sahagún poseía el Monasterio y la iglesia Sancti Felicis subtusAutero Maurisco.

A ello debemos añadir la permanente confirmación que hace el obispo de León y los Papas desde el año 1091 y durante todo el siglo XII, de que Sahagún tenía derecho a los diezmos y a otros beneficios en muchas iglesias, entre las que siempre figura: «in Ceia ecclesia Sancti Felicis cum villis suis»33.

En el siglo XIII el Becerro de Presentaciones (Arcp. de Cea, n.º 21: 493) confirma lo dicho: «En Sant Feliçes. Del abbat de Sant Fagundo. E non faz ningund foro con los clérigos; e es en la composiçión». Declara que la presentación del cura para la iglesia de Sahelices pertenecía al abad de Sahagún, y que los clérigos no tienen derecho a cobrar sus diezmos, porque así está acordado con el obispo de León.

Se convino esto en un acuerdo que hubo entre el obispo de León y el abad de Sahagún en el año 1330, cuando del Monasterio de San Félix solo quedaba la iglesia. A pesar de todo dice el P. Escalona que Sahagún entonces tenía en la villa derecho de diezmos y muy decentes rentas.

En el 1352 el Becerro de las Behetrías (II, Merindad de Saldaña, n.º 144: 79) demuestra que el señorío temporal sobre Sahelices era del abad de Sahagún, porque allí se escribe: «Sant Felizes es abadengo, es del abad de Sant Fagunt». Por tanto, ni el rey ni el señor de la tierra podían cobrar impuestos a los habitantes del lugar, si no era el abad del monasterio sahagunense.

Se cree que hacia el año 1500 la población de Sahelices había crecido con la llegada de algunos habitantes del desaparecido Barriales, que encontraron en las proximidades del río Cea un hábitat más apropiado para su subsistencia.

Barriales se hallaba próximo, pero separado del río, y en la loma que forma la margen al este del Cea. En 1835 solo le quedaban al Monasterio de Sahagún «dos casas de Molino en Sahelices del Río» que fueron expropiadas por el Estado para venderlas en pública subasta.

En el año 1925 Gómez Moreno pasó también por Sahelices buscando algún resto de arte y en su investigación solo encontró la iglesia, de la que dice (ed. facs., 1979: 368-369): «Es un edificio pequeño, y de carácter indefinido, excepto la cabecera, donde aparece la albañilería gótico-morisca».

El topónimo «Sahelices» es la derivación romance del latín Sancti Felicis. El determinante «Del Río» sirve para distinguirlo de otros poblados llamados «Sahelices», precisando que este se halla junto al río Cea.
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32. Documentos de Sahagún, I, n.os 7 y 8. En el primero se dice que Alfonso III donó a Sahagún el Monasterium. Sancti Felicis subtus Autero Maurisco; y en el segundo se asegura que el mismo rey entregó ese monasterio al abad de Sahagún.
33. Vignau, Índice de Sahagún, n.os 2294, 2298, 2305, 2309 y 2315

Barriales de Cea. Topónimo

Barriales de Cea

Como acabamos de decir, Barriales de Cea estuvo recostado en una loma, algo apartado del río, entre dos poblados históricamente famosos como son Sahelices del Río y la villa de Cea. Fue el de más tardía fundación entre los que se hallan a los pies del Otero Morisco. Aparece en el año 1020, unos años después de que Alfonso V hubiera terminado con las terribles razzias de Almanzor, que asolaban periódicamente estas tierras.

Precisamente, la condesa D.ª Sancha, hija del citado rey, y monja en el beaterio de San Juan en Sahagún, es la que dona al Monasterio de San Facundo, en 1026, dos molinos que tiene en el Cea, uno por entero, y otro a la mitad «cum homines de Barriales».

Estos homines de Barriales habitaban un poblado que acababa de fundarse, en el cual se estaba asentando gente nueva; así se deja entender en otro diploma del año 1050, por el que Vita Famitiz y su mujer D.ª Froilo donan al monasterio sahagunense «illa mea populatione, que est iuxta Barriales populata […] et quantum populare potuero, vel potueritis», a la vez que donan además «illas meas casas quem habeo in Bustello».

En 1075 sabemos que allí in Barriales había un Monasterio de San Salvador, San Martín y San Esteban, que D.ª Oria y sus siete hijos entregan al mismo Sahagún34.

Hay, al menos, otra docena más de documentos de Sahagún en los que se mencionan donaciones en Barriales, en los siglos XI-XIII, pero no nos dan datos nuevos, solo en uno del año 1101 le dan el nombre de Villa que vocitant Barriales de Domna Froilo, seguramente como sobrenombre del poblamiento que hemos citado en 1050 por parte de Vita Famitiz y su mujer Domna Froilo.

A más de los nobles que hacían donaciones a Sahagún in Barriales, había otros que se las hacían al Monasterio cisterciense de Gradefes «in Barriales, in territorio Ceya», o «in Barriales et in Villa Amizar»35, sin contar las que hacían en otros pueblos de nuestra comarca, en la que los fundadores de Gradefes, en 1168, D. García Pétriz y su mujer Teresa Pétriz tuvieron muchas posesiones.

Pasando ya a los registros generales de las parroquias y de los pueblos, también en ellos encontramos algunos datos nuevos sobre Barriales.

En el Becerro de Presentaciones (Arcp. de Cea, n.º 20: 493), aunque con el nombre alterado, se dice de él: «En Barriellos (¿?), Sant Steuan. De Sant Fagundo. Da terçia al çellero; e lo al a Sant Fagundo [...]».

Hay un error al llamarlo Barriellos; es seguro que la iglesia tenía por titular a San Esteban, y el abad de Sahagún ejercía el derecho de presentación del cura de ella. Así fue, por lo menos, hasta mediado el siglo XIV, pues en el año 1349 el abad de Sahagún presenta a Juan Sánchez, clérigo de «Graiarejas», «para la iglesia de Sant Esteuan de Barriales»36.

En el Becerro de Behetrías del año 1352 (II, Merindad de Saldaña, n.º 149: 80) se dice: «Barriales es aldea de Çea, e que es del dicho D. Juan Alfonso de Alburquerque». D. Juan cobraba allí los derechos de señorío, como en la mayor parte de estas tierras.

Pero, ¿cuándo dejó de existir Barriales? Nosotros pensamos que ello ocurrió en los últimos años del siglo XIV, o en los primeros del siglo XV, cuando a consecuencia de la peste negra, de las guerras y del hambre desaparecieron otros diez o doce poblados de esta zona.

En la comarca corre la tradición de que fueron las hormigas las que causaron su desaparición y el Diccionario de Madoz también recoge esta tradición popular, aunque no la cree y añade: «¡La torre de su iglesia es lo único que se conserva en buen estado!»37

En cuanto a la etimología, el nombre de Barriales se deriva del antiguo castellano barrial (‘tierra gredosa o arcillosa’), voz que a su vez deriva del prerromano barrum ‘barro’38.

Es acertado tal nombre, pues el suelo de sus campos de labor es propiamente de barrial.
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34. Documentos de Sahagún, II, n.os 407 y 538.- Ibídem., III, n.º 743.
35. Documentos de Gradefes, I, n.os 8, 147 y 170.
36. Vignau, Índice de Sahagún, n.º 2425.

37. Si Madoz hacia el año 1847 vio la torre en buen estado, algo van cambiando las cosas, porque en la actualidad de ella no queda más que el muro oeste con el refuerzo de las dos esquinas; eso sí, el muro sigue manteniendo las medidas que tuvo (unos 15 m de alto por 5,4 m de ancho, en piedra, rematado por unos arcos de ladrillo, visiblemente deteriorados) y desde lejos da la impresión de que la torre está entera en sus tres dimensiones.

38. Corominas, J. y Pascual, J. A., DCECH, vol. I (ed. cit.), s.v. barro.- W. Meyer-Lübke (196: Romanisches Etymologischen Wörterbuch (REW), Heidelberg, Carl Winter, Universitatsverlag, s.v. Barrum.

Villa de Cea. Historia (1/2)

La villa de Cea

La villa de Cea, con el mismo nombre del río, se extiende a los pies de un castillo con foso y torre cuadrada visible desde el horizonte; la privilegiada situación estratégica y defensiva de Cea favoreció la importancia histórica de este pueblo.

Fue patria de la tribu de los vacceos; a propósito de ello, del 20 al 29 de julio de 2007, la Universidad de Valladolid, con el Centro de Estudios Vacceos FedericoWattenberg, el Ayuntamiento de Cea y Caja España, organizaron una exposición en Cea bajo el título «En los extremos de la Región Vaccea».

La exposición se clausuraba con la recreación de unos funerales vacceos en el castillo de Cea.

Refundada durante la colonización romana, Cea fue civitas mirifica en todo el sureste leonés hasta que el predominio de Sahagún fue relegándola a un segundo plano.

De hecho, Cea aparece en la época de la Reconquista antes que ningún poblado de su zona, y con más signos de su anterior pujanza. Según la Crónica de Sampiro, hacia el año 866 fue repoblada por el rey Alfonso III, después de ocupar el trono de su padre en Oviedo: «Exinde -dice- veniens Legionem, populavit Sublantium, quod nunc a populis Sublancia dicitur, et Ceiam, ciuitatem mirificam»39.

Cea, por tanto, fue repoblada mediado el siglo IX, antes que el mismo Sahagún.

La segunda noticia sobre ella es del siglo X, año 937, en que se hace a Sahagún una donación de una heredad in oppido Ceia, y ese mismo año le donan también una corte, una casa cercada y unos molinos en el río, situados más arriba de la ciudad de Cea hacia Sahelices.

Y abundando más en decirnos que Cea era una plaza fuerte, los documentos de ahora en adelante hablan constantemente del castillo de Cea («castellum simili modo Ceia vocato»)

Junto al castillo otro emblema de este lugar es el puente medieval sobre el río, de similares características a los existentes en Puente Almuhey y Almanza, y aunque con cierta dificultad por su estrechez, sigue siendo vía de paso hacia otros pueblos vecinos.

La importancia de esa villa radicaba también en ser un lugar donde se cruzaban los caminos por los que se recorría la comarca: año 904, «carrera que discurrit de Ceia a Ceione»; en el año 949 «karrera que discurrit a Ceia desde Mayorga»; año 955, «karraria qui discurret de Zeia ad Melgare»; y en fin, año 961, «karrera que discurrit a Legione ad Ceia»40.


Una novedad político-administrativa se produce en la villa hacia el año 950, y es que aparece el primer personaje con título de conde de Cea con residencia en ella: «Vermudus Nunnez, Comes in Ceia», que firma junto al conde Fernán Gonzáles una carta de donación de Ramiro II al abad de Sahagún.

Al año siguiente, 951, el mismo Vermudo Núñez hace entrega a los monjes de San Facundo de una «corte mea propria in civitate Ceia locata, in loco ubi exercentur mercimonia, iuxta Sancti Verissimi cimiterio»41.
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39. E. Flórez, España Sagrada (ES), T. XVII, (ed. facs., Madrid, 1905), pág. 289.
40. Documentos de Sahagún, I, n.os 7, 64, 65, 97, 119, 149 y 185.
41. Ibídem., I, n.os 129 y 130. Del mercado de Cea se vuelve a hablar también en el año 983, n.º 315.

Villa de Cea. Historia (2/2)

(Una corte situada en la ciudad de Cea, en el lugar donde está el mercado, junto a la iglesia de San Verísimo). Aquí se añaden dos datos: la existencia de un mercado y de una iglesia, dedicada a San Verísimo. Durante el siglo XI se hace mención de una iglesia parroquial dedicada a San Salvador en Cea42.

Aparte de los documentos del Monasterio de Sahagún hay uno muy notable, escrito en lengua romance, en el que se menciona a Cegia (Cea).

Se cree que es del año 980, más o menos, y se copió en el Monasterio de San Justo y Pastor de Rozuela, cerca de Ardón (León). El fraile Semeno, o Jimeno, hace una relación de los quesos gastados por su monasterio, y entre ellos apunta que lebaron a Cegia, II43.

Es curioso que se anote solo un queso llevado a León y, en cambio, a Cea, dos. La importancia de este documento estriba en que es el primer escrito en lengua romance que conocemos en el reino leonés, y acaso sea anterior a las Glosas Emilianenses y a las Silenses, que no se cree hayan sido escritas antes del año 1075-1080.

En Cea tuvo lugar un episodio histórico, mediado el siglo XI, que consistió en que en la cárcel de Cea encerró el rey de León Fernando I a su hermano García Sánchez, rey de Pamplona, cuando batallaban por las tierras de la frontera, y según la Crónica Silense, «Ceyae in vinculis ponere imperat» (‘lo manda encerrar en la cárcel de Cea’), si bien el navarro se fugó de ella a los pocos días, ayudado por algunos soldados que furtivamente estaban preparados por los partidarios del rey García44.

Otro aspecto sociológico que conocemos de Cea es que en la villa existió desde el siglo XI una judería notable, asentada en la loma que hay al sur de la población, ahora llamada La Parva, y entonces denominada El Castro de los Judíos, por oposición a la cuesta del castillo, al Norte, conocida como El Castro de los Cristianos.

El año 1127 el rey Alfonso VII perdona a los moradores de Saldaña, Carrión y Cea «por los daños causados a los judíos, a los que matasteis y os quedasteis con sus riquezas». Seguramente la matanza de los judíos había ocurrido en el revuelto reinado de D.ª Urraca, madre del rey, la cual se refugió en Cea, donde tenía sus partidarios, mientras los burgueses de Sahagún y los del rey de Aragón la perseguían45.

En el siglo XIII Cea fue cabeza del Arciprestazgo de su nombre, y en la villa había seis iglesias: San Pedro, Santa María, San Juan, San Martín, San Miguel y Sancti Spiritus. Pero por la despoblación habida en los siglos XIV-XV, en el año 1498, el obispo las redujo a dos: Santa María y San Martín. Y en el siglo XX quedó solo la de Santa María, al haberse hundido el tejado de San Martín, que una vez reconstruida quedó convertida en ermita del Carmen.

Al lado de las iglesias, en esas épocas calamitosas, se fundaban hospitales para remediar a los enfermos y desvalidos. En Cea hubo al menos dos, uno en la parroquia de San Juan, y otro en la de Sancti Spiritus, que se sostenían gracias a las fincas que les dejaban en el testamento las personas piadosas46.

En los mismos siglos XIV-XV la villa se halló bajo distintos señoríos de varias familias nobles hasta fines del siglo XV que vino a ser de la Casa de Lerma: en 1485, el conde D. Diego, que concedió a la villa el disfrute del Monte de Ríocamba; en 1523, el condeD. Bernardo de Sandoval que confirmó la concesión; en 1537,D. Luis de Rojas y Sandoval; y el más famoso de todos, D. Francisco de Sandoval y Rojas, valido del rey Felipe III, que en 1598 fue premiado con el título demarqués de Cea.

Tuvo entonces Cea su castillo, como fortaleza señorial, unas casas principales, y otra casa más pequeña, pertenecientes a sus señores. De entonces para acá Cea ha perdido aquella influencia ante los poderosos. Pero es un poblado muy digno.

En cuanto al origen del nombre de la villa, del río, y de la región donde este nace, parece que su forma original sería la prerromana Cegia, Cegione respectivamente, que sufren la palatalización y posterior pérdida de la -gi-, pasando por Ceia, Ceione y, finalmente, a Cea, Ceón.

Se le asigna el significado de ‘abismo, sima, concavidad u oquedad del terreno’, quizás por las enormes pozas que forma el río que fluye con lenta corriente desde la montaña a Tierra de Campos; pero la verdadera etimología y su significado no nos es posible adivinarlos.
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42. Documentos de Sahagún, II, n.os 471 y 766.- Ibídem., III, n.º 1051.
43. Sáez, E. y Sáez Sánchez, C. (1990): Colección Documental del Archivo de la Catedral de León, vol. II (953-985) (ed. cit.), n.º 480.
44. Flórez, E.: ES, T. XVII, pág. 308. García siguió atacando a Fernando, hasta que este le venció y dio muerte en la batalla de Atapuerca, a 18 km de Burgos.
45. Documentos de Gradefes, I, n.º 98.- Ibídem., IV, n.º 1231. Sobre este aspecto de los judíos de Cea,vid. Rodríguez, J. (1955): «La judería de Cea», AL, XVII, págs. 5-46; y en su libro Las juderías de la provincia de León, León, Centro de Estudios e Investigación San Isidoro, 1976, págs. 124-160.
46. En el año 1302 el abad de Trianos y el abad de los Cofrafes del Hospital de Sancti Spiritus pleiteaban por los derechos que cada parte pretendía tener en unas fincas situadas en el pago de Valdeolmos (Fuente Crespo, J. de la (2000): Colección Documental del Monasterio de Trianos (1111-1520), León, Centro de Estudios e Investigación San Isidoro, doc. n.º 19.

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