Adios José Saramago Todos algún día dejaremos de existir, pero cuando la muerte se lleva consigo a personas que, por personalidad o trabajo, lograron trascender las fronteras y dejar una huella importante en la Tierra, el dolor parece hacerse más profundo. Ayer murió José Saramago, el destacado intelectual de origen portugués que, además de haber demostrado en varias oportunidades sus aptitudes literarias, no dudó en mostrar un compromiso ideológico que lo convirtió en objeto de censura y persecuciones. El hombre que, a lo largo de su trayectoria, supo ganarse el respeto y la admiración de personas de diversas partes del mundo había nacido en Azinhaga el 16 de noviembre de 1922 Nunca, por más que uno sepa que la muerte se aproxima, se está preparado para enfrentar el fallecimiento de un ser amado o admirado. Por eso, cuando se informó que la vida del también creador de “La balsa de piedra”, “El hombre duplicado” y “Las intermitencias de la muerte” había llegado a su fin tras sufrir las consecuencias de una larga enfermedad, en varios países el clima se volvió gris y numerosas personas comenzaron a manifestar su tristeza ante esta realidad que nadie deseaba enfrentar. Muchas fueron las frases que José Saramago construyó con la muerte como inspiración. Hoy, yo lo evoco como expresión interesante, con la ilusión de que se haya ido tal como suponía o imaginaba al decir, por ejemplo, que esperaba partir de este mundo como había vivido, “respetándome a mí mismo como condición para respetar a los demás y sin perder la idea de que el mundo debe ser otro y no esta cosa infame”. Si bien para él la muerte se reducía a “entrar en la nada y disolverse en ella”, no hay que olvidar que, desde su punto de vista, la única defensa de la humanidad contra la inevitable desaparición física es el amor. Recordémoslo, entonces, con un gran afecto y con la cuota de admiración que merecen los hombres que, como él, nos han enriquecido con su sabiduría, su compromiso y su labor. Después de todo, sólo se podrá extrañar su presencia física, porque su espíritu seguirá vivo para siempre en cada uno de los libros que forman parte de su prolífica producción literaria |