Villanueva de los Castillejos - Huelva

Antes que nada, debo decir que no es sencillo explicar y hacer participes de aquellos infernales años, intentando que comprendan que no era yo el que hizo todo aquello, sino una triste sombra, a todos aquellos que me vilipendiaron/vilipendié, maltrataron/maltraté, humillaron/humillé o a los que se aprovecharon y pretenden proseguir con esa acción.
Comienzo primero explicando el proceso a través de mi relato metafórico que, aunque puedan decir: ¡Qué pesado!, es la piedra angular que ha conseguido unificar un tiempo ausente con un tiempo consciente.
Escribí la novela durante un proceso de enajenación mental transitoria, el cual duró desde 2005 hasta final de 2007, cuándo me operaron de varices y descubrí por dónde iban los tiros. En su momento solicité consejo y me dijeron que estaba bien. Envié un borrador para su evaluación y me dijeron que si vendía 200 copias en menos de un mes, me ofrecerían un contrato de publicación real. En un atisbo de lucidez, decidí rechazar el contrato. Viendo que nadie se ha ofrecido a ayudarme, he tomado la decisión de corregir mi opera prima y mostrarla con un lenguaje adaptado a mi nivel intelectual real, puesto que la historia es buena, eso sé distinguirlo. No sé si me la publicarán, pero puedo utilizar la autoedición, nuevamente, si no consigo que me valoren la nueva edición.
El trabajo de corrección está siendo arduo y costoso: hacer volver a mi cerebro a la época en la cual escribí en un manuscrito una historia tan macabra, para saber cómo pensaba en aquel momento de enajenación, me está trayendo un sinfín de quebraderos de cabeza, pero me gustaría que la vieran tal y cómo la veía yo, aunque en su momento no pudo plasmarla en el papel mi maltrecho entendimiento.
No es fácil asimilar una situación cómo la que viví durante aquel período de tiempo, pero mucho menos es acostumbrarse a que te sigan tratando cómo a un loco cuándo ya ha finalizado aquel proceso neurótico enfermizo que destruyó la práctica totalidad de mi vida y me empujó a latitudes góticas despreciables, y a unas situaciones bochornosas de las cuales no estoy, ni estaré, orgulloso.
¿Pedir perdón por todo lo sucedido?...Lo hice, pero no fue aceptado, o lo fue con la boca chica, así que tendré que volver a pedirlo, aún a sabiendas de que no lo quieran.
Vivir, intentar tirar adelante, ese ha sido mi objetivo, pero continúan machacando mi repuesta cordura, y me hastío, y me repugno por lo que hice, una y otra vez, sin descanso, y los sempiternos problemas físicos que han ido aumentando y agravándose, tampoco ayudan.
Aquellos años forman parte de una obscuridad abisal a la cual no quiero regresar, y duele, duele dónde nadie puede acudir a curar: en los recuerdos borrados y en la historia personal reescrita; en el futuro deshecho y los sueños dilapidados; en las urdidas coartadas y la desconfianza total; en los eméticos comentarios y los oídos amplificados. Querría que desaparecieran y redimir el tiempo, pero sé que no podrá ser, que por más que persevere acabaré siempre frente al mismo muro, soportando una tortura sobre hechos que se produjeron en otro espacio sensorial de mi consciencia.
Perdón, es un camino con una única dirección y, aunque mis cavilaciones hayan conseguido dar con la solución al problema y atajar la pérdida entre hemisferios, sé que su llegada nada cambiará, por lo que el único resultado posible sería:Nos vemos en el báratro.

Rechikel, yo también confio mucho en las personas, pero cada vez recibo mas palos por la mala fe . Te deseo mucha suerte y te animo a seguir , eres joven y eso suma a tu favor.