Vilches - Jaen

Gibraltar es un tema controvertido sobre el que vuelve a plantearse la eterna polémica.

Por lo que sé, España cedió a los británicos el Peñón en perpetuidad a principios del siglo XVIII, y después de 300 años de ser ciudadanos ingleses, el noventa y muchos por ciento de "los llanitos" quieren seguir siéndolo, ni siquiera aceptan la soberanía compartida.

Parece claro que geográficamente Gibraltar es español. Según se escucha, los gibraltareños obtienen beneficios de España, usan gratis nuestros hospitales, un porcentaje alto de ellos tienen posesiones en nuestro país, no pagan IVA; Gibratal es un paraíso fiscal.

Lo que también parece claro es que España no cedió las aguas territoriales ni su espacio aéreo ni el itsmo (terreno que une el Peñón con la Península), del que los ingleses se han ido apropiando y han ido construyendo edificios sobre él: Un centro médico militar, el aeropuerto...

Por otra parte, ahí está ese otro sector de "los llanitos" que defienden la autodeterminación.

Así que, Gibraltar, ¿español, británico o gibraltareño?

Al margen de lo que pretende este Gobierno con esta maniobra de distracción, mi postura respecto a Gibraltar es que si todos hicieran lo que yo, que es no pisar esa tierra usurpada, negándole con esta actitud a esos ladrones el oxigeno que les mantiene. O como hace tiempo los Beatles de Cádiz cantaban: si cada español, cada vez que entra en Gibraltar se trajera una piedra del peñón este estaría en este momento desaparecido.

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Ambos anacronismos deberían desaparecer

Hay, además, otro caso similar en España, aunque menos conocido. Olivenza (Badajoz)nos lo reclaman los portugueses de vez en cuando.

El conflicto actual con Gibraltar no es el primero ni será el último hasta que los respectivos gobiernos se decidan a buscar soluciones y lleguen a acuerdos definitivos. Mientras tanto, los que sufren las consecuencias es, como siempre, los ciudadanos de a pié, tanto de La Línea como de Gibraltar, que trabajan en uno u otro sitio y que tienen que cruzar diariamente la verja (8000 linenses, según Informe Semanal), los pescadores a los que no paran de hostigar, etc.

Al fin y el cabo, los habitantes de La Línea y de Gibraltar están obligados a entenderse y a llevarse lo mejor posible. Son ellos los que se ven y se relacionan diariamente y su convivencia debe de ser, por lo menos, aceptable.