Los mendigos Los mendigos no dormimos bien. Necesitamos. Pedimos. Te miramos, te hablamos con la mirada, y te pedimos. Nos miras, a algunos nos dedicas una sonrisa, hasta hacemos gracia. Estás lejos, te acercas, y te vuelves a alejar. Tú sigues, nosotros nos hemos quedado, esperando, bebiendo, respirando, mirándote. No soportamos la soledad, pero queremos estar solos. No sabemos estar con la gente, la pobreza nos ha hecho ser ricos en vida interior y en independencia. Casi siempre pretendemos ser piedras, no por lo duros, si no por lo inertes; sólo nos movemos por dinero o por causalidades. El sexo… ¿Qué era? Por dinero y por casualidades también mentimos y hasta traicionamos. Muchos somos egoístas, vivimos sólo para nosotros, porque nosotros somos lo único que tenemos. Bueno, también tenemos a nuestras circunstancias. Al principio los más jóvenes e ingenuos vivimos de esperanzas, al final todos aprendemos a vivir del aire. Los que no aprenden se dividen en las vías del tren que tantas veces han cogido, y otras tantas han perdido. Algunos nos afanamos en sobrevivir, al precio de convertirnos en bestias. Cada día os cruzáis con muchos mendigos por la calle, en el video club, en la iglesia, en las galerías de arte, unos sin zapatos, otros con traje y corbata. Todos esperando una mirada. |