Vilches - Jaen

Hola compañeros.
Aunque no soy muy religioso, desde el punto de vista de seguir los preceptos de la Santa Madre Iglesia, he de confesaros que sí soy creyente… a mi manera.

Cuando llegan ciertas fechas como la de hoy, miércoles de ceniza, no puedo por menos que pararme a pensar un poco en mis ideas religiosas, mis convicciones con respecto a mis creencias. Y tengo que confesaros que siempre termino con la cabeza como un bombo; no os creáis que saco algo en claro. ¡Siempre con mis dudas!.

Me supongo que todo esto que me ocurre es consecuencia de mi educación (la que mis padres me han dado) y el choque de esta educación con mis creencias, mis razonamientos propios.

Al final, siempre termino igual: Acordándome de mi pobre madre cuando llegaba el miércoles de ceniza y este día tocaba un buen baño (en un barreño de cinc, porque entonces no había ni bañera, ni ducha, ni nada… ni retrete). Tras el baño, la ropa completamente limpia y recién planchada; desprendiendo un olor muy característico a “Heno de Pravia”, puesto que los cajones de los armarios donde se guardaba la ropa contenían una pastilla de este jabón.

Una vez bien vestido y con los zapatos inmaculados (o botas, con sus correspondientes plantillas porque yo tenía los pies planos), llegaba el que para mí era el peor de los calvarios: Mi madre me agarraba, o más bien me apresaba con su piernas mientras ella estaba sentada en un silla, y yo, de pie, quedaba inmovilizado y a su entera disposición para ser peinado. ¡Qué suplicio!, ¡ qué sufrimiento!. Mi madre, con el peine usándolo con energía, me quitaba los enredos del pelo de una sola pasada. Casi siempre terminaba echando alguna lágrima que otra. Cosa que era mucho peor porque luego llegaba el turno de secarme las lágrimas. Os cuento: Mi madre se sacaba su pañuelo y acto seguido se lo llevaba a la boca. Con la lengua empapaba un pico del pañuelo y, con este pico, me frotaba bien la cara para quitarme todo vestigio de manchas o lágrimas. Terminado todo este ritual, decía: ¡Venga, que llegas tarde a la Misa! ¡Pórtate bien y cuando termine te vienes corriendo a casa y me enseñas la ceniza! ¡Mucho cuidado con que no me traigas la ceniza en la cabeza, eh!

Así empezaba la Cuaresma en mi casa. Baño integral, ropa limpia, y ceniza en la cabeza.

¡Y el potaje de Cuaresma, con su bacalao! ¡ese es el olor de la cuaresma!

Por convicción, y POR RECUERDO A MI MADRE, hoy como Potaje de Cuaresma.

Continuará…
Un saludo, por mi cuenta.

LA verdad es que si esos erean otros tiempos hiy este tipo de dias pasan casi desapercibidos entre el estres y el dia a dia


Se acercan los días mas esperados para a cualquier cofrade, entre ensayos preparación de ropas y de la estaciones de penitencia nos preparamos para vivir la cuaresma recordando los cuarenta días que Jesucristo estuvo meditando en el desierto.

Fechas para la realización de cultos , para reflexionar y hacer alguna que otra promesa esforzándonos y poniéndonos por una vez en la piel del que vino a salvarnos del pecado original.

Tiempo también para la alegrìa el nerviosismo controlado que darà su fruto el dia de la estación de penitencia a la cual cada cofrade pertenezca.


El proximo Miercoles deCeniza y despues de la eucaristia como es tradicion se realizara el Solemne Via Crucis por parte de la Cofradia del STMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE Y SALUD Y NUESTRA SEÑORA DE LA AMARGURA por el recorrido habitual.

www.lalevantavilches.es.tl

Hay "por mi cuenta",que bonito y entrañable lo que cuentas,y lo has detallado tan bien, que parece que estaba viendo a tu madre (o ha cualquier otra madre) sacandose el pañuelo, y mojandoselo en la boca para limpiar las lágrimas, y ponernos entre las piernas para peinarnos,tu tenias el pelo corto pero yo tenía dos buenos "coletones"..

Que te aproveche ¡¡el potaje de Cuaresma!! ..Que vaya unas ganas que, me han entrado..

La verdad que bonito y entrañable. Al igual que tú, por mi cuenta, mis convicciones religiosas han ido perdiendo fuelle y ya más que convicciones lo que me quedan son recuerdos: miedos, dudas y temores......al Señor y al cura.

He llegado a la conclusión que siendo bueno con el prójimo (incluyendo en la palabra "bueno" todo lo que se entiende por respeto, amistad, compañerismo, amor, honradez, etc....) ya da igual qué religión es la que se practique, como si es el más puro agnosticismo: la cuestión es ser bueno y nada más.

En mi niñez el miércoles de ceniza me pillaba en el colegio, y era desde ahí de donde partíamos todos los alumnos hacia la iglesia, siempre con la clase de religión correspondiente para que supiéramos por qué íbamos ese día a un acto tan ceremonioso. ¡Todos volvíamos a nuestras casas con el cuidado de no quitarnos la ceniza untada en la frente a modo de cruz! ¡La tenían que ver nuestros padres! Y además no nos la quitábamos hasta que nos íbamos a la cama en la noche.

Saludos.

Esta muy bien como relato, pero mejor que solo sean recuerdos,yo no los añoro. Saludos.