EL PARO El pasado lunes fue publicado en la sección de opinión del diario Jaén el siguiente artículo enviado, desde Úbeda, por Trinidad Cruz Ramos que me gustaría fuese compartido por todos los lectores de este foro. Dice así: EL PARO. El paro tiene solución si se quiere. Hay razones técnicas suficientes para creer en ello, pero sobre todo hace falta voluntad política. Quiero escribir una carta llena de realidad y a la vez cargada de esperanza. Porque para un militante cristiano en paro la realidad debe estar cargada de esperanza. Hay lanzada una campaña con un lema muy directo: “El paro mata”. Y esto es una realidad como que ahora es de día. Y sobre todo al final de mes. Cada final de mes para un parado es como si te fueras muriendo lentamente, día a día, tu economía se va comprimiendo de tal manera que el que se te rompan los zapa-tos se convierte en un problema, y ya no digo nada si es un electrodoméstico o una ave-ría de coche. Cada día al salir de mi casa, me cruzo con un joven y un viejo que llevan viviendo dos meses en un coche en la puerta de mi casa. Sigo andando, y hay un super-mercado. A la hora en que paso es el momento en que sacan los carritos con la comida caducada o a punto de caducar. Cada vez hay más familias enteras esperando ese momento. Al principio me sorprendía ver a unas 15 personas allí. Ciego de mí, tarde en ver la realidad. Un matrimonio inmigrante, amigos nuestros, vive con una pensión de invalidez de 300 euros, ella no encuentra trabajo y tienen a su hijo ingresado en centro psiquiátrico con depresión por encontrarse en paro. ¿Cómo miramos la realidad que nos rodea?. El no poder cumplir un deber como es el de mantener a tu familia lleva a miles de hombres a la evasión, al vicio, hasta llegar a la degradación como personas, querien-do aliviar tu dolor con una falsa salida (alcohol, juego, fútbol, sexo y un largo etcétera) que llevan al parado al precipicio de la ruptura matrimonial, la marginación y hasta el suicidio. Con este panorama, lo fácil es echarle la culpa del paro al propio parado. Hoy se nos machaca con que el paro tiene causas psicológicas, de habilidades sociales y de falta de currículo. Por eso las salidas del paro son, en un 99%, individualistas. Se llenan aulas y aulas enteras para hacer oposiciones. Decenas de miles de opositores para un puñado de plazas. Y como está la cosa, imposible de acceder. Pero el paro tiene sobre todo causas políticas. ¿Hablamos de esto con otros amigos o conocidos en paro? Hablar del paro con alguien que está parado es tabú. Tengo familiares muy cercanos y amigos que están en paro y no hablamos del paro, lo evitamos siempre. Y si se saca el tema se hace a un volumen menor y normalmente para preguntar por la salud del parado. Es como nombrar la soga en casa del ahorcado. Mi cuñado lleva 3 años parado, el año que viene cumple los 50. Es delineante, se fue reciclando en el tema informático, fue despe-dido de una empresa de carpintería, hasta hoy. Tenemos unos amigos que desde jóvenes han sufrido especialmente el paro. Son maestros pero de lo único que han encontrado trabajo es en gasolineras. Él se sacó el carné de camión y pudo hacer transporte de com-bustible. Cuando nos metimos en este diabólico ajuste estructural, mal llamada crisis, el jefe le empezó a apretar: menos sueldo, más horas y hacer cosas prohibidas con los dis-cos de camionero, como conducir con el de otro, quitarlo en ciertos momentos. Sé por experiencia en el autobús, que conducir en estas circunstancias te hace entrar en un es-trés casi permanente. Al cabo de un largo periodo así, se dio de baja. Le diagnosticaron depresión. Otro eufemismo más. Ahora la explotación laborar lo diagnostican como depresión. Su mujer siguió trabajando en la gasolinera hasta hace un mes que la despi-dieron haciéndole chantaje y engañándola, tratándola peor que a un perro. Tengo que reconocer que en mi vida he tratado muy poco o nada con otros el tema del trabajo. En-tre personas con largas jornadas de trabajo y salario bajo, o los eventuales, o los que trabajan en jornada parcial, el trabajo se ve como sálvese quien pueda, vamos a crearle el menor quebradero de cabeza al jefe y que no falte. Estas con las frases favoritas de un porcentaje grande de la sociedad española. Esto también mata. Mata el espíritu asociati-vo en primer lugar. El paro es una amenaza, una espada de Damocles. Media España está en paro o trabajo eventual o parcial y la otra media trabaja, pero está bajo el régimen disciplinario del paro. Cuatro de cada cinco familiares cercanos, amigos y conocidos próximos a mí sufren el paro, la eventualidad, la parcialidad o la explotación. Con ninguno me he atrevido a hablarle o proponerle una salida digna al paro. Cuando lo he intentado no he sabido se-guir profundizando en que su paro tiene causas políticas. El paro es la negación del tra-bajo y, por tanto, es la negación del hombre. El paro y la explotación se puede decir que son una violación profesional en toda regla. ¿Cuánto nos preocupa esto? ¿Podemos des-cansar tranquilos?. Si la prostitución es utilizar a la mujer como un objeto, el paro y la explotación son tratar al hombre y a la mujer como objetos. Cuatrocientos millones de niños esclavos tratados como objetos para que, por ejemplo, nuestros hijos disfruten de juguetes. 1.600 millones de hombres y mujeres tratados como un engranaje más, como un objeto para que unos pocos puedan gozar de los frutos del sudor del de enfrente. Y no es un simple juego, esta realidad se lleva por delante a millones de muertos. Ante esta situación, ¿pasamos delante del paro y la explotación como si fuéramos turistas?, como decía Giorgio La Pira (alcalde de Florencia). El paro tiene solución, si se quiere. Hay razones técnicas suficientes para creer en ello, pero sobre todo hace falta voluntad política para ello. Pero el paro no lo solucionarán los políticos que acumulan en sus cuentas cientos de miles de euros, varios pisos y herencias multimillonarias. Estos esta-rán solo pendientes de conservar y acrecentar su patrimonio. El paro lo solucionarán: hombres y mujeres que lo sufren y estén dispuestos a salir de él con otros. El problema de los demás es igual al mío. Salir de él todos juntos es la política, salir solo la avaricia. Hombres y mujeres dispuestos a sacrificar tiempo, dinero y prestigio para que el bien común prevalezca por encima del interés particular, eso es la solidaridad. Hombres y mujeres que no acepten ser dirigidos y disciplinados con el poder, sino que practiquen la verdadera democracia que históricamente se la ha llamado autogestión: Poder del pue-blo, para el pueblo y con el pueblo. Es un camino hacia la libertad. En definitiva, hom-bres y mujeres dispuestos a embarcar su vida en una corriente de solidaridad que prota-gonizan sobre todo los más empobrecidos de la tierra en un camino hacia la libertad o dicho de otra manera: internacionalismo. Este es el drama que está viviendo el 31% de la población activa en Andalucía. Este parado representa en primera persona el drama del paro y también que es posible la esperanza cuando se luche solidariamente de una forma autogestionaria e internacionalista. |