Sotiel Coronada - Huelva

Me gustaría narraros un caso que me ocurrió hace unos días. Y yo creo fehacientemente que todo lo ocurrido es debido a que es el mes de septiembre.
Todo sucedió en una amanecida de este joven otoño y en una mañana no muy placida pero atrayente. Caminaba solitario como suelo hacer siempre. Los primeros rayos de sol despuntaban por encima de Sotiel y llegaban a iluminar los pinos y vacies de la corta.
Su comienzo fue placentero e iba disfrutando. Paseaba degustando con placer a mi querido Sotiel, además, mi estado de ánimo había dejado de ser melancólico, y ahora parecía que despegaba y sentía que era óptimo, quizás por ese motivo esteba extraordinariamente alegre.
Según iba caminando recordaba que casa existía en este o en aquel otro solar. O bien que familia vivía en esta o en aquella otra casa. De esta manera me distraía, además de ejercitar a mi cansada y olvidadiza memoria.


---unsotieleño---

Crucé el puente de “La Garrucha y del Olivar", subí la cuestecilla que hay en la esquina de la casa del ya fallecido Juan Ponce Valle, antes de Cristóbal Manso, hasta llegar a la carretera. Una vez en la carretera decidí que mi paseo lo daría hacia abajo, hacia las calles del “Centro”. Fue entonces cuando giré a la izquierda, hacia el alto de Don Ricardo. Observe la casa “Guripi” y recordé a Catalina su mujer, también vino a mi memoria Pedrillo Manovel y Bárbara Ponce. Pase frente a “la pista” o “el quiosco” como ustedes lo prefieran, recordándome aquel amante de los pajarillos, a “Juani”, y a su mujer Salva Espeleta, y recordando, recordando, recordé al gracejo y coqueto templete resplandeciente, luciendo el blanco níveo de sus paredes en contrastes con el verde de aquellas pequeñas jaulas colgantes de sus paredes, que mas que paredes y jaulas parecían un traje de faralaes de lunares verdes y su suelo un tablao de color teja como el color de su pequeñas baldosas y al cante como no, algún jilguero como gran maestro del cante jondo. También recordé al bueno de Urbano y a “mandinga”. Miré a mi izquierda recordando a “Antonio el carpintero”, también de Ana Vázquez y a su hermana, a Rafael Rivas y a su hermana “Doña Manolita” al alcalde tiempo atrás Manuel Sánchez y recordé aquellos enormes trofeos junto a las cortinas del pasillo de su casa, y recuerdo de sus andares de porte recto y de su endeble bigotillo, también a su hermano Benito, a las hermanas Elvira y Josefa Clavero, y a los padres de Matías Ponce, y a Felipe Pérez, etc.etc.


---unsotieleño---

Pero tal como iba pasando el tiempo unas sensaciones raras se iban apoderando de mí. Algo desde mi interior me decía que debía de finalizar, que debía de volver a casa. No quise hacerle caso a mis presentimientos y continúe caminando hacia abajo a orilla de carretera.
Pasé junto a las escaleras de la casa del director, donde hoy hay construido un pequeño pero coqueto parque, construido exactamente donde estaba la casa de Don Ricardo, fue aquí donde me detuve para poner a prueba mi memoria aunque esta me falla ya muchas veces, y recordé que además de la casa de Don Ricardo en esta acera de la carretera faltan viviendas. Y recordando los vecinos que vivieron en ellas creo que han desaparecido soterradas por esta construcción por lo menos tres casas.
Veamos, la que estaba adherida a la casa del director, otra creo recordar aunque vagamente, (porque por esa época yo andaba fuera de Sotiel), era donde vivió “Manolo el Conchicho” hijo, y antes Juan Manuel “El Mandingas”, además de estas dos desaparecida había otra que en su día vivió Matías Ponce y más tarde lo hizo sus suegros. Por estas razones ahora esta calle en vez de iniciarse con la casa de Don Ricardo, comienza con la casa donde vivió Juan Tejero y Aurora “la Sotana”...


---unsotieleño---

Tal como iba caminando recordaba aquellos colosales eucaliptos que por aquel entonces poblaban ambas orillas de la carretera. Me detuve a las puertas de la casa de Francisco Palanco e intente recordar al anterior vecino que vivió en ella, pero mi mente ya no da para más. Pero recordé a Mancheño, un hombre muy peculiar, le recuerdo siempre con la cinta de luto cosidas sobre las mangas de sus chaquetas, (quizás por la muerte de su hijo) y también por aquellas “bilbainas” que usaba, mientras los vecinos de Sotiel utilizaban unas boinas medianamente pequeñas, él utilizaba unas que eran enormes comparadas con las de los demás. También recordé a Juan Contioso, o “Juan el Conchicho”, a Manuel “Pajasueltas” a Quintero e Ignacia, a Francisca Reina y como no al inolvidable e inimitable, peculiar e inconfundible “Manely” y a Rosa. Ahora hice una parada en el lugar donde estuvo uno de los dos eucaliptos, precisamente frente a donde estuvo el estanco por último, (cuantas tardes camine hasta su puerta para comprar tabaco o piedras de mechero) que fue en casa de “Aurora la del pescao”, ella vivía con Joselito Reina y Manuela, por debajo de estos, estuvo antaño el estanco, que era regido por Amparo y Juana, las llamadas “estanqueras” e hijas de “el carbonilla” y en la esquina, los hermanos Manovel, Manolita, Ana y José Dolores. Aquí dejé la acera de casas de la carretera para llegar hasta el puentecillo que hoy sustituye a las antiguas pasaderas que sorteaban la pequeña correntia del regajo, y pasado este se retomaba el camino que llevaba al barrio de “La Solana” y a los talleres, pero fue aquí precisamente pasado el regajo donde decidir tomar el que sube hacia las calles del centro, ya que aquí era donde se bifurcaban en tres caminillos, uno de ellos hacia "La Solana", y otros dos a las calles del centro.

---unsotieleño---

…Tomé uno de los caminillo que aun hoy permanece y subí la cuestecilla entre las esquinas de la casa de “Manuel el panadero” y de “Vicenta la del conchicho” con la de Lorenzo Pérez. Lo hice con la intención de subir hasta la esquina de la calle donde entonces vivieron “Agustín el perrenguengue”, “Cajeta”, “Alonso el torero” y Francisca “La donaire”, (pero lo que no recuerdo bien era el que vivía en la esquina y tenía una tienda,) estas eran las personas que vivieron en esta acera (le llamaremos centro número dos) y por detrás, donde vivieron; “el entibador,” y más tarde Manuel Barroso y Lorenzo Linero, también lo hicieron en esta pequeña calle “Quintero” y Bartolina, arriba en el corte de lajas estaba situada la casa de “pinilla”, una familia natural de Oliva de la frontera, él era hermano de José Gamero.
Rememoraba a Sotiel de algunos años atrás, donde para mi Sotiel era extraordinariamente dotado de una gran hermosura, pero sin embargo ya en estos años Sotiel comenzaba a debilitarse, a declinar.
Era en estos momentos del recorrido cuando desfilaban ante mí, unos minutos memorables de mi vida y de mis recuerdos, fue entonces cuando comenzó a aumentar aún más mi malestar. No podía más. Me encontraba debajo de la terraza de la puerta de “Andrés el sanjuanero” y de sus hermanas “Gorita” y Amalia, cuando no tuve más remedios que desistir de mi paseo, me sentía desfallecer, era tal el dolor de cabeza y con tal intensidad que temí lo peor, sentía que algo golpeaba en su interior, tanto martilleaba mi cerebro y con tanta fuerza que si seguía así un poco más me volvería loco, era un dolor muy grande, pero a la vez un dolor muy extraño, porque además del dolor parecía sentir gritos, voces y susurros y entre ellos, riñas y lamentos.


---unsotieleño---

Sigue sotieleño...Leyendo tus relatos, ha habido un momento, que me he sentido niña,a la que le estaban contando un cuento, he sentido una sensación muy bonita. Gracias sotieleño, por hacerme sentir así.
Abrazos desde el otro lado.
_Xesca_.

No podía dar un solo paso más, tenía que sentarme y descansar, mire a mí alrededor para ver si veía a alguien para que me ayudara o por si encontraba algún lugar cómodo donde sentarme y esperar a ver estas dolencias que me estaban sucediendo se me calmaban.
Quise llegar cuanto antes al murillo que hay junto a la puerta del jardín de Lorenzo Pérez, hoy de uno de los hijos de “María la de la posá”, pero no pude. Lo último que recuerdo es que cerré mis ojos y me agache junto a la esquina, me apreté fuertemente la cabeza con mis manos y caí de rodillas. No recuerdo nada mas, ni cuánto tiempo estuve así, lo que sí sé es que ya una vez mejorado me senté en el muro hasta poder caminar. Durante este tiempo, pensé sobre lo que me estaba ocurriendo, pero no llegué a comprender absolutamente nada.
Si algo podía deducir de todo lo que estaba sintiendo y oyendo en mi cabeza, les puedo asegurar que para mí eran sonidos o silabas con unos resultados desagradables, sentía oír silabas y palabras entrecortadas, y sonidos que se repetían una y otra vez y parecían amontonarse unos sobre los otros
Os prometo que puse toda mi atención en ellas, pero por más atención que ponía no entendía nada en absoluto, tan solo llegue a deducir unas palabras monótonas, reiterativas, las mismas que parecían interpretar algo, algo parecido a un mensaje pero ambiguo y sin fundamento, era como si las palabras se pisaran, se superpusieran o si estas las pronunciaran dos personas a la vez en discordancias una con la otra o fuesen resonancias.
Ya de regreso a mi casa lo hacía preocupado y con mi cabeza dolorida, además, me sentía nervioso y una rara sensación me embargaba, más bien diría yo que era un presentimiento, agaché mi cabeza y aligeré mis pasos, deseaba llegar cuanto antes.


---unsotieleño---

Pero fue algo lo que me hizo reparar en la puerta de Evaristo, en un acto instintivo giré mi cabeza hacia la puerta, ya que dentro de la casa me pareció ver una sombra que se movía.
No tuve más remedio que volver a dar unos pasos hacia atrás para volver a ver esa sombra. Mire detenidamente hacia dentro de la casa, pero lo que al principio me pareció una sombra ahora pude comprobar que no era tal, sino una persona.
Tras de los cristales del tapa luz de la puerta, una mujer joven vestida de negro, con tez pálida y borrosa, velaba detrás de unos cristales opacos por el efecto del vaho, parecía estar tras un velo del cual tan solo se le podía ver su vestimenta negra y su cara de tez blanquecina y difusa. Su semblante era desconsolador, reflejaba una sensación de desconsuelo, de pena y marcaba una languidez desorbitada, y además con la vestimenta negra daba una sensación sobrecogedora.
Estaba asomada tras de los cristales de la puerta que daba a la calle, me quede unos instantes observándola, ella, lentamente deslizó su mano derecha sobre un cristal apartando el vaho que lo mantenía opaco, este comenzó a bajar lagrimeando vidrio abajo. Pensé que quizás vio mi figura y quiso reconocerme, pero pude apreciar que no era a mí a quien quería ver, su mirada era perdida.
Mientras estuve observando a la imagen de la puerta quede paralizado, no tuve fuerza ni para dar un paso. Al mismo tiempo dentro de la casa retumbaban unos efectos sonoros que yo no lograba descifrar por más que lo intentaba.
Puse más atención si cabe en estos sonidos, eran las mismas voces y susurros que yo oía y que tanto maltrataban a mi cabeza, pero ahora más que voces y susurros parecían lamentos en el aire que llegaban a hasta mi cerebro y que tanto me ensordecían y que parecían venir del más allá, como atraído por algo y que yo no podía entender.



---unsotieleño---

Pero a pesar de todo lo que había visto y oído, continúe el regreso hacia mi casa. Ahora lo hacía dolorido y angustiado. Me costaba caminar, además seguía con aquella rara sensación, me sentía extraño y todo me parecía irreal, pensaba que todo esto no era cierto y además que no me podía estar pasando a mí, todo tenía que ser un sueño.
Al entrar en casa, mire mis manos, temblaban. Una vez dentro de mi casa, pase a mi habitación, corrí la ropa de mi cama y me acosté, cerré mis ojos e intente dormir pero era inútil, aquella figura de la puerta me venía a la mente una y otra vez y aquellas palabras seguían retumbando en mi cabeza. Todo era para mí inexplicable, tenía en mi cabeza tal revuelto de silueta, de palabras y lamentos que no podía conciliar el sueño.
La noche se abría y daba paso al día como si un manto lo destapara, llegaba la amanecida. Y yo tan solo en pensar en aquella figura me estremecía como se estremece el bronce de una campana. Me levante como me había acostado, con la misma sensación de angustias de la mañana anterior, entonces mire mis manos como seguían temblando sin poder evitarlo, fue en este momento cuando mis ojos se humedecieron de coraje e impotencia. Yo seguía preguntándome una y mil veces que puñetas me estaba pasando.


---unsotieleño---

El nuevo día había llegado, pero yo quería seguir en la cama, dormir, poder descansar y olvidarme de todo, despertarme a la mañana siguiente para ver si todo esto que me estaba ocurriendo era real. Así lo hice. Volví a mi cama y me acosté boca abajo y cubrí mi cabeza con la almohada, solo quería dormir, lo desea y lo necesitaba, lo último que se de esa mañana era que cerré mis ojos que me dolían y caí en un profundo sueño.
Ya de madrugada desperté, corrí la cortina de mi ventana, era de noche cerrada. Me levante y después de asearme me senté en mi mecedora a esperar que llegara el amanecer y con muchos anhelos de poder volver junto a la puerta donde vi aquella figura y oír otra vez sus quejas y sus reproches.
Pero mis órganos sensoriales parecían estar en una constante excitación, creía sentir unas sensaciones externas que eran dirigidas a mí, era como si alguien pudiera y usase el control mental, como si esta persona emplease telepatía y utilizase la transmisión del pensamiento y yo fuera receptivo y estuviera recibiendo las transiciones. Pero sin embargo, yo no terminaba de descifrar el motivo ni el significado de estas transferencias.
Pero una cosa tenia bien clara y era que las voces y los susurros que llegaban hasta mi, querían transmitirme algo y que estos provenían de alguien con una capacidad de comunicación superior. Para mí era clarividente y no dudaba lo más mínimo de que era una iteración inteligente. Parecía como si alguien con unos poderes supremos o con una fuerza mental superior las hiciera llegar hasta mí para darme vestigios de lo que este quería transmitirme.


---unsotieleño---

Clareaba la mañana. La primera fosforescencia se filtraba a través del débil visillo de mi ventana. No esperé a que llegara el día, estaba lo suficiente intrigado como para quedarme en casa, así que me levante de mi mecedora, calcé mis zapatos y me dirigí hacia aquella puerta de color verde.

Me detuve frente a la puerta, esta vez sí acerque mi cabeza hacia los cristales para ver si era de verdad la figura o solo era producto de mi imaginación. Quede sorprendido, estaba allí, era la misma figura del primer día. Era escalofriante ver esa imagen, se asemejaba a una persona desecha y hundida. Pero pronto desde dentro comenzó a retumbar unos efectos sonoros que me eran familiares, puse toda mi atención en lo que por momento me parecía oír, eran similares a los que yo sentía cuando se me presentaba el dolor de cabeza. Puse más interés si cabe en lo que me parecía oír, eran los mismos susurros que parecían revolotear por el lugar, pero sin embargo ahora eran más suaves que los suspiros.

Por unos momentos quede paralizado. No estaba asustado. No, más bien sorprendido por lo que estaba oyendo, todo concordaba en su apariencia parecida a voces humanas. Eran como si estos efectos sonoros se permutaran en voces. No concebía nada. Eran unas voces concisas lacónicas pero difusas y vagas, sin embargo cada vez llegaban hasta mi más claras y nítidas.

Lo que al principio me pareció una cacofonía discordantes, una disonancia con unos desentono entre ellas y una reproducción monótona, ahora se transformaba por momento en silabas y palabras claras pero concisas, que lentamente se iban tornando en razonamiento y poco a poco en conversación o al menos eso creía oír yo, pero entendía que más que una conversación era un monologo, era como si una persona se hablase así misma en voz alta.

Durante todo el tiempo que estuve asomado a la puerta, que fue extenso, tan solo pude descifrar algunas frases como estas;…yo que puse todo mi amor en él. Pero el día se está marchando ya para mí, y no tengo a quien contarle todo lo que siento, por eso hoy deseo que mis palabras corran volando por el espacio de Sotiel, que mis gritos no se ahoguen en mi garganta y en silencio, que vuelen y que alguien con sentimientos las atrape, que sepan lo que sufro con mi silencio…

Quede atónito y mi sangre por momentos parecía helarse en mis vena, mis vellos se erizaron, sentí escalofrío y mi cuerpo comenzó a temblar.

Fue fugaz, como si un chispazo encendiera una inmensa luz que envolviera y abriera mi cerebro y en un instante despejaba todas aquellas dudas e incógnitas que revolotearon durante algún tiempo en mi cabeza.


---unsotieleño---

¡Ahora sí lo comprendía todo! ¡Era ella! era la figura de la puerta verde la que quería transmitir sus dolores, sus sentimientos y su angustia.
Era tal la pena que transmitía, era un lamento eterno y de un dolor tan descomunal el que vagaba por el aire y hacía sentir dolor en el alma a cualquiera que pudiera oír sus palabras.
Era tal el dolor que transmitía y de una naturaleza emocional tan visiblemente humanizadora que me hizo cerrar los ojos y aun así con los ojos cerrados podía seguir viéndola y sintiendo su ansiedad y su amargura, además hasta parecía punzarme sus palabras dentro en mí celebro
La vi sentada, su figura enlutada se mantenía inmóvil, estaba reclinada, encorvada hacia adelante y miraba fijamente unas fotografías, su rostro se mantenía impertérrito, parecía invocar la presencia de la imagen que tenía frente a ella, esta vez sentí sus palabras aun más dolorosas y claras…pero hoy hijo mío solo tengo tu foto, la cogeré y la estrecharé entre mis brazos y la mantendré junto a mi pecho y cuando se valla el día te daré un beso de buenas noches.
Cuantas veces y cuánto tiempo se habría sentado ante estos mismos retratos invocando su presencia para tenerle cerca y consolarle…a veces cuando miro tu fotografía noto que te pones triste, porque sabes que te echo de menos…
Y a partir de aquí todo fue un monologo de alguien que quería abrir su alma, vaciar el corazón de sentimientos, de dolor atrapado y oculto en el rincón más recóndito de su alma y poder deshacerse de todo aquello que le apenaba y le apesadumbraba…me parece un sueño en esta vida y cuando me viene la soledad y la nostalgia me siento a escucharla y me asomo a trabes de la puerta verde, desde donde miro al más allá de los cristales, al otro mundo.


---unsotieleño---

-sí, si es verdad, me solía asomar junto al cristal de la puerta de la calle mientras meditaba en ti y en el tiempo que no nos vemos, aferrándome a sueños que más tarde se evaporan a la nada, aunque te visito y hablamos a cada instante del día.

Lo mismo se preguntaba que le hablaba a él y a mí, quizás para que comprendiéramos lo que sufría y había sufrido en estos años…aun siento escalofrío cuando recuerdo sus caricias y zalamerías cuando deseaba algo que dependiera de mí, y juro que nunca me arrepiento de no habérselo negado y siento no haberle dado más.

Cuando me mirabas, tus ojos me lo decían todo, me decías lo bueno y lo malo, las alegrías y las penas pero hoy no puedo mirarlos, por eso hoy he cerrado mi ventana, he apagado la luz, he pensado en ti y me he preguntado si serás feliz

Ahora parecía disculparse, justificar y aclarar el porqué de su marcha de Sotiel,…Abandone a Sotiel con todos tus recuerdos y me fui lejos de ellos, para que comprendas lo que duele el amor y los recuerdos, hasta querer olvidar lo mas grande, como es los recuerdos de un hijo, pero yo en Sotiel me moría, no podía soportar más tus recuerdos.

Duele tu marcha, dejar toda una vida, apartándola, olvidando mis raíces, allí donde nací, donde di mis primeros pasos y donde fui feliz, donde te tuve entre mis brazos, donde te arrullaba para dormirte y donde te acompañé en tus sueños, donde te di todo mi amor y cariño, donde te arropaba en las madrugadas de frio, donde te enseñé a dar los primeros besos, los primeros cariños, los primeros pasos, a lavarte las manos, donde te enseñe a atarte los cordones de los zapatos, donde cada mañana te lavaba la cara y te peinaba para ir al colegio, donde ponía toda mi paciencia para que te comieras aquello que decías no gustarte, donde compartíamos la cama, donde te enseñe con todo mi cariño a ser primero niño y después adolescente y hoy lo he dejado, lo he dejado todo, me fui dejándolo todo.


---unsotieleño---

Más vale dejarlo así, porqué como continues relatando, se jode el cuento.

Sí, la verdad es que he pasado muchas noches de frio y de soledad sentada en la mesa o junto a la chimenea rodeada de la soledad más cruel y otras mirando a trabes de la ventana viendo pasar a madres con sus hijos y yo sin embargo con las puertas cerradas y a solas, quería permanecer con tus recuerdos en mi aislamiento de aquellos días. Y como tu bien sabes hijo mío, aun hoy sigo visitando el lugar por donde te vi partir por última vez…estas son las heridas que nunca cicatrizan.

Siempre pensé que en mi camino no habría soledad pero este sentimiento se ha vuelto irreal y desde hace tiempo voy siempre con ella, ya que su alejamiento me hizo infeliz porque fue lejano, tan lejano como de un mundo al otro.

Y yo, que siempre pedí a grito no quedarme sola, que nunca me hundiría, que sabría salir de cualquier problema, pero ahora aquel sentimiento que me mantuvo sin miedos ahora me hundía…

Nunca sabremos lo que pasara mañana, por eso nunca dejé de decirte te quiero. Cariño mío, el día que no canten los pájaros en primavera, ese día dejare de mencionar tu nombre, el día que el arco iris olvide sus colores no pensare mas en ti, el día que no salga el sol y las estrellas dejen de brillar y la luna de alumbrar, ese día dejaré de decirte te quiero, el día que no haya esperanza en el mundo, ese día dejare de quererte, el día que no habite nadie en la tierra ese día te olvidare.

Mi hijo y yo teníamos una relación más que de madre a hijo, yo diría de compañero a compañera, de amigo a amiga. Él era, mi hijo, mi amigo, mi amor, mi gran amor.

Una vez que me lo quitaron, porque sé que no se fue por su voluntad y aun me pregunto porque y no encuentro respuesta,…por eso no le puedo dar gracias a la vida solo le agradezco por alguien que está en el cielo y sé a ciencia cierta que por mi suspira aunque sea desde el cielo, y su voz como caricias retumba dentro de mí diciéndome…María, te quiero y no te olvido.

Cuando pasa una desgracia se vuelve todo amargo, difícil de aceptar y difícil de edulcorar, como nuestras vida puede cambiar en una decimas de segundo y es entonces cuando todo se te trunca y después todo se vuelve soledad y abandono.

Tú te fuiste una madrugada sin decir que te marchabas, las prisas y la lluvia te apartaron de mi cuando mi casa florecía y estaba preñada de felicidad y desde entonces está triste y se ha vuelto marchita, me he quedado sola...Mi amor, aunque me embargue la pena por esta distancia nuestra y aunque estén separado nuestros cuerpos siempre estarán muy cerca nuestros corazones. Hijo mio, los días se me hacen cada días más largor e interminables pero sé que un beso tuyo me haría sentir otra vez feliz y abandonaría la sombra de la soledad.



---unsotieleño---

Deseaba que todo pasara pronto, por eso decidí volver a mi casa. Volvía como vuelven los vencidos. Con pasos lentos y dubitativos, las manos asidas en las espaldas y mi cabeza gacha mirando al suelo denotando preocupación, el deambular de mis afligidos pasos de mi débil cuerpo era capaz de tambalearse tan solo con una suave brisa, y mi cara dibujaba una triste y temerosa silueta.

Una vez en mi casa, cerré la puerta dejando el postigo abierto. Me senté en una de mis sillas, apoye mis antebrazos sobre la mesa y deje caer mi cabeza sobre ellos mientras meditaba durante unos segundos, pero después supe que estuve así durante mucho tiempo.

Ahora parecía entrar en una paz dulce, pero de gota en gota, porque aunque lejano aun seguía oyendo sus lamentos y sus llantos.



---unsotieleño---

Ya más tranquilo me rebanaba los sesos pensando en todo lo ocurrido, porque aun no comprendía cómo alguien que dice amar se deje llevar por quimeras y haciéndose daño a ella misma. He reflexionado mucho en este hecho y aunque aprendí a respetar opiniones, he llegado a la conclusión que todo esto se asemejaba a un caso de autocompasión. Porque además de su enorme amor hacia su hijo que nunca dudaré y creo que eran infinito, habían otras razones que también eran claras y la mantenía atrapada sin que ella se diera cuenta de ello, se sentía víctima de la circunstancia y le impedía avanzar y disfrutar de la vida.

Pero a ti, madre, mi amiga, solo te diré una cosa, y es que en la vida solo manda el destino, es él, el que manda, el que ordena, el que lleva el timón, el que da la risa y el que da las penas. Por eso no puedes pasar toda la vida venerándolo, debes de cambiar y ser lo que eras antes amiga, tienes que abrir tu corazón, vente al presente no vivas en el pasado, aunque tu sigas sembrando estrellas, porque ya has demostrado tu amor infinito.

Aunque lo niegues necesitas de la realidad y debes de luchar por lo que en su día construiste, por eso te pido, vente a la vida, la vida es el don más grande pero también una constante lucha, a veces nos ocurren cosas que nos parecen horribles pero no nos paramos a pensar que todo pasa por una razón, en la vida nada sucede por casualidad.

Si me dejaras darte un consejo y tú me hicieras caso, yo te diría; dame la mano y sígueme, no mires hacia atrás, deja el camino del recuerdo y toma el de la vida aunque sigas junto a él, tú eres muy joven como para hacerte acompañar de la senda de la soledad, por eso te aconsejo que te hagas acompañar de la alegría y de la compañía.

Has pensado que era la alegría de tu corazón lo que era hundiéndote en la inconsciencia de una vida desecha con sombra, sácate todo el lastre que te mantiene atada al fondo.

Como abra visto nadie entiende tu dolor hacia alguien que no volverá de aquella orilla opuesta a la de la vida que era antes.


---unsotieleño---

Hace ya mucho tiempo dijiste que parecía que vivías en un sueño, que no creías que esto te pudiera estar pasando a ti. Ha pasado todo este tiempo y tú sigues en esa vida de ilusión y de aislamiento.

Yo te aseguro amiga que hay sentido para seguir luchando, aférrate a la vida, no la dejes escapar, ni dejes un instante de ser feliz. No vivas más en el pasado, háblale tú y dile sin herirle, con clemencia, con humanidad que tan solo la vida fue la culpable. Y aunque te parezca una locura, sácalo de ti y mantén lo justo de él para que el recuerdo no te venza y te arrastre junto a él, que viváis juntos pero nadando en el recuerdo, que el recuerdo no te hunda.

Sí, te digo que olvides pero a lo mejor no sabes cómo. Cuando te levantes mírate al espejo y háblate a ti misma, estoy viva, soy una persona que aún vive, que tiene vida, ya tuve una vida dura, ahora es hora de pensar en la vida que tienes y en la que te viene, sal de tu casa para hacer cosas distinta a las que haces ahora y enamórate de la luz, de cualquier calle, de cualquier plaza. Ponte retos a cada día y haz por cumplirlos y una vez realizados veras como te ves distinta.

No pienses que solucionas tus problemas con tus sufrimientos, no dejes escapar de esta manera a tu vida, piensa que solo hay una vida y que una vez pasada no tendrás otra oportunidad.

No sigas castigándote, apóyate más en él, en tu compañero, demuéstrale que tienes mucho amor que dar y mucho que recibir y ya verás como luego lo ves todo de otro matiz.

Enciende la luz de tu esperanza y apaga la de la soledad, y da un portazo y un eterno adiós al aislamiento y a continuación pasa a una página blanca, rellénala con placer, con alegría y de libertad y de ilusión junto a él.

Pero insisto, yo te pido, te ruego, que busques tu libertad, y deja tu cautividad, rompe los barrotes de tu encierro y sé libre que abras tus alas y despegues.


---unsotieleño---

Mírame a mí, yo también me encerré en la soledad, pero te diré que mi encierro fue distinto al tuyo, porque yo además de viejo soy un loco y como loco no tengo cura y si mi vida es triste es porque quiero que sea así.

No sé si tú sabes algo de la vida de este que te habla, si no es así, te diré que yo salí muy joven de Sotiel. Fui un errante, un bohemio, un nómada despreocupado, un melancólico, un nostálgico, todo esto era yo, y todo ello me llevaron a un lodazal, a un túnel sin salida.

Ella, aquella chiquilla de mi juventud y de mis sueños, me olvidó y yo me olvide de ella. Durante toda esta vida de crápula comencé a visitar lugares no muy decentes, vagué por barrios y tabernas poco recomendables de algunas ciudades queriendo encontrar una vida nueva, pero a donde iba solo encontraba lo que quería encontrar y después de mucho deambular por esos mundo de Dios, mas yo diría del diablo, decidir volver a Sotiel.

Quería volver y encontrar aquel amor perdido de mi juventud, la busque, pero no la hallé, la perdí para siempre, y en Sotiel no encontré a nadie, como tampoco encontré a ningunos de mis amigos, porque los que no habían marchado fuera, habían fallecido. En Sotiel tan solo encontré a mi vecino el gorrión que cada mañana viene a picotear las uvas de mi parra, al petirrojo que trinaba entre las ramas de la adelfa cercana a mi casa, y al “chocho-pin” que volvía para anidar como cada primavera en el hueco del tubo de mi tendedero o aquel perro que lejano y monótono ladraba en las madrugadas.


---unsotieleño---

En Sotiel quería revivir todo aquello que una vez sentí y casi tenia olvidado, pero al principio de mi regreso todo era tristeza y soledad, tanta soledad había en Sotiel que hasta mi llanto y mis exclamaciones se perdían.

Pero la verdad es que pronto comenzó a brotar en mí el amor a todo lo trivial que había en Sotiel. Y fue estas insignificancias las me hicieron ver la vida de otra manera, ver con sentimiento las cosas menudas, enamorarme de lo más simple, de lo que no vemos, de lo que no queremos ver o no nos paramos a ver y con el pasar del tiempo me volví tan sensible que había momentos que podía ver el aire cuando acariciaba mi cara.

Y fue aquí durante este período de tiempo cuando verdaderamente llegue a encontrar y amar a Sotiel, a mi Sotiel, a mi querido Sotiel. Y Sotiel aunque moribundo me dio refugio y ánimo e hizo que olvidara mi vida desierta y errante. Nadie me habló, ni nadie me aconsejó, solo él y mi amor hacia él lo hicieron todo.

Comencé a estar alegre porque había vuelto a sus calles polvorientas y a sus calles de casas viejas, y volví al lugar donde me fumaba los cigarrillos a escondida y a las blancas esquinas de aquellos encuentros donde ardían nuestros anhelos de pasiones y deseos.

Y también comprobé que Sotiel seguía impregnado en mí y volví a sentir juntas todas las emociones pasadas. ¡Sotiel parecía que me hablaba!

En Sotiel todo hacia vibrar a mi delicado corazón. Cuando por las mañanas me levantaba me asomaba a la puerta y veía los montes, tenía ganas de salir a saltar y a correr por ellos y cuando paseaba por sus barrios me cosquilleaba el estomago y mi corazón me latía más aprisa e ignoraba el tiempo que pasaba, apreciaba como Sotiel tenía un color diferente y aunque lloviera o tronara estaba feliz y rebosante de alegría, recordaba las palabras y los versos que nos escribíamos en el colegio, percibía el roce de su mano, y comencé a pensar a cada instante en ella, necesitaba oír su voz, no me importaría que tiempo necesitara para estar junto a ella, para darle un abrazo, un beso o fundir mi cuerpo con el suyo, por ello daría mi vida. Y entre recuerdo y recuerdo lentamente me fui haciendo fuerte .



---unsotieleño---

Apreciable amigo sotieleño:creo que estas aciendo un resumen de tu vida, pero si no cojes el borrador y lo presentas en una editorial para que te publiquen estas memorias seran muchas personas las que se pierdan este relato maravilloso.Adelante amigo y sigue en tu empeño,almenos que sepamos que sigues en la brecha.Un abrazo de ...elnovato...

Pero todo comenzó en una mañana de un día de invierno, cuando encendí un cigarrillo y me senté junto a la mesa de estufas con una libretilla, mis gafas y un lápiz, y comencé a garabatear sobre una de sus hojas, pronto me di cuenta que había escrito varias reflejando mis sentimientos y de comentarios relativos a Sotiel.

Días más tarde volví a sentarme otra vez junto a la vieja mesa y fue aquí donde después de mucho tiempo volví escribí su nombre y otra vez regresaron sus recuerdos, y la vi tan cerca de mí que volví a ver el color de sus ojos y a sentir el calor de su piel.

Y así fue como comencé a escribir, además con mucha paz y con mucho tiempo para ello, y volví a recordar y a recordarla, había momentos que recordándola hasta podía sentir el olor de su cuerpo, y con ello volvió todo aquello lindo que tenia olvidado de ella, fue entonces cuando comencé a sentir de nuevo hacia aquella chiquilla aquel cariño y ternura que yo creía muerto y al que aparté de mí sin saber que sería uno de los mayores errores de mi vida.

Y desde entonces desee una nueva vida y me prometí buscarla y volverla a enamorar, aunque para ello tuviera que permanecer atrapado en el pasado con sus recuerdos o vivir otra vida. Y a partir de aquí comencé a llevar una vida contemplativa y me convertí en trovador de la soledad.



---unsotieleño---

Verdad qué es una paradoja, yo tuve a un amor de niño y no duró más allá de la pubertad, y juro que la quería con locura y ahora en Sotiel y a mi edad volvía a sentir aquella locura. Por eso estoy aquí, esperando a que ella vuelva, pero mientras lo hace disfruto de sus recuerdos y de mis memorias.

Por eso antes te decía que mi aislamiento era distinto al tuyo porque yo he elegido esta forma de vida, además de vivirla como he querido, nadie me la impuso, ahora soy feliz recordando, paseando por el pasado, y aquí estoy, disfrutando de mis sueños, de lo poco o mucho que me quede de ella, espero y deseo que durante este tiempo pueda ser feliz viendo ser felices o sufriendo por la desdicha de otros, por eso te pido y te ruego amiga mía que seas feliz y con ello me harás un poquito más feliz a mí.

Quizás tu estés pensando por qué razón te digo todo esto, pues bien, lo hago para que cotejes mi soledad con la tuya, y veras que son muy distintas. Como decía antes, yo soy además de soñador un viejo y loco cansado de vivir, esperando en este apacible edén a un sueño que se haga realidad. Y mientras se cumple ese sueño, hago espera para que aquella chiquilla con lazo azul en sus cabellos, de mirada tierna y enamorada, regrese de esos mundos de Dios para terminar mi vida, nuestras vidas juntas o al menos volver a verla por última vez y poder descansar en paz.

Pero tú sin embargo eres una persona joven y suficientemente capacitada como para vivir el presente y el futuro, y no necesitas hacer vivir o revivir eso hechos que tanto te aíslan, debes de buscar sitios de diversión para alejar la soledad, no busque lugares solitarios o de recogimientos, además debes de luchar contra el sentimiento de autocompasión.



---unsotieleño---

Y te preguntaras amiga quien es el loco que te dice todo esto, quien conoce lo que hay dentro de ti, lo que te quema, quien conoce las horas que ya no cuentas y las de la rutina de tu vida…un loco, amiga, un loco viejo y soñador, el que solo quiere ofrecerte una mano que te ayude a caminar y a mirar al frente de nuevo.

UNA LOCURA QUE ME ENTUSIASMA LA PREFIERO A UNA VERDAD QUE ME ABATE.

---unsotieleño---

Pdta.
Estas palabras en forma de recomendaciones hacia ti, han brotado con todos sus sentimientos desde este cansado corazón, quizás para algunas otras personas sean unas parrafadas de un pamplinas en tiempos de aburrimientos. No amiga María, no, nunca más lejos de la realidad.
Estas palabras se las hago llegar si es que le llegan, a alguien que dejó a Sotiel sordo sin si su canto, por eso le pido que vuelva con su trino.

quiero conocerte ; auque intuyo quien eres pero me despistas de eso se trata.Me alegro de que alguien se acuerde de mi y me añore pero ya no soy nada solo un robot y tú mejor que nadie lo sabe amigo Sotieleño.

Yo soy aquella niña con lazo azul,.¿todavia te acuerdas de mi? Han pasado muchos años.