Albanchez de Mágina - Jaen

Quiero reivindicar desde aquí a la figura de Antonio.

No me preguntéis su mote. Tenía una casa al lado de un banco que ya no está, en la C/ Mesones.
Lo primero que recuerdo de él es que siempre me saludaba con cariño desde que era pequeño, y que a veces ayudaba voluntarioso a transportar bultos de un lado a otro. Otras, se sentaba en su hamaca de playa a contemplar el panorama que desde la calle ofrecían la Plaza de José Antonio y la Era Nueva. Tenía un perro pequeño y negro.

También me acuerdo que de vez en cuando le hacíamos rabiar los críos. Era por la noche que se quedaba solo y se ponía a beber vino. Él se quedaba dormido en su hamaca y los críos se llevaban su mesa y sus zapatillas calle abajo hasta la Era Nueva. Una vez se enfadó tanto que -con razón- se subió hasta la parte de arriba de su casa para lanzarle un ladrillo desde arriba al primero que quisiera hacerle alguna fechoría.

Me enteré hace poco de que salió en la tele y se echó novia. La C/ Mesones no es la misma cosa sin él, que hacía en las noches de verano que el pueblo pareciera menos fantasma, especialmente cuando se cabreaba con el mundo y con el sereno y se quedaba hablando solo hasta que salía el sol al día siguiente.

Que le vaya muy bien a Antonio. Yo me acuerdo de él las pocas veces que paso por su casa y no lo veo.