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Villanueva de los Castillejos - Huelva

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España > Huelva > Villanueva de los Castillejos
13-09-09 21:33 #3231654
Por:no ni na

Un poco de Historia
Artículo publicado en Huelva Información el
13-09-09

La tumba de Adolf Hitler

Un soldado nacional, Rey María, y un espía nazi y falangista, Adolf Clauss, provocaron el hundimiento de Hitler en 1943 · El franquismo 'traicionó' al Führer en el 'caso Martin': el hombre que nunca existio

Ahora que Europa revisa las culpas y pecados de la Segunda Guerra Mundial en el setenta aniversario de su inicio (septiembre de 1939) es un buen momento para sacar del rincón de la historia a dos personalidades que jugaron un papel fundamental en la contienda desde el punto de vista de la Inteligencia militar y desde la vertiente emocional. Se trata de José Antonio Rey María, un pescador portugués afincado en Punta Umbría que en 1943 hizo posible el éxito de la operación Carne Picada, el mayor engaño aliado infligido a Adolf Hitler y que a la postre le costó Italia y los Balcanes dejando franco el camino para la gran victoria aliada. La segunda protagonista es Isabel Naylor, hija del patriota inglés Thomas Naylor y poseedora de la Orden del Imperio Británico otorgada por la reina Isabel II.

Rey María se convirtió accidentalmente en pieza clave del engranaje aliado al rescatar en la primavera de 1943 un cadáver en la Mata Negra puntaumbrieña cuando pescaba junto a un grupo de marineros enrolados en un barco de Pepe Cordero. Era el cebo para que el poderoso clan onubense de los Clauss, germanófilos, trasladara a Franco y por añadidura a Hitler los datos que llevaba el mayor William Martin. Rey y Adolf se convirtieron así en correos contra Hitler.

La familia Naylor recibió la encomienda romántica y victoriana de honrar con flores a aquel buhonero alcohólico, soldado desconocido enterrado en el cementerio de Huelva bajo las siglas de William Martin, que tuvo el honor de servir a la patria como bien lo hizo el Cid Campeador, muerto. Dulce et decorum est pro patria mori (Un honor morir por la patria).

La contribución onubense-portuguesa a la derrota del III Reich comenzó la noche el 29 de abril de 1943. Al alba, José Antonio Rey María subió a bordo de una barcaza de bajura a las órdenes de Pepe Cordero. A las pocas horas el marinero que ocupaba la patera de reserva dio la voz de alarma. Acababa de localizar un cuerpo a la deriva. Ni el patrón ni la tripulación se atrevieron a coger el bulto flotante. Temían que les diera problemas en una Huelva franquista convertida entonces en una pequeña Casablanca pueblerina al calor del espionaje internacional que respiraba por los poros de los Clauss y de la amplia colonia inglesa de Riotinto. Ambos clanes libraban su particular partida entre la abulia del Hotel Colón y el Comercial. Cien metros espesos de miradas donde se jugaban liberaciones de presos, pasaportes y las herencias perdidas a las que buscaba acomodo la comisión de expurgo franquista.

Fue José Antonio Rey María el que agarró el cuerpo y lo mantuvo a flote. Alto, rubio, con uniforme militar y sin signos de violencia. Estaba claro que no era un cadáver cualquiera. Al llegar a puerto lo entregaron a las autoridades del régimen. Comenzaba así la operación Carne Picada (Mincemeat en inglés) ideada por el capitán de corbeta inglés Ewen Montagu.

El plan británico consistía en hacer creer al Alto Mando alemán (OKW) que el Ejército aliado iba a invadir los Balcanes y Cerdeña en lugar de Sicilia, objetivo real.

El MI5 tuvo primero la idea de desarrollar la operación en Francia arrojando un paracaidista de los servicios de telecomunicaciones con datos falsos, pero lo dejaron por impracticable. Fue cuando Ewen Montagu recupera la estratagema y encarga a un patólogo la localización del cuerpo ideal para la operación. Recogen en una morgue un finado fallecido de neumonía. La enfermedad era óptima: los pulmones presentaban el mismo aspecto que los de un ahogado.

Desprendido de su nombre real (Glindwyr Michael) lo convierten en el comandante de los Royal Marines William Martin, nacido en Cardiff y destinado en el cuartel general de operaciones combinadas de Mounbatten. Hasta tenía novia: Pam. De hecho, en su ropaje llevaba su foto junto a varias cartas de amor, llaves, entradas de teatro, facturas de alojamiento y unos aliños de hombre despistado para provocar dudas razonables en la Abwer (Información) nazi. Todo se encontraba atado y bien atado por una cadena que envolvía sus atuendos y serviría de agarre forzoso al maletín repleto de documentos militares.

Al tiempo, se distribuía abundante información sobre el lugar del desembarco en Cerdeña como paso previo a la gran operación del sur de Francia y a la entrada en Grecia por los Balcanes. Las notas se sugirieron en una carta personal del teniente Sir Archibald Nye, al segundo jefe del Estado Mayor, Sir Harold Alexander. La psicología inversa: la carta decía que se elaboraban planes para engañar a los alemanes y convencerlos de que el desembarco se haría en Sicilia, dio resultado. Los aliados realizarían dos grandes operaciones simultáneas, lo que obligó a Hitler a dispersar sus batallones ante la magnitud de la amenaza.

El cadavérico y cristianizado (de su cuello colgaba una cruz) Martin fue embarcado en el submarino Seraph y soltado con corriente a favor en los dominios de la Inteligencia alemana: Huelva. Allí, un agente local de la Abwehr fotografía la documentación y la manda a Berlín. Un forense local realizó una autopsia que confirmaba la estrategia aliada. El premier británico, Winston Churchill, fue informado: "Se han tragado la carne picada". Hitler encargó la defensa, pero los aliados atacaban Sicilia mientras el Reich los esperaba en Cerdeña y Grecia.

Los preparativos de la operación contenían una recompensa para quien encontrara el cadáver misterioso. Rey María no vio nunca aquel millón de pesetas de la época pagados por el régimen. Una cantidad muy importante. Manolete cobraba entonces 250.000 pesetas por tarde de toros. El sospechó de Pepe Cordero, pero el premio pasó por varias manos del círculo germanófilo y franquista antes de perderse en la bruma. El marinero recibió presiones para que no reclamara el dinero. José Antonio Rey María no tenía papeles, era un portugués que entró en España a pescar y se quedó. Así que calló. Y eso que su pasado no fue nunca sospechoso pues llegó a formar parte del ejército franquista en la Guerra Civil. Murió hace diez años en Los Santos de Maimona, a donde se fue junto a su mujer, Joaquina, a pasar la vejez.

Qué pensaría el germanófilo Adolf Clauss cuando descubrió la verdad. El, reconocido simpatizante hitleriano, de Falange, agitador anti republicano, capitán de la Legión Cóndor y poseedor del primer carnet de ex combatiente expedido en Huelva. Inteligente informador para posteriores sabotajes de barcos cargados de mineral inglés. Qué paradoja. Un valiente soldado del ejército franquista agarra un tesoro con forma de información vital para derrotar a los aliados. Un espía alemán, Herr Clauss, se hace con los datos y los transmite al Reich. Hitler lo condecora en 1944 con la Cruz al Mérito de Guerra. Y todo por engañarle. Como si fuera un increíble sofisma o una cábala Herr Adolf Clauss traicionó a a su líder y tocayo, Adolf Hitler.

Una vez enterrado con todos los honores el comandante Martin en el cementerio de Huelva en mayo de 1943, su tumba se convirtió en centro de peregrinación aliada. Thomas Naylor, ingeniero inglés que trabajaba en la Compañía del Ferrocarril de Zafra y que recibió el ultimátum franquista de nacionalizarse español o ser expulsado, recibió el encargo de honrar al patriota. El 11 de noviembre, Día del Armisticio, la fiesta por los caídos de la I Guerra Mundial y sucesivas, no faltaban las flores. Ni otros muchos días. Cuando Thomas muere, su hija, Isabel Naylor, recoge el testigo y sigue respetando aun hoy aquella herencia sentimental.

La verdadera identidad de William Martin sigue rodeada de misterios a pesar de que el Alto Mando inglés desclasificó parte de los documentos que originaron la historia del Hombre que nunca existió.

Primero fue el investigador Roger Morgan el que desveló en el rotativo The Daily Telegraph que el cuerpo de Martin pertenecía en realidad a Glyndwr Michael. Morgan apuntaba en su relato de los hechos que Michael ni siquiera pudo alistarse en el ejército por su mala salud. Falleció el 28 de enero de 1943 a los 34 años de edad a causa de una enfermedad hepática. Tres meses después su cuerpo era abandonado en el Atlántico de Huelva. ¿Demasiado tiempo quizás para que su cadáver no se corrompiera?

El nombre de Glyndwr fue añadido en la lápida del cementerio de La Soledad.

Poco tiempo después del supuesto hallazgo de Morgan, los escritores Jhon y Noreen aportan en su libro Los secretos del HMS Dasher, un portaaviones que se hundió por accidente en la guerra y que se ocultó al público para no minar la moral de la tropa y la población británica asolada por las bombas del Führer, que el cuerpo de Martin no era tampoco el de Glyndwr Michael, sino el de uno de los marineros del sumergible Dasher.

Su argumento es simple: el cadáver del vagabundo fue adquirido en enero de 1943 por lo que a finales de abril, cuando se ejecutó en Punta Umbría la Operación Carne Picada, debería estar descompuesto. Se preguntan por qué el Seraph, el submarino que trajo a Huelva al comandante Martin, recibió en aquellos días la orden de poner rumbo a la costa escocesa y luego al lugar del siniestro. Su teoría es que el cuerpo de Michael se le había podrido a Ewen Montagu y necesitaba urgentemente otro cadáver. Quién yace entonces en el cementerio de La Soledad de Huelva.

El investigador Copeiro trató de averiguarlo y solicitó acceder a los documentos desclasificados de la Operación Mincemeat, el CAB 93/7. Se lo negaron porque el informe estaba en situación de préstamo permanente (permanent loan). Quién puede tardar tanto en leer un dossier. El peticionario del legajo tiene un remite infranqueable, el número 10 de Downing Street, la residencia del primer ministro inglés. Ni Margareth Thatcher, ni Major, Tony Blair o Gordon Brown han podido concluir la lectura. Y es allí donde se encuentra la respuesta pero aquí está la tumba de Hitler.

Puntos:
14-09-09 12:13 #3235456 -> 3231654
Por:BaqueroJM.

RE: Un poco de Historia
Conocia esta historia de la Historia. Mi hijo, Licenciado en Historia y como hobby la II Guerra Mundial, tambien la conocia y mi padre, coetaneo de aquellos tiempos, tambien.
Fue un plan bien concebido, ejecutado y que los alemanes se tragaron como una bola. ¡Geniales los Ingleses!. Saludos.
Puntos:
14-09-09 16:51 #3238322 -> 3235456
Por:anismono

RE: Un poco de Historia
Fue una obra maestra del engaño. A la altura de la que Napoleón realizó en Austerlitz, para vencer con a un enemigo que casi le triplicaba.
Más vale maña que fuerza.
Puntos:
08-11-09 12:47 #3781553 -> 3238322
Por:reichkel

RE: Un poco de Historia
Un engaño es hacer pasar a un boquerón por una sardina
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