Villanueva de los Castillejos - Huelva

Continuaba diciéndole el rey Carlos IV a los españoles del 1802:

“VALEROSOS ESPAÑOLES.

El día dos de Mayo, para mí como para vosotros, será un día de luto.
Nuestros comunes enemigos, habiendo primero provocádome de modo que debían apurar mi paciencia, han concluido, excitando una porción del pueblo de Madrid y de las comarcanas aldeas á tales excesos, que al cabo me ha sido preciso usar la irresistible fuerza fiada á mi mando.
Con repetidos informes me avisaban de los esfuerzos de los mal intencionados; pero todavía ponía todo mi conato en persuadirme á que nadie turbaría el público sosiego . Estaba aparejado para todo; pero esperanzado de que serian superfluas mis precauciones.
Hoy por la mañana ha reventado la mina que anunciaba de antemano una muchedumbre de indicios que se había preparado con libelos incendiarios, y con todos los medios con que se consigue descarriar al populacho.
El anuncio del golpe fue la salida de la Reyna de Etruria y el Infante Don Francisco, llamados a Bayona por el rey, su padre.
Un Edecán mío, que se hallaba a la sazón en Palacio, se ha visto á pique de perecer por mano de los sediciosos, y al mismo tiempo en todos los barrios de Madrid asesinaban á los Franceses que encontraban solos.
Al fin tuve que dar órdenes para castigar tan enormes atentados.
Con muy poco tiempo ha bastado para desbaratar á los culpados, y restablecer la quietud.
¡Con quan horrible júbilo habrán visto los enemigos de Francia y España un día, en que unos Franceses generosos se ven obligados á herir á Españoles seducidos! Los comunes enemigos de ambos países continuarán esforzándose á conseguir nuevos triunfos no menos horrorosos en otras partes de este hermoso Reyno. Pierdan, pues, tan funestas esperanzas por mi franqueza y vuestro sano juicio.
Valerosos Españoles, yo os voy á hablar con claridad sobre un acontecimiento que no puede ser mas sensible para vuestros pechos que lo ha sido para el mío, y al mismo tiempo quiero explicaros vuestra situación.
Carlos IV y su hijo están ahora reunidos en Bayona con el Emperador Napoleón para arreglar la suerte de España.
El Emperador no ha querido esperar al último resultado de tamaña decisión para, haceros saber los afectos que le animan en beneficio de una magnánima nación, que quiere preservar de crisis revolucionarias, y llamarla para que ella propia elija las instituciones políticas que mejor á su índole se adapten.
Os asegura sin demora, y me encarga que os repita Yo, que quiere mantener y afianzar la integridad de la Monarquía Española, que ésta no será desmembrada de la más corta porción de su territorio; que no perderá ni siquiera una aldea, ni sufrirá ninguna de las contribuciones que autorizan las leyes de la guerra á cobrar en país conquistado, pero que sólo los más intencionados pueden suponer aplicables á uno aliado.
¿Y no os reuniréis, valerosos Españoles, conmigo para estorbar que los malévolos turben tan feliz perspectiva?
No quiero suponer que seáis capaces de ceguera tal, que os dexeis alucinar con las sugestiones de villanos agitadores que os conducen a vuestra ruina.
Quando se trata del público sosiego, ¿no es acaso el interés del ejército que Yo mando el mismo que el de todos quantos tienen dignidad y caudales que conservar?
¿No los amenazan también los disturbios de la muchedumbre que insulta á la magestad de las leyes?.
Caballero, propietarios, comerciantes, fabricantes usad el influxo que tenéis para evitar toda especie de Sedición. Esta magistratura es un derecho y una obligación de vuestra gerarquía en el órden social.
Ministros de la Religión vosotros estáis todavía más obligados á impedir los extravíos del pueblo, porque conocéis los secretos de su conciencia, y vuestra voz resuena en ella con tanta autoridad.
Depositarios del poder civil y militar, en vosotros carga la más directa responsabilidad, si os descuidáis en usar con vigor de vuestro poder para sofocar en su cuna la sedición ó detenerla, á lo menos desde sus primeros paso.
Si se vierte otra vez la sangre francesa, vosotros particularmente daréis cuenta de ella al Emperador Napoleón, cuyo enojo ó clemencia ninguno provocó en balde. Vuestra debilidad sería tanto mas inexcusable, quanto Yo os he traído a la memoria con la mayor diligencia é interés la más importante obligación con que debéis cumplir.
Pero otros presagios mejores me prometo Yo, complaciéndome en creer que los Ministros de la Religión, los Magistrados, los Españoles de la mas elevada gerarquía, y en una palabra todos los buenos Ciudadanos se esforzarán á evitar todos los disturbios, que pudieran ser perjudiciales á la mejora de la suerte de España.
Presento a los Oficiales generales y militares empleados en las varias Provincias de la Monarquía, como un modelo de conducta, la que han observado la Tropa de Casa Real, la guarnición de Madrid, y quantos Militares Españoles se hallaban en la Corte en esta lamentable ocasión.
Si se frustran mis esperanzas, será tremenda la venganza; si se realizan, me tendré Yo por feliz en anunciar al Emperador que no se ha equivocado en su juicio sobre los naturales de España, a quienes dispensa tosa su estimación y afecto = Dado en nuestro Quartel general de Madrid á dos de Mayo de mil ochocientos ocho = Firmado = Joaquín = Por S.A.I. y R. el general gefe del Estado mayor = Agustín Belliard.”

Continuará.

Querido Miguel: Te veo alli como un chiquillo, entre legajos del Ayuntamiento, sacando estos historiales de nuestro pueblo y su Historia, nuestra Historia, con ilusion de 64 años, como si se lo fueras a enseñar a tus alumnos entre los que me encuentro. No ha de faltar tu palabra en este foro, tu magisterio porque si falta vuelven los torpes a tomar inconciencia. Debemos continuar con nuestras tolerancia para que los intolerantes no se suban al carro y las ignorancias dominen. Yo por eso cotinuo y echo de menos a todos aquellos que guardan algo en el corazon con que dialogar, sonreir, vivir.

Carlos IV fue un pobre hombre y un mal rey, ademas de cornudo cosentido y su hijo Fernando VII lo peor que nos dejó la Historia. El Pueblo sufrio estas consecuencia y supo valorarse no permitiendo la invasion Napoleonica.

Sigue con tus legajos y nosotros sabiendo a traves de ti. Son dulces de las nmanos de tu madre/padre. ABRAZOS.