Castellar - Jaen

Hace muchos años, cuando era cani, solía irme de vacaciones a casa de mi primo en castellar. Una noche llegamos un poco borrachos (yo tendría unos 15 años), y a media noche, y aún ebrio, me levanté con un apretón tremendo y me acerqué al retrete, relajé los esfínteres y...

...PRRRRRRROOOOOOOOMMMMMMMMMBBBBBOOOOOOOMMMMMB....

Me salió un pedo pintor con meteorismo cuyos ecos retumbaron por toda la casa.

Al día siguiente, al despertarme, no me acordaba de nada salvo del cagarro y de su espectacular sonido, que yo pensaba que había soltado en el baño, pero cuando vi que tenía media cama cagada y no llevaba pantalones, empecé a sumar dos más dos; mi primo tenía en su habitación una especie de butacón al que se le levantaba el asiento para guardar ropa, y cuando vi mis pantalones del pijama justo al lado empecé a temerme lo peor.

Miré en el interior del butacón y casi me da un infarto: no quedaba una sola prenda sin tropezones, la mierda se había esparcido como si le hubieran puesto un barreno. Entre las tinieblas etílicas había confundido el puñetero butacón con el retrete.

Mi tia me echó una bronca del copón bendito y mi primo se deshuevó del suceso durante años; mucho tiempo después me enteré de que él había hecho cosas parecidas en otras noches etílicas con el puñetero butacón: había meado dentro al menos tres veces y se había cagado otra (aunque, a diferencia de mi, él se limpió el culo después con una camisa que tenía colgada del respaldo)

El día que mi tia decidió tirarlo, lo celebramos meando y cagando por última vez en él (aunque esta vez de forma consciente) Cada vez que nos acordamos de ello nos entra una risa tremenda, ¿como pudimos confundir el butacón con la taza del water?