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Cuando el ángel de la guardia viste malla y va en bicicleta
Miércoles, 26 de Agosto de 2009 13:22 PROVINCIA - NOTICIAS PROVINCIALES
Final feliz. Miembros de las seis familias mancharrealeñas, en Disneyland-París.
Nuria López Priego / Jaén
Para unos, sólo es un invento cristiano. Para otros, el guardián que tiende la mano cuando todo parece perdido. Así lo creen seis familias de Mancha Real. Estaban a punto de perder el avión que los llevaría de Madrid a París cuando el Club Ciclista Tosiria se cruzó en su camino y, gracias a ellos, cumplieron el sueño de conocer Disneyland.

A modo de anécdota, el mancharrealeño Miguel Ángel Moreno Olid comenta que, en el momento mismo en que nació su primera hija, comenzó a gestarse el sueño de viajar algún día al mundo mágico que promete Disneyland-París. De ello hace nueve años. “Con la promoción conjunta que hicieron Diario JAEN y la Caja de Jaén, abrimos una cuenta ahorro infantil y, desde ese día, ellas —se refiere a las dos niñas que tiene— han estado ahorrando para el viaje”. Poco a poco, con la perseverancia que infunde la ilusión por alcanzar un deseo, las pequeñas y sus padres reunieron un “capitalillo” suficiente para poder materializar un proyecto al que se sumaron otras cinco familias, también de Mancha Real.
No habían puesto aún fecha al viaje cuando el iceberg de la crisis asomó su punta y la psicosis ciudadana se desató. Antes, sin embargo, de que la recesión sepultara el sueño de sus hijos, en pleno mes de diciembre de 2008, las seis familias reservaron el viaje a Disneyland París. Cuatro noches en un parque temático de ensueño, durante la tercera semana de agosto. “Nos dijimos que pasara lo que pasara, nuestros niños tenían que conocer Disneyland”, indica Moreno.
Los días previos al viaje, los menores tenían los nervios a flor de piel. Basculaban entre la felicidad y la ansiedad. Y, así, sumergidos en ambas, el mes de julio pasó y llegó el 14 de agosto: la fecha del viaje. Un grupo de mancharrealeños —en su mayoría, niños— tomaba un microbús con destino al aeropuerto madrileño de Barajas, desde donde debían coger el vuelo que por fin los trasladaría a la tierra de Disney. Aproximadamente a las tres y media de la madrugada, cuando habían recorrido más de 250 kilómetros, el microbús se detuvo para hacer un descanso en la estación de servicio Torremancha, en la Nacional IV, a la altura de La Guardia (Toledo). Y, entonces, “la avería dio la cara”, gruñe Miguel Ángel Moreno Olid. Se había roto el embrague y era “irreparable”, comenta. La alegría que antes se dibujaba en la cara de los menores se tornó desilusión y arreció el llanto. “No teníamos recursos ni tiempo material para poder tomar a tiempo nuestro avión. Los niños preguntaban qué pasaba y nosotros no teníamos respuesta”, admite Miguel Ángel Moreno.
Como por arte de magia, cuando creían que todo estaba perdido, en el parking del Torremancha estacionó un autobús con el logo del Club Ciclista Tosiria y de sus escaleras descendieron el pegalajareño José Generoso y su mujer, amigos de Miguel Ángel Moreno Olid. El club viajaba hacia Jaca para hacer una excursión cicloturista. Moreno Olid le contó a su amigo lo que les había pasado y este a su vez lo consultó con el presidente. “A nosotros nos sobraban plazas, porque nuestro autobús tenía 59, y no vimos inconveniente en desviarnos y solucionar el problema”, explica José Anguita, presidente del Club Ciclista Tosiria. Locos de contento, montaron en el autobús y retomaron el camino hasta la Terminal 2 del aeropuerto de Bajaras. A pesar de los avatares, “gracias a este gesto humanitario” —dice Moreno—, las seis familias descubrieron la magia infinita de Disney. “A ellos se les apareció la Virgen —dice el presidente del Club Ciclista— y a nosotros nos quedó la satisfacción de comenzar bien nuestro viaje”.