Zp una vez mas vuelve ha desmentirse El presidente del Gobierno vuelve a autodesmentirse Zapatero negó reiteradamente en los últimos meses que planeara el adelanto. El PSOE mantenía que no era bueno para España. No era la primera vez que ocurría, pero ayer, el presidente del Gobierno volvió a enmendarse a sí mismo y es muy probable que no sea la última vez que lo haga. José Luis Rodríguez Zapatero y todos sus colaboradores acumulaban semanas desmintiendo con insistencia que las elecciones fueran a celebrarse antes del final de la legislatura, el próximo mes de marzo. Pero ayer, en el último Consejo de Ministros antes del verano, Zapatero aprovechó su tradicional comparecencia de despedida del curso para despedirse también de La Moncloa y anunciar que las próximas generales se celebrarán el próximo 20 de noviembre. Lo cierto es que, hasta ayer, Zapatero había negado explícitamente en numerosas ocasiones que planeara adelantar la cita con las urnas. El pasado mes de mayo, sólo unos días antes de las elecciones municipales y autonómicas en las que el PSOE obtuvo sus peores resultados de la democracia, Zapatero aseguró que la “legislatura es de cuatro años y que las elecciones” debían celebrarse en marzo. El 28 de mayo, el aún jefe del Ejecutivo insistió en la misma idea asegurando que era necesario agotar la legislatura por el “interés general” de España. “Mi determinación es completar la tarea y, por tanto, la legislatura”, declaró ante el Comité Federal del PSOE, en el que su sucesor al frente del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, fue proclamado candidato de las primarias. De nuevo el pasado 2 de junio, en una entrevista concedida al programa de RNE En días como hoy, Zapatero recalcó que su objetivo era “agotar la legislatura” porque era “bueno para el sistema democrático cumplir con el mandato dado por los españoles”. El 19 de junio, en San Petersburgo, tras un encuentro con su homólogo ruso, el presidente del Gobierno volvió a rechazar que, pese a los indicios cada vez más sólidos que apuntaban a un adelanto electoral, tuviera intención de recortar su mandato. “Mi deseo es adelantar [...] la recuperación de la economía y el empleo”, manifestó Zapatero, jugando al equívoco con un silencio intencionado, consciente de la atención que generaba el calendario político. La última gran negación tuvo lugar el pasado 9 de julio. Con Alfredo Pérez Rubalcaba proclamado ya candidato oficial del PSOE a las próximas elecciones generales por la ausencia de otros oponentes en las primarias, Zapatero remarcó de nuevo que su decisión era que los comicios se celebraran la próxima primavera. Desmentido general No deja de sorprender que ayer, tras esta larga lista de desmentidos y con media España en la playa, Zapatero no sólo anunció que las elecciones no serán cuando él mismo había manifestado, sino que, además, puntualizó, sin torcer el gesto, que tenía la decisión “pensada y meditada” desde hacía tiempo. En realidad, Zapatero no ha sido el único desmentido por sus acontecimientos. En la estrategia de negación también han participado otros miembros del Gobierno y de la dirección del PSOE. Así, el secretario de Organización del Partido Socialista, Marcelino Iglesias, aseguró repetidamente en junio que “el objetivo del PSOE y el del Gobierno” era “acabar la legislatura”. El 19 de julio, es decir, hace sólo 10 días, también negó el adelanto electoral Manuel Chaves, vicepresidente de Política Territorial, porque, dijo, llegar a marzo era supuestamente lo que más le convenía a los españoles y a la economía. Rubalcaba también se expresó en idénticos términos el 19 de julio ante sus compañeros de partido en el Congreso, el Senado y el Parlamento Europeo. El candidato del PSOE fue incluso más lejos y puso como ejemplo los efectos nocivos que, en su opinión, había provocado el adelanto de las elecciones en Portugal. Rubalcaba defendió el respeto del calendario. El récord lo guardará en su casa el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, que el pasado domingo rechazó una anticipación de las elecciones y aseguró “que sería lo peor para España”. Las circunstancias y las razones deben de haber cambiado en una semana. |