Albalate de Cinca - Huesca

Os transcribo este articulo de FRANJA DIGITAL. Creo que es muy interesante.

Crónicas impertinentes: Zaragoza, Zaragoza

- Lo que pudo ser-

FD-A \ Debió ser Zaragoza una ciudad industrial y revolucionaria durante la II República Española. Eral tal la fuerza de la CNT ( sindicato anarquista, mayoritario en la clase obrera española por aquellas fechas) en las riberas del Ebro, que de nada sirvió a Barcelona el oponerse al traslado de la sede del sindicato a la capital aragonesa. Pero la aciaga tarde del 18 de julio de 1936, los trabajadores de ese sindicato, sabedores de lo que acontecía, llegaron al centro capitalino desde los arrabales, y allí con toda parsimonia esperaron órdenes, en lugar de tomar la iniciativa, como sucediera en Barcelona, para hacerse totalmente con lo edificios oficiales. Algo que sí hicieron unos pocos militares y falangistas ese mismo día y el siguiente, que tomaron audazmente la ciudad, dejando a continuación hasta el día 25 manchadas de rojo las tapias con más de 5.000 fusilamientos. Dicen luego, que esa indecisa clase obrera, aún esperó, silente y preparada para la insurrección, la llegada de Durruti en su galopada por los Monegros hacia la periferia de la capital. Nunca llegó, aunque estuvo cerca. Acabó así la Zaragoza moderna, abierta y tímidamente industrial, y nació en la posguerra la ciudad provinciana, la de los terratenientes, que elegantemente vestidos se dejaban ver por las cafeterías del Paseo de la Independencia, cadetes en uniforme de la Academia General Militar, admirados por las muchachas, y la de reclutas, funcionarios, altos empleados de cajas de Ahorros, profesores, opositores y estamentos eclesiásticos Parecía como si el tiempo, sólo alterado por el constante cierzo, se hubiera detenido en una ciudad que durante muchos años no pasó de 250.000 habitantes, hasta que llegaron los americanos a su base militar y estratégica para darle a todo este conservador decorado un tono exótico, sin que por ello aumentara el censo demográfico de la ciudad, ni tampoco cambiara su rancio carácter y cerrado acento aragonés.
Siguió sin pasar nada o muy poco, hasta que finales de los ochenta, Zaragoza pareció querer cambiar de vestido con GM y sus auxiliares. Y así, poco después, con el monocultivo industrial de ensamblaje de automóviles e marca extranjera, la ciudad se pobló de trabajadores, y con ellos nacieron los nuevos barrios y los centros comerciales. Pareció por fin que la ciudad despegaba , a pesar de su precario aeropuerto, hacia la modernidad pues llegó a rozar los 700.000 habitantes. Pero quizá todo fuera un espejismo. La revolución industrial siempre tuvo los pies de barro y la estructura del poder provinciano y caciquil, que desde la posguerra sigue gobernando la ciudad, se encargó muy bien de que nada cambiara en lo sustancial. A fecha de hoy, Zaragoza aún no tiene una burguesía emprendedora y con suficiente empuje que le permita diversificar su oferta industrial y tomar el relevo del desastre automovilístico que se avecina. Por ello, corre de nuevo el peligro de despoblarse de trabajadores y quedarse con su cierzo y estrechas estructuras. Los numerosos opositores al empleo público, distintivo social de la ciudad de posguerra, deben estar aumentando. Nunca se creyeron que el cambio iba en serio.

Lo que pudo ser y no fue, que cuestión,la vida está llena de cosas así.
Piensa, que en nosotros mismos, si hubieramos echo tal cosa, o tal otra, como seríamos ahora.
Espero que no se hable solo de "un bando" como me parece al principio, en este caso y el "otro" ¿santos? vamos ya.
Dejemos ya estas historias que tienen que estar en el olvido, pero veo que siempre hay alguien que no quiere dejar las cosas en paz, que le vamos hacer.