El traje de boda, de bautizo o las mejores galas de casa La convivencia de las gentes con la muerte se notaba, sobre todo, en la naturalidad con la que realizaban tareas tan poco ‘agradables’ como la de amortajar a los muertos. Había vecinos que eran verdaderos especialistas, a los que no daba ningún reparo, pero casi todas las familias participaban en este proceso sin mayores problemas. Para este último viaje elegían, por supuesto, los mejores trajes del fallecido, siendo en el caso de adultos el de la boda (había lugares donde se acostumbraba a vestirlos de franciscanos) y en el de niños el que hubiera llevado en el bautizo o primera comunión . Quedan otros ritos de muerte vinculados a los días de Semana Santa, como los oficios de tinieblas o el rosario de la buena muerte, aquel en el que se pedía aquello de “danos señor buena muerte por vuestra pasión y muerte”. Dentro de los ritos del Día de los Santos destacaba la procesión que se hacía en Oseja, de la limosna para las ánimas, que se hacía a media tarde pidiendo por las casas. Al día siguiente se hacía una subasta y una merienda con lo recogido. |