La Carolina - Jaen

• El ejemplo islandés

Zapatero y Rubalcaba, responsables de la ruina.
• Dos ex gobernantes. Dos escenas. Por un lado, el ex primer ministro de Islandia, Haarde, sentado en el banquillo, se enfrenta a una pena de hasta dos años de cárcel por mala gestión. De otro, José Luis Rodríguez Zapatero, que deja el país con más de cinco millones de parados, se sienta en el Consejo de Estado con un sueldo de 70.000 euros, a los que hay que sumar otros 80.000 por ex presidente del Gobierno. El primero debe hacer frente a sus responsabilidades por “desatender las advertencias sobre la crisis”, una “negligencia flagrante”, que llevó al país a la bancarrota y al aumento del desempleo hasta llegar al 10%. También se puede decir que Zapatero desatendió las advertencias sobre la crisis, llegando al extremo de negarla, y que incurrió en negligencia flagrante, al no adoptar las medidas que hubieran amortiguado el golpe –las reformas laboral y financiera–. Pero aquí no sólo nadie le reclama responsabilidades, sino que le condecoran con la Orden de Isabel la Católica y le habilitan un despacho en el Consejo de Estado.
Técnicamente no son comparables el caso islandés y el español, porque aquí carecemos de una Ley sobre la Responsabilidad de los Ministros. Pero moralmente, la analogía resulta pertinente. Sobre todo porque las responsabilidades de Zapatero son muy concretas. Su actitud se ha traducido en un daño tangible: la destrucción de casi tres millones de puestos de trabajo. Puede que sea difícil en términos jurídicos establecer los límites que separan el derroche de la malversación de fondos públicos, pero sorprende que no exista un tipo penal para una actitud que ha condenado a la ruina a millones de familias españolas. Miles de millones de todos se han evaporado en agradecer el apoyo ideológico de cineastas o sindicatos o asociaciones para los derechos reproductivos, para “actividades” palestinas, para el “teléfono para hombres” de Aído, para los amigos de Mediapro, para el metro de Vietnam, para grupos homosexuales y feministas, para millares de altos cargos que no dejaron de aumentar, al igual que la factura de la publicidad institucional que se dejó 50 millones en hacer visible aquel “plan E” que construía muchas pistas de pádel municipales mientras daba la puntilla a las cuentas del Estado.
Capítulo aparte merecen iniciativas muy personales del presidente como la Alianza de Civilizaciones (decenas de millones se han ido en ese agujero estúpido, a los que hay añadir los casi 20 millones que corresponden a la reforma del pastiche de Barceló en la Sala de Ginebra) o la Ley de Memoria Histórica, que año tras año multiplicaba su partida presupuestaria y dividía a los españoles.
Llámese a todo negligencia, despilfarro o malversación... el caso es que los responsables muy lejos de enfrentarse a un proceso judicial, disfrutan de altas pensiones y de honores, casi como si hubieran ganado una guerra. Además de Zapatero, la ministra Salgado, la de los “brotes verdes”, acaba de fichar por un grupo energético y Rubalcaba hasta se arroga legitimidad para criticar las drásticas medidas de Rajoy. Cuando es tan corresponsable en la ruina como Zapatero. ¿No era Rubalcaba el que en plena campaña alardeaba de tener una fórmula para atajar el paro? ¿Dónde está esa receta? ¿Qué clase de burla es esta?

El ejemplo islandes,muy pero que muy bueno.Habra que ir tomando nota de como hacer las cosas bien.

Y con ellos,Trillo por el accidente del Yakolev y,como no,el innombrable,etc,etc