Sotiel Coronada - Huelva

....Me siento en una mesa de estufa cercana a Manolo, este, sigue con mucha atención lo escrito en dicho diario, que solo interrumpe cuando cierra los parpados repetitivamente, como si le molestaran los ojos por tenerlos irritados, por sueño o por algún tic nervioso.
Quedamos ambos en sordina, el, en concentración a la lectura y yo observando y cavilando que sí, que lleva razón, que desde luego le hace falta unas grapas a las monumentales hojas de dicho periódico Odiel.
Pronto, se rompe el silencio, sube los tres peldaños de la escalera del salón del casino hacia el mostrador, no sin un gran esfuerzo, es un peculiar personaje, entra dando los buenos días, después se dirige a Manolo entablando entre ellos una grata y amena tertulia.
Es mayor, usa sombrero negro, chalequillo también negro, debajo de este, una camisa de cuadro gastada en los puños, de las mangas y cuello, de un botón del chaleco cuelga una cadena de plata, engarzada a esta varias imitación a lo que seria unas monedas del siglo pasado, la cadena llega hasta un diminuto bolsillo del chalequillo, en cual supongo mantendrá asido un reloj de bolsillo. Calza botines, ya agrietado por el paso de los años pero brillantes por las manos de betún y cepillo, se nota por las protuberancias en formas de bultos que sus pies están lleno de deformidades, en una mano un bastón de mediano tamaño pero fuerte, se ve a simple vista, en la otra una talega para la llevada del pan, esta giboso, por su forma de andar debe de estar dolorido, se mece a cada paso que da, sus articulaciones tienen deformaciones en todas ellas, ademas debe de padecer fuertes dolores.
Tienen bastante amistad, ademas creo que cariño mutuos, se nota por las bromas que tanto dan, como reciben uno de otro, Manolo, llega hasta tal punto de decirle, ¡anda viejo verde¡ yo si sé donde has echado el dinero que te toco en las quinielas, bueno que le toco a ella....

---un sotieleño---

Una sonrisa cuesta poco pero vale mucho.
Quien la da es feliz, y quien la recibe la agradece.
Dura sólo un instante y por su recuerdo, a veces,
perdura por toda la vida.
No hay nadie tan rico que no la necesite,
ni nadie tan pobre que no la pueda dar.
Produce felicidad en el hogar,
prosperidad en los negocios
y es contraseña entre los amigos.
Es descanso para el cansado,
luz para el desilusionado,
sol para el triste y
y antídoto para los problemas.
No se puede comprar ni pedir prestada,
tomarla o robarla;
sirve sólo como regalo.
Y nadie necesita tanto de una sonrisa
como quien se olvidó de sonreir.
Sonríe siempre porque la sonrisa
es el mejor regalo que podemos recibir
y el mejor que podemos ofrecer.
Si con la prisa me olvido de darte una sonrisa,
discúlpame ¿ TENDRÍAS LA BONDAD DE REGALARME UNA DE LAS TUYAS ?