LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO Es de interés que en muchas de las expresiones que solemos utilizar a lo largo de nuestra vida, descubrimos que tras ellas, se encuentra un curioso origen. En el caso de “la curiosidad mato al gato”, que tan a menudo utilizamos, el origen aparece en el pueblo anglosajón “Curiosity killed the cat”. Originalmente se decía “care kills a cat” (la excesiva cautela, la preocupación mató al gato) y empezó a usarse en el siglo XVI. “Care” advertía que preocuparse es malo para la salud y puede llevarnos demasiado pronto a la tumba; la frase es un reconocimiento de que los gatos son muy cautos y cuidadosos. Transcurrido el tiempo se modificó el refrán, la palabra “care” se convirtió en “curiosity”. La curiosidad mató al gato, suele ser un buen refrán del cual pocas personas hacen caso. Muchas veces por querer saber más destruimos aquello que estaba envuelto en el misterio, desapareciendo con ello la magia. Antiguamente, el hombre dejaba el legado de su experiencia a través de los mitos y leyendas, y aunque esto no era algo muy exacto, ciertamente no tenían tanta curiosidad y vivían bastante tranquilos. A la mayoría de los mortales no les quita el sueño el hecho de saber que la materia oscura es lo más predominante en el universo y bien es cierto, que los seres humanos somos insaciables y siempre queremos saber más; pero quizás un día el gato muera por ser tan curioso y nos demos cuenta de que todo lo que hemos descubierto es en realidad una mentira. También es cierto, que una cosa es sentir curiosidad por algo, y otra muy distinta, es ser curioso. Y ¿Qué significa, entonces, ser curioso? Significa que no existen temas que no queramos conocer. Es volver voluntariamente a la edad de los porqués, o no haberla abandonado jamás. Los curiosos vivimos cuestionando, no aceptamos medias respuestas ni que nos expliquen que las cosas se hacen como se hacen porque sí, o porque así es como siempre fueron hechas. Pretendemos razones, causas, fundamentos, argumentos. Intentamos ir hasta el fondo en cada cosa. Sentimos la necesidad de saber. Hacemos un problema de algo que venía pasando inadvertido, un problema que para el mundo hasta entonces era indiferente. Decidimos dedicar un tiempo de nuestras vidas a resolver incógnitas y a hacer algo al respecto, es entonces cuando la curiosidad cumple con su misión: impulsarnos a conocer, investigar, preguntar, levantar el teléfono, abrir el diccionario, buscar en Google e incluso ponernos en marcha para lograr cambiar aquello con lo que no estamos de acuerdo. La curiosidad no siempre es buena, y es cierto que a veces “ignorante se vive mejor”, te lleva a veces a descubrir cosas que no te gustan o con las que no estás de acuerdo, cosas que duelen o que sinceramente hubieras preferido no saber, la curiosidad es “una enfermedad crónica” y hay que llevarla lo mejor que cada uno pueda, puesto que al fin y al cabo, y en mayor o menor medida, todos tenemos un poquito de esta enfermedad dentro de nosotros mismos. |