Albanchez de Mágina - Jaen

Poco se puede decir de estos días que han pasado, ..., jejeje.

Los que estuvimos, lo pasamos bien. Personalmente yo he disfrutado como un enano, y me he permitido el lujo de ponerme en contacto con aquellos que no han podido estar, para ponerles los dientes largos. Hay que ser cabr....., jejeje.

Hay que inventarse otra fiesta para Septiembre, la "Pestuga", o algo así.

Ahh, por cierto, vaya movidón en la carretera vieja,.... Ni pensar quiero la de cosas que hay por ahí, jejeje.

Te respondo a tu mensaje Artillero:Las fiestas del pasado fin de semana estuvieron bien porque a esas cosas le damos buen arte.Ves,para trabajar no tenemos tanto arte pero para el jolgorio somos únicos.Los mejores diria yo.Será por aquello de que la vida son 4 dias y aplicamos aquello de que " a follar que el mundo se va a acabar".En cuanto a lo de la carretera vieja no sabes bien tú lo que corre por alli:porros y esperma en cantidades industriales.

Mi querido paisano. Me da por el tono de tus palabras, que no eres ni asiduo, ni te gusta en demasía, el “movimiento” de la Carretera Vieja. No quiero aventurarme, pero me parece que tenemos una perspectiva distinta de un mismo hecho.

El caso es, que los sitios por sí mismos no son nada. Los sitios, los hacen las personas que están en ellos; es decir, que si la gente es una impresentable, lo es en la Era Nueva, en la carretera, o donde quieran que estén, eso sí, pueden sentirse más desinhibidos por el contexto, pero al final, cada uno dice quién es.

Yo he estado en la carretera, en buena compañía, con actitud cívica, agradables temas de conversación, grandes risotadas, y un inmejorable y distendido ambiente. Del mismo modo, al lado ha podido haber algún grupo de húngaros y bárbaros, lanzando botellas, y haciendo el canelo con los coches. Esos, son indios estén donde estén.

El caso es que no quiero condenar “Al todo”, por una de “Las partes”. Me gusta la cohabitación de edades tan dispersas que se produce, la convivencia de diferentes inquietudes y principios, ¿por qué no decirlo?, pero allí estamos todos, revueltos.

Esto de estar revueltos, es lo que más enriquece humanamente, porque PELOTOSO, te aseguro que antaño, yo mismo era uno de los que intentaba relacionarme sólo con aquellos que, o eran como yo, o tenían más o menos mis mismas formas de pensar, de actuar, de funcionar. Pero he ahí el kit de la cuestión. Cuando uno tiene una personalidad marcada, y ve claro las cosas, el relacionarte con la gente diferente, aporta puntos de vista nuevos, perspectivas distintas de las que siempre vemos, y lo más importante, saber el por qué de los demás son como son.

El verdadero problema que suscita “este ambientillo”, es otro a mi parecer. Por un lado, está el hecho de que acabaremos cerrando los bares. Los locales han de cumplir unas normativas, unas condiciones mínimas para funcionar, aparte del pago de impuestos y mantenimiento de los establecimientos. Cuando estamos castañas, vamos a tomar la última al bar, no sin antes mingitar en las paredes, y hacer un poco de jaleo. Un severo problema para todos en definitiva.
Por otro lado está el otro hecho lamentable, el sobrecosto que originamos a la ciudad con ello. Partiendo de las luminarias de las farolas, que cuando están encendidas, rompemos a pedradas buscando intimidad. Igualmente, la limpieza de la zona. Contando con que se dejen las basuras más o menos agrupadas, y el vidrio separado, porque otras veces el deporte nacional es “A ver quien llega más lejos”, lanzando todo tipo de objetos. Incluso hasta cuando meamos somos competitivos, y gracias a que son jardines y terrizos, porque si fuese solería ibas a ver.

Creo que gran parte del rechazo social nos lo buscamos nosotros mismos con nuestra actitud. ¡Con qué poquito se podrían hacer las cosas bien!