Cosas del destino. Corto y Pego. Lo siento, tengo el alma sentimental como un milonguero, y echo de menos a González Pons. Mira que lo he aborrecido en aquellos años en que cada día, pero cada día, mostraba su agradable rostro en los telediarios para esbozar con sutil ironía una denuncia revestida de sarcasmo contra el gobierno socialista. Desde que don Rajoy se hizo con las riendas don Pons está de vacaciones. ¿Dónde está este valenciano? No ha sido agraciado con el gordo ministerial, tampoco (de momento) con algún despacho elegante. ¿Para qué lo quieren? Mi tesis es que este hombre soltó tantas barbaridades que a poco que los periodistas hayan sido listos, y guarden en un cajón sus desprecios al gobierno, ahora está aterrado de que se las vayan mostrando una a una. Bueno, aterrado es demasiado. Dijo que era antipatriota subir impuestos, dijo no sé qué de la sanidad, dijo no sé cuánto de la educación, y dijo otro tanto de evasión de moneda, dijo... dijo de todo. Y resulta que don Mariano está repitiendo con papel de calco el programa sociata. No soy tan lerdo como para no detectar la gran farsa, la gran comedia, en que todo sigue siendo igual, con otro logo. Don Pons nos dirá el día que hable que él ejercía un rol, un papel en esta chirigota. Lo hizo muy bien, todo hay que reconocerlo. Y sería de estúpidos creerse que había algo de vergüenza en esa apostura. Son actores. La mayoría de ellos malos, como doña alcaldesa de Madrid. Como doña Rudi. Don González Pons era fantástico. Por eso nos gustaría volver a verlo pronto. |