Albares de la Ribera - Leon

La historia del Carnaval se remonta a tiempos inmemoriales y precisar su origen con precisión es hoy por hoy imposible. Si bien es una festividad íntimamente ligada a la tradición cristiana y más concretamente a los preceptos de la iglesia católica, se cree que sus orígenes, al menos en Europa, tienen mucho que ver con las bacanales junto a otras festividades y ritos romanos.

El carnaval comienza en fechas que varían según la tradición de cada lugar, pero terminan siempre el mismo día: el Miércoles de Ceniza. En este día comienza la cuaresma, periodo de cuarenta días antes de la Semana Santa, en el cual la iglesia católica prohíbe comer carne los viernes y pide moderación en los placeres terrenales como método expiatorio.

En este marco de doble moral, tan característico de las culturas cristianas, empieza la historia del carnaval tal y como lo conocemos hoy en día. Los feligreses respetarían los preceptos de la iglesia con escrupulosidad durante la cuaresma, pero como despedida antes del sacrificio, se permitían un corto periodo de permisividad y descontrol en los que abundaba el vino, los banquetes y la promiscuidad sexual. Desde Europa viajó la tradición a América, donde se fusionó con otras costumbres indígenas.

La costumbre de disfrazarse en la historia del Carnaval tiene también se explicación. Se cree que en los antiguos ritos y sacrificios paganos los hombres se ponían máscaras y adornaban sus cuerpos, lo que les otorgaba una apariencia no humana e incluso mágica. Más tarde con la llegada de ciertos prejuicios sociales y morales se convirtió en una divertida excusa para ocultar la identidad de la gente, que se mezclaba indiscriminadamente bailando, bebiendo o cantando. Como curiosidad decir que el emperador Carlos V y su hijo Felipe llegaron incluso a prohibir las máscaras en varias ocasiones.