Jamilena - Jaen

Ha roto su silencio el paisano Baltasar Garzón y lo hace como esperábamos de él, en jarras. O sea, que está, no se ha ido, sigue en lucha, que falta le hace al país, a la decencia y a la democracia que algunos se quieren cargar lapidando judicialmente a quien más ha velado por la pulcritud de la política, el buen gobierno de los ciudadanos, asestando en los últimos tiempos golpes certeros al núcleo gurteliano de la corrupción y el tráfico de influencias.

Igual que antes, siempre con la razón de la ley y de parte del pueblo, que es de quien emana la propia Justicia, lo hizo contra el terrorismo que paralizaba las instituciones democráticas y la propia vida de los españoles, y más antiguamente se enfrentó al contrabando gallego y al narcotráfico internacional, deshaciendo sus estados paralelos en pueblos y ciudades. O sea, papeletas que otros no quisieron (o no pudieron) y que ahí estaba Garzón, para ser envidiado por hacer su trabajo, qué cosas. De igual forma que un buen juez ha de velar por el estricto cumplimiento de la ley, corresponda a quien corresponda llevarse por delante y meterlo en la cárcel, a quienes nos dedicamos a escudriñar la realidad no debe asaltarnos nunca la duda de a quién molestaremos. Y les confieso que la defensa de Garzón, firme y decidida, por convicciones democráticas, aderezada del conocimiento de la persona, a carta cabal, levanta ampollas. No hay grises en este caso, que quien apoya a Garzón es de un lado, quien lo denosta de otro, cuando unos y otros deberían tener clarísimo que se cae el chiringuito de la ejemplaridad de la transición si finalmente es condenado por algo que clama el cielo.

Garzón ha explicado que "en cualquier país" que se viva una situación de transición entre un gobierno dictatorial, autor de crímenes contra la humanidad, y una incipiente democracia se plantea la posibilidad de "imponer la justicia por la categoría de los crímenes cometidos" o la opción de "mirar hacia delante, olvidándose del pasado", al considerar que la aplicación de la ley puede resultar perjudicial.

"Al final parece que los culpables son las víctimas y no los victimarios"

"Quienes han encabezado y ejecutado la represión van a optar porque la mirada hacia delante sea la que se imponga, no sé si porque así interesa al país del que se trate o por la propia seguridad ante la certeza de que pueden ser objeto de enjuiciamiento por unas instituciones ya democráticas", ha añadido".

Aquí está la clave de 35 años después de que el asesino genocida reventase en la cama, tantos años casi como duró su indecente poder, no haya sido juzgado ni uno sólo de los criminales que cooperaron, por acción o silencio, con sus crímenes. Un bunker que pilotaba "su transición" y una izquierda claudicante, que tenía miedo a quedar fuera de juego en la nueva "opereta democrática de género burlesco" que se iniciaba, pactaron silencio, olvido e impunidad. Pero quedan aún los cometidos por los grupos fascistas y a manos de la policía durante la transición. Pero somos muchos los que ya no nos resignamos ni un minuto más a la mentira entonces pactada de la que hoy estamos pagando las consecuencias de una ultraderecha homologada como democrática (PP), un poder judicial fascista y una Brunete mediática cuyos voceros estarían ya en la cárcel en un Estado democrático por sus cotidianos insultos.

El próximo jueves 5 de Agosto, como todos los siguientes, a las 8 de la tarde concentración en la Puerta del Sol contra la impunidad del franquismo, por la memoria, la dignidad y reparación de sus víctimas.

Los asesinatos de la dictadura Franquista fueron después dela contienda civil,en los años 40 al 43 fue cuando hicieron todos los asesinatos,que fue una limpieza politica por pensar de otra manera.

El mismo estilo de Hitler con los judíos, y hay partidos en España y no voy a decir que partido es, que los a apoyado y los sigue apoyando.