EL CAMINO Hoy en Hospital de Orbido. Os cuento la leyenda del "Puente de Paso Honroso": ...Así sucedió en Puente de Orbigo, en el camino de Santiago, junto a un puente, de paso obligado en el camino de los peregrinos, que durante un mes permaneció bloqueado a los caballeros que para realizar su “paso honroso” debían enfrentarse al caballero retador: don Suero de Quiñones. Era don Suero de Quiñones un caballero leonés con entronque en la familia de los Luna. Ya no eran tiempos galantes los que le tocaron vivir, pero en Puente de Orbigo don Suero quedó prendado de una dama, doña Leonor de Tovar. Don Suero cortejaba a la señora, más ésta rechazó a su pretendiente. Don Suero, inasequible al desaliento, todos los jueves se colgaba del cuello una argolla en señal de atadura a su amada. Decidido a dar muestras de su devoción por ella solicito del rey, que se encontraba en Medina del Campo, permiso para la celebración de un torneo. Le fue dado, y don Suero regresó a Puente de Orbigo dispuesto al reto. Anunció que nadie, en el plazo de treinta días, podría cruzar el puente que cruza el río Orbigo y separa la población del Hospital de Orbigo, sin batirse con él. Ayudado por nueve caballeros se dispuso todo lo necesario para el festival. También la presencia del personal necesario para el realce del torneo, y la del Notario Real don Pedro Rodríguez de Lena. Durante un mes se sucedieron los combates. Nadie logró cruzar el puente, realizar un “paso honroso” entre las dos orillas, hasta que se rompieron 166 lanzas en combates victoriosos de don Suero y los suyos. Alemanes, valencianos, franceses, portugueses y caballeros de otros lugares pretendieron el paso; ninguno lo consiguió. Cuentan las crónicas que sólo un caballero quedó muerto tras un lance. Un catalán al que la lanza rival atravesó un ojo, penetrando en el cerebro, fue la única víctima. Pasado un mes de aquel año Santo Compostelano de 1.434, don Suero y sus amigos abrieron el paso, y se dirigieron en peregrinación a Compostela. Allí el caballero leonés depositó ante el apóstol una réplica de la argolla, en realidad una gargantilla, símbolo de su amor por doña Leonor. Un año después don Suero llevaba al altar a su amada, y veinticuatro años más tarde, moría por la mano de uno de los caballeros vencidos en el “paso honroso”. Un saludo, por mi cuenta. Y "buen Camino"
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