Sotiel Coronada - Huelva

TURDUS MERULA-I



Hoy, un día templado de primavera, de cielo limpio y brillante. Después de salir a la calle y otear el cielo, (esto de echar un vistazo al cielo es una costumbre que no sé de donde me viene), cosa que suelo hacer cada mañana antes de sentarme delante del desayuno.
Aun en el crepúsculo de la mañana y después de cavilar unos segundos hacia dónde dirigirme en mí paseo matutino, paso hacia dentro de mi casa para coger lo necesario e iniciar la marcha. Durante los preparativos presiento que hoy la jornada va a ser corta pero a la vez dura ya que he decido iniciar mi paseo de cada mañana desde el Olivar hasta el “huerto perdio”.
Pronto me pongo en marcha. La salida de comienzo es desde la fuentecilla del Olivar subiendo por entre las esquinas de las casas de José María “El Melojero” y de Trunfero marido de Abelina.
Subo la cuestecilla entre las calles donde vivían; Damián, “Soya Burros”, Los Juaninos, Curro Ponce, Espeleta, José Antonio, “Fonfuño” y un largo etc... Caminando me dirijo hacia el montecillo donde se encuentra hoy la depuradora del agua, y al que llaman el cabezo de la depuradora, y donde aún existen restos de la casa de Pilar, aquella señora de Badajoz a la que apodaban “La Mipilá”.
Subo con bastantes problemas, esfuerzos y con mucha torpeza sobre todo el tramo final del montecillo, lo hago unas veces a pies y otras “a gatas,” debido a que la tela metálica para su protección me desvía hacia donde existen cortes en el terreno unas veces, y otras, excavaciones antiguas de registros de minas, trozos de tuberías quemadas y surcos que se mantienen aun después de años abiertos dejando entrever mangueras para ningún fin, el caso es que tengo que subir agarrándome a algunas matas de hiervas y otras apoyando las manos en el suelo porque mis piernas ya no son las de antes y estas por mi edad están atrofiadas, son inseguras y no me responden.
Por fin he llegado a la cima, tras la subida camino lento buscando un lugar donde sentarme y poder descansar unos minutos, busco una zona desde donde dominar si me es posible una mayor parte de Sotiel. Mientras encuentro el lugar idóneo voy mirando a un lado y hacia el otro teniendo una bella perspectiva de la garrucha y las zonas de los huertos donde hoy tan solo queda una pequeña vega, pero eso sí, de un enorme verdor y con una gran diversidad de florecillas de una extraordinaria gamas de colores.
Mis años son muchos y mis memorias muchas más. Que recuerdos me evocan los llanos de este barrio, abierto, blanco y coqueto de aquellos años cuando era yo un niño y en los que también jugueteaba con decenas de amigos en el imaginario campo de futbol, junto al pequeño pocillo o a las sombras de los eucaliptos o de aquellas casi centenarias higueras cercanas a los huertos y frente al círculo de la esterquera y del wáter.
Al otro lado, los escóriales, La Plantera y el campo de futbol (si es que se le puede llamar así al llano que quedó después de que los chicos de Sotiel dirigidos por Manuel Sánchez pretendieran construir entre los montículos de los escóriales romanos, La Plantera y el regajo, estos últimos delimitados por enormes eucaliptos y chopos.


---unsotieleño---

TURDUS MERULA--II


Detengo mi caminar en la búsqueda de asiento y pongo en alerta a mis oídos para conocer desde donde provienen unas tímidas notas musicales. Pasan unos minutos y estoy en espera de volver a escuchar tan vellos sonidos y además tan melódicos, pero estos no se repiten.
Por fin he hallado unas piedras donde sentarme, el lugar es privilegiado, desde él obtengo una gran panorámica de la Garrucha y sobre todo del Olivar. Estoy sentado junto a una mata de gayomba VER con flores de una profunda amarillez, tono que se arropa con un verde suave templado de sus hojas.
Observo que es una mañana de un gran silencio, con unas brisas de un suave frescor en cada soplillo de aire que corre, de una bella y tremenda profundidad y de clara trasparencia en su cielo que hace infinitamente e incomparable este bello rincón.
No sé si todo esto que veo es real o es producido por los sentimientos que le tengo a esta mi querida y amada mina.
Ya sentado y revistiendo estos lugares con las imágenes que conservo del ayer en mi mente, reflejando cada casa, cada árbol y cada rincón al mismo tiempo en papel de mi libretilla con la ayuda de mi veterano lápiz. Observo que es mucho el cambio efectuado en este bonito rincón que era ayer, el cual hoy se encuentra dividido y ensombrecido por lo que llaman el parque, pero que es más parecido a una jungla, o a una selva oscura y sombría que a un parque a causa de la siembra de una arboleda de forma salvaje e incontrolada, además de estar casi exenta de árboles autóctonos.
Aunque distraído en mis anotaciones en las pequeñas hojas de mi cuadernillo y casi absorto en mis pensamientos, pero a veces, siento como vuela en el espacio llegando hasta mí una delicada musiquilla, la misma que me han estado acompañando en forma de susurros casi todo este tiempo, son dulces y melodiosas notas que flotan en el ambiente.
Y son estas notas dulces y melodiosas que nadan en el aire y llegan hasta mí desde lejos las que hacen que levante constantemente la cabeza teniendo que desistir por momentos en mis quehaceres de anotaciones, porque es una música dotada de gran hermosura, y estas hacen un bello ambiente musical.
Pero ahora pongo toda mi atención en tan delicada melodía y desde donde provienen tan incipientes trinos. Pronto me parece adivinarlo, con precaución intento incorporarme y poder confirmar el lugar exacto, y de paso poder descubrir al intérprete, pero como si el solista me observara a la misma vez que intento incorporarme él hace silencio, yo, cada vez le pongo más atención, y como si estuviese al tanto de mi curiosidad y viendo mi interés por descubrirlo él parece jugar conmigo, y cada vez prolonga un poco más de sus melodías lo que hace desquiciarme.


---unsotieleño---

TURDUS MERULA--III


Pero la curiosidad que siento por saber de quién se trata es mucho mayor que el interés que pongo en mi papel, y pronto dejo de escribir estando más pendiente del cantor y de cuándo comenzará a entonar nuevas notas que de lo que veo en mi alrededor para reflejar en el papel.
Curioseo una y otra vez de donde provienen y quien es el misterioso intérprete que entona estas estrofas de canto aflautadas.
Como os digo, mi curiosidad es tanta que hace por momentos piense en acercarme hacia el lugar de donde proceden estas sonoras y a la vez bellas composiciones y poder así descubrir al misterioso cantor.
Acuerdo conmigo mismo acercarme hacia él, pero al incorporarme el trino se torna silencio otra vez, lo que me hace decidir y retroceder a mi asiento y esperar a que vuelvan otra vez los sonidos melodiosos del cantor.
Oculto en silencio e intentando desde aquí descubrir de quien se trata el misterioso trovador que parece ensayar en esta limpia y suave mañana para poner a punto su voz.
Pasan unos minutos y no vuelve a reincidir mientras yo desespero en mi espera y pongo toda mi paciencia en ella.
¡Por fin mi paciencia da su fruto!
Quedo sorprendido, es él, el mismo que en la primavera pasada me dio tantas mañanas de alegría y pintaba las tardes de estíos de un hermoso colorido musical.
La verdad es que no me acordaba de él, fue la pasada primavera la primera vez que tuve conocimiento de su fastuoso trino, y desde entonces no había vuelto a oír este excelso solista, para mí ha sido una delicia y una satisfacción para mis oídos volver a escucharlo otra vez en esta primavera.


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TURDUS MERULA -IV

Os cuento, fue al principio de la primavera pasada cuando lo conocí, era muy joven y ya iniciaba sus primeros conatos de canto poniendo a punto su voz mientras desarrollaba su vuelo y caminaba a la pubertad, aunque me interesaba donde podía asistir a sus conciertos y le seguía por su cante, nunca pude asistir a una actuación suya completa, porque lo mismo que hoy cuando se percataba de mi presencia se ocultaba.
Pero poco a poco y aunque azorado comenzó a dejarse ver, al principio fue tímidamente para después poco a poco alargar sus comparecencias en tiempos de ensayos, cercano a los lugares por donde lo hace en esta nueva temporada, y próximo donde yo imagino debe reposar su amada recientemente conquistada.
Por la época en que nos encontramos presiento que pronto comenzara la temporada y con ella sus representaciones. En la anterior, pasaba muchas veces por donde tenía lugar sus actuaciones y en más de una ocasión había pensado asistir a una de ella, pero por una razón u otra siempre la posponía, pero he considerado que sea en esta temporada y precisamente será mañana el día elegido por mí para asistir a una de sus actuaciones, y para ello me auto invitaré, pasaré de forma clandestina y me mantendré en silencio y oculto.
Mi objetivo prioritario será oírlo para valorar la perfección y la calidad artística del tenor y de su amplio repertorio, porque aunque le conozco de la pasada temporada aun no he asistido a una sala de conciertos para ver una de sus actuaciones, para ello tengo todo preparado y dispuesto para tan magno acontecimiento y ardo en deseos que llegue pronto el tan esperado momento.
Mis pretensiones son de llegar pronto, aunque tan solo sean unos minutillos antes de que dé comienzo la actuación y buscar un lugar idóneo para mi acomodo y desde donde tener una perspectiva global tanto de la acústica como de lo visual, así, que sopeso si sentarme en el patio de butaca o en palco, desde arriba dominare mejor el anfiteatro, pero desde el patio estaré más cerca del escenario y centrado en él podre obtener mejor acústica.
Ya llegado el momento y una vez acomodado en el lugar por mi elegido, espero ávido el tan ansiado momento.
No tarda que en mi entorno todo se vuelva silencio, presiento que pronto comenzara la actuación, pero el ensayo de otro cantante irrumpe en el teatro desconcertándonos a nosotros los concurrentes. Pero pronto vuelve otra vez el silencio, esta vez la callada es sepulcral, haciendo que me ponga sobre alerta porque pienso que pronto comenzara la actuación del tenor, creo que en estos momentos la caída de una hoja o el pélalo de una flor rasgaría el silencio que hay en estos momentos en la sala.


---unsotieleño---

TURDUS MERULA-V


En silencio, y a la espera de que dé comienzo la actuación miro en mi alrededor observando el campo escénico y pienso que en este excelente y esplendido marco rural donde nos hayamos bien se debería representar la flauta mágica, por aquello que es una ópera de dos actos y el lugar en el que se desarrolla la obra es en un bosque imaginario y donde el príncipe Tanino es perseguido por una serpiente gigante, pero se adentra en el bosque tratando de huir, entrando en el reino de la reina de la noche sin saberlo. Allí llegará a un acuerdo con la reina tendente a conseguir la mano de su hija a cambio de que la libere del secuestro en la que la tiene sometida Sarastro. Tanino, acompañado del pajarero se dispondrá a salvar a su amada, sin embargo una vez llegado al reino de Sarastro, se da cuenta que la realidad es otra y decide quedarse allí al lado de su amada y lejos de la reina. Para quedarse y pertenecer al templo de los sabios, habrá que pasar una serie de pruebas que logra superar. Finalmente los dos amantes se unirán para siempre mientras que su malvada madre será derrotada definitivamente.
Pero por su vestimenta deduzco que no va a ser así, pienso para mí que más parece ser la representación de un Otelo. La obra de Shakespeare, posiblemente escrita posterior a Hamlet, ópera de cuatro acto con música de Giuseppe Verdi y estrenada en el Teatro alla Scala de Milán, el 5 de febrero de 1887.
Este personaje que nos ocupa hoy si bien lo comparo con la categoría de Placido Domingo, y aunque es de color negro sin embargo no interpreta a Otelo, ni desafía a las leyes sociales, ni se convertido en un brillante general cristiano de la república de Venecia, además, tampoco se ha casado con una bella, pura y angelical hija de un noble a la que más tarde ahorca.
Pero para no ser, ni este tenor es Placido Domingo, ni este escenario es el Liceo de Barcelona, ni tampoco el Teatro Real de Madrid, donde en sus cajas escénicas pueden tener preparado y en espera varias escenografía, a ballet, coros, músicos, y figurantes de varias escenas.
Aquí, en este lugar no tendremos arañas de bronce y cristal de 2700 y 2100 kilos de peso, construidas por Pedro Tendero como las del Teatro Real de Madrid, pero sin embargo tenemos al diamante de la noche.
Nuestro auditorio con los 140 metros del nivel sobrepasan sobradamente las doce plantas con 96 metros, incluidos los que se encuentran bajo la cota cero del Liceo de Barcelona. Y si en el escenario no constan las dos plataforma móviles ni la torre escénica del Liceo, la nuestra es mayor a los setentas metros de altura y por ello se pueden montar más de las tres escenografía de óperas que se montan al mismo tiempo en el Liceo y además sobrepasa las 4000 localidades todas ellas de entrada libre y no nos hace falta asociados ni beneficiarios.
No existen en nuestra galería, óleos ni gravados, ni tampoco aguafuertes hechos por artistas como Alexandre de Riquer, Santiago Rusiñol, Modest Urgell Inglada ni de Francesc Miralles todos ellos catalanes. Tampoco le encargamos a Ramón Casas un conjunto mural de doce óleos sobre tela.
Porque aquí todo lo que tenemos es natural como la madre naturaleza y nuestra galería es tan inmensa que llega hasta donde alcanza la vista, y es aquí donde podemos apreciar todo el encanto de su entorno, por todas estas razones antes expuestas nuestro anfiteatro no le tiene que envidiar nada a estos teatros de ópera ni a ningún otro del mundo operístico. Porque en el que nos encontramos todo es natural, y todo inmensamente más sencillo y humilde pero no por ello inferior, todo lo contrario.
Nosotros no dudamos de la valía y no negamos la hermosura y la belleza de El Gran Teatro del Liceo de Barcelona así como la del Palacio Real de la Opera de Madrid, ambos teatros son dos de las maravillas del mundo, y tanto para catalanes como para madrileños quizás sea la “corona del reino” así como para nosotros lo es el nuestro.


---unsotieleño---

TURDUS MERULA-- VI

Por unos momentos pienso lo maravilloso que seria que en este escenario en el cual nos encontramos se pudiera representar a un Otelo, con tenores como Mario del Mónaco, Ramón Vinay o Placido Domingo.
Pero como decía antes no estamos ante Placido Domingo, ni es la representación de la opera de Otelo, aquel general moro del ejército veneciano el cual desconfiado de la fidelidad de su dulce esposa Desdémona llegando a ser obsesivos sus celos y manda a su alférez Yago a que investigue, tendiéndole éste una trampa y donde Otelo jura venganza y una noche entra en su dormitorio y ahorca a su esposa.
Pero es precisamente aquí, en este escenario donde sobra el odio, la muerte, los celos, el poder, la envidia y la venganza, y menos aún se desconfía de la fidelidad de la esposa.
Como bien sabemos todos, es claro y notorio que esto no es Venecia donde sucede el primer acto de Otelo, ni tampoco es un puerto de mar de Chipre donde transcurre el resto del drama, pero bien lo podíamos cambiar por este otro escenario que es un marco incomparable y no tiene nada que envidiarle a los anteriores mencionados.
Y aunque para algunos el Metropolitan Opera Association (Met) de Nueva York es el mejor teatro de ópera del mundo, yo discreparía con ellos y elegiría a este sin dudarlo un instante, porque en su conjunto es sobradamente dotado de una gran hermosura, y quizás perfecto en todo su conjunto, yo diría que es aquí en este paraje tan original es donde quisieran actuar tenores de la talla de Carlo Bergonzi, Andrea Bocelli o Juan Diego Flores u otros que nos dejaron para siempre como, Enrico Caruso, Luciano Pavarotti o Franco Corelli.


---unsotieleño---

TURDUS MERULA--VII

La velada se presenta para mí fabulosa, recuerdo la temporada pasada cuando le seguía por su canto y en la que tuve amaneceres o atardeceres muy gratos escuchando a este cantor, pero nunca podía haber imaginado su variedad en canto, ni su timbre de gran belleza desde el principio hasta el fin, pero los momentos más bellos y de maestría de toda la exhibición era para con su amada en los atardeceres como en las amanecidas.
Por eso cuando la noche va extendiendo su manto al alba o cuando la luz hace de la noche el día, es aquí cuando se recrea y da todos los colores de su canto para que su amada quede adormecida o tenga un despertar agradable. Y era entonces cuando yo oportunista y oculto como un cleptómano les robaba esos momentos tan íntimos y mágicos para ellos, llegando a estar muchas veces en éxtasis.
Comienza a abrirse las bambalinas sobre el escenario, aparece un atardecer con dos montes arbolados en tremenda penumbra que solo es iluminado por el resplandor de una bella luminiscencia que lentamente va emergiendo tras los montes. Y aunque aun no hay luz solar, es ésta, la dama de la noche la que va haciendo un pronto amanecer. Una vez iluminado el marco escénico por la dama de la noche, vemos que dispone de un color verde aterciopelado e infinidades matices de reflejos con algunas gamas de amarillos, y con infinidades lunares blancos.
Él no interrumpió en el coso operístico con un suntuoso ropaje, todo lo contrario, salió con un sencillo vestuario de a diario, pero eso sí, con un vestido de negro intenso, llamativo, brillante pero frágil, suave y algodonoso.
Una vez en el escenario y después de moverse con soltura a lo largo del marco escénico y galantear alegre y elegantemente decide situarse en un lugar desde donde divisar gran parte del auditorio y como no, a su amada la que es piropeada a cada instante, mientras ella reposa en su alcoba de amor desde donde asiente de vez en cuando también con leves suspiros aflautados.
El solista comienza su repertorio con voz rica y bien timbrada, sonora y dulce, encabezando su repertorio con un canto que para mí fue como el aria más famosa de Puccini. Recordáis, aquel en la que refleja la noble apostura de un príncipe arrojado y decidido a conquistar lo que quiere, mientras Turandot y sus guardias recorren la ciudad atemorizando a la gente en su afán de descubrir el nombre de Calaf, éste, posado en una escalera, contempla las estrellas y, seguro de su victoria, espera con ansia la llegada de la mañana.



CALAF

¡Que nadie duerma!
¡Que nadie duerma!
¡Tú también, princesa,
en tu fría estancia
miras las estrellas que tiemblan
de amor y de esperanza!
¡Mas mi misterio
se encierra en mí,
mi nombre nadie sabrá!
¡No, no, sobre tu boca lo diré,
cuando resplandezca la luz!
¡Mi beso deshará
el silencio que te hace mía!
VOCES FEMENINAS
¡Su nombre nadie sabrá...
y nosotros, ay,
debemos morir! ¡Morir!
CALAF
¡Noche, disípate!
¡Pónganse las estrellas!
¡Pónganse las estrellas!
¡Al alba venceré!
¡Venceré, venceré!


---unsotieleño---

TURDUS MERULA--VIII


Yo pensaba que solo cantaría unas estrofas a capela, pero no ha sido así, toda su actuación la ha cantado como la primera estrofa, todas a capela, sin ningún músico, ni tan siquiera un pianista le ha acompañado. Además, ha sido un concierto de más de seis horas y el sigue incansable y su voz intacta con su privilegiado y multicromatico sonidos
Finalizado el repertorio por hoy no han sido 1746 los asistentes, ni lo han hecho con vítores como en el Teatro Real de Madrid cuando ocurre un evento como este de tanta calidad y el tenor conecta con los asistentes, tan solo he sido yo el que le ha aplaudido, pero ha sido un sincero agradecimiento, con mi simpatía y cariño hacia el tenor por su cante, el cual fue entonado con entrega, dulzura y calidad tierna,
Como es de costumbre y ha demostrado hoy, él actúa siempre con entrega y pasión, y siempre su comienzo lo hace con un gorjeo, y curiosamente va mejorando tal como va avanzando su repertorio, sobre todo durante la escena de amor delante de su “Desdémona”.
Me ha sorprendido tanto que he quedado fascinado, y me he mantenido en mi asiento después de su actuación hasta muy entrada la noche, saboreando y digiriendo el dulce y placentero recital que acababa de oír, un recital que deseaba escuchar hacia tiempo y que jamás esperaba fuese tan maravilloso, nunca jamás había oído un cante tan bien interpretado, estoy seguro perdurara en mis oídos para el resto de mi vida y creo que para él también habrá sido gratificante al ver que su amada ha quedado acurrucada y adormecida en su alcoba de amor. Por eso quisiera que conocierais cuanto antes al intérprete, y como dije antes, para mí fue una grandísima sorpresa al saber de quién se trataba y quizás a ustedes también os sorprenda al conocerlo hoy, por ello deseo presentároslo sin más preámbulo al excelso cantor.
De quien sino podía hablar aunque os parezca raro, extraño e insólito y todo los demás calificativo, no estoy ablando de un desconocido, estoy hablando de alguien súper conocido, TURDUS es su nombre y MERULA su apellido, ¿no os suena de nada?, claro que lo conocéis, veréis, se le conoce por el sobre nombre de MIRLO, a que ahora sí. Es un ave muy común por los jardines, huertos y parques de Sotiel sí amigos mío, es el MIRLO, como sabéis un ave muy común en Sotiel y no muy admirada por los lugares donde frecuenta.
Desde hacía mucho tiempo quería hacerle a este pequeño cantor, alado y volador de voz bien timbrada este pequeño y sincero homenaje, además con mucho cariño, al que en tantas tardes de primavera me alegra con su canto cuando me retiro en soledad por los alrededores de Sotiel para escribir y reflejar mi sentir y mis recuerdos en mi libretilla.
Él, es mi compañero, y me acompaña siempre contento y alegre de rama en rama, siempre atento a mis movimientos pero cambiando a veces de lugar para desviarme del camino de su nido y ofreciéndome todo su abanico de canto.
Va siempre vestido de negro azabache, llamativo y muy suaves al tacto, de color amarillo en rededor de su boca y anillo ocular, las extremidades también del mismo color, diferenciándose de las hembras que las tienen de color más apagado que el macho, tienen tres dedos y una pezuñas en cada patas, los mirlos son muy esquivos al hombre, cuando están en el suelo se desplazan asaltos con las dos patas a la vez. Se alimentan de lombrices y frutas, ponen hasta cuatro nidadas a una media de cuatro huevos e incubados solo por la hembra durante dos semanas y los pollos serán alimentados por ambos congéneres
Efectivamente, es muy asustadizo, y a veces hace que me lleve algún que otro sobresalto cuando hecha a volar de entre los arbustos cuando camino en silencio y abstraído por las veredas ahora casi cegadas por jaras y jarguazos, pero si se tiene un mirlo en el jardín y se es paciente llegara a comer en las manos lombrices y obedeciendo a su llamada.
El mirlo macho empieza a cantar muy débilmente en los días templados de invierno, pero tan débilmente que tan solo es audible más que en las proximidades y es al principio de la primavera cuando se oye la canción completa del mirlo.
Si estos no fueran tan corrientes la considerarían como una de las mejores melodías emitidas por un pájaro europeo y muy superior incluso a la del ruiseñor, ya que el canto del mirlo es el más musical, insuperable en riqueza de melodía y en armonía.
El mirlo en las ciudades que están de noches iluminadas se puede oír su canto incluso en una noche de invierno. El mirlo canta con mayor brío en los días de llovizna y en los crepúsculos matutino y vespertino. La pareja de mirlo en época de cría ocupa un territorio y no tolera la presencia de ningún otro y el que no lo abandona es agredido y expulsado. Los machos cuando se pelean están tan obcecados que se pueden coger con las manos.


Para nuestro amigo __el novato__ con todo mi afecto, además le pido me dispense si en algún momento le molesté al llamarle lo que no debía (él sabe el porqué). Y para mi compañero Turdo Merula que me acompaña en muchas tardes de tristezas y soledad.
Un abrazo.


---unsotieleño---

Amigo sotieleño,me parece una bonita dedicatoria a un AVE que para mi tiene un gran significado.Y de molesto nada de nada,porque no he leido nada de lo que pudiera molestarme,al menos que yo recuerde.Un saludo y feliz navidad para todos bosotros en sotiel.