Sotiel Coronada - Huelva

A tu tía Petra si la conozco, como conocí a una de sus hermanas, y a Placido que marcho a Huelva, a Rafael que fue asesinado durante la guerra civil, creo que fue en Septiembre del 1936 con 23 años pero no recuerdo de tu abuela Reposo
Si efectivamente, Petra Salvador Gallardo, más conocida por “Petra la del Cumbreño”, o “Petra el Lobo”, tenía tres hijos, Antonio, Loli y Placido, Placido el más pequeño falleció creo que alrededor del año setenta y nueve.
Loli se caso con Juan, más conocido por “Juanito el del Cagajón”, hijo de José Lugardo y de María Márquez, estos tienen tres hijos, y efectivamente como tu bien decías son Elena, Placido y la mayor María José. Tanto tu tía Petra como estos niños suelen venir a Sotiel algunos fines de semanas
A los hijos de Antonio Sánchez y María Gómez, más conocidos por “Antonio el Cumbreño y Mari la del puente”, realmente no les conozco, pues cuando volví al Sotiel ya Vivian en Valverde, además estos niños cuando fueron creciendo se fueron marchando a estudiar fuera, solo los conozco por oídas y creo que son cinco hermanos y solo algunos nombres de algunos de ellos como, Placido, José María y Almudena, y que dos son médicos uno veterinario y Almudena sicóloga.
Antonio Sánchez conocido por “Antonio el Cumbreño” yo le dedique en su dia un escrito como yo le recordaba y decía así:

¿Sabes quién es?

Si, le recuerdo. Persona locuaz, versada, sabedora y experta, sobre todo en temas agros ganaderas.
Para mí era tal la seducción que poseía esta buena y encantadora persona, que muchas eran las veces que yo le salía al encuentro, tan solo, con el pretexto de liar un cigarrillo. Pero detrás del cigarrillo lo que realmente yo deseaba era poder conversar sobre algún tema con él, y así de este modo poder disfrutar de su disertación, ya que el ponía toda su sabiduría y apasionamiento en ello, lo que me hacia disfrutar y pasar unos ratos muy agradables y amenos
Pero el tiempo de ese cigarrillo, no era el que tardábamos en fumárnoslos, sino que la mayoría de las veces se convertía en más de una hora, en más de un tema y en más de un cigarrillo, además, casi nunca nos despedíamos, porque casi siempre el salía corriendo tras de las ovejas, unas veces porque se iban hacia la carretera u otras porque se metían en algún huerto, así que nuestras despedidas casi siempre era; Antonio corriendo detrás de las ovejas con el bastón y lanzando piedras y diciéndoles algunas que otras palabras malsonantes.
Otras de las cosas que recuerdo él, era su afán y deseos de agradar, asesorar dando su sabiduría y conocimiento a cualquiera que se lo pidiesen y sobre cualquier tema, poniendo todo su corazón y entusiasmo en todas ellas.

¡Sí! Efectivamente es el, Es Antonio Sánchez, "El Cumbreño"



Tras de mi casa, y a mitad de la ladera del monte, un pequeño hombre, menudo, generoso y humano. Suele llevar un bastón en su mano y otras veces colgado de su antebrazo, yo, le observo mientras comienza a liar un cigarro, es una maravilla verlo liar el cigarro, y con el arte que lo hace.
De un librito de papel que junto a su petaca ya oscurecida por el tiempo y de tantas veces mojada, saca tirando de un paquetillo de fino cartón y desdoblando un blanco y fino papel para liar tabaco, tomando a continuación una pequeña porción de tabaco de largas hebras de su petaca, y poniéndolo sobre el hueco de su mano izquierda, hace colocar el papelillo sobre él, haciendo girar el embozo de la mano y su contenido sobre él, el cual esparce con sus dedos índices a lo largo del fino papel arremetiendo los extremos hacia adentro a continuación con los dos dedos pulgares sobre los corazones e índices lo hace girar hacia delante y hacia atrás reapretándolo con suma delicadeza y acabando liándolo con arte, acabando en un casi perfecto cigarrillo liado en fabrica, dando al final saliva sacando lo justo la puntita de su lengua asomándola a trabes de sus labios, para humedecer lo justo la goma y termina dando unos suaves golpes sobre su petaca y reliando los extremos sobrante de papel, que mas tarde enciende con un mechero de yesca amarilla que deslía del dorado mechero, con su mano derecha levanta y acomoda una gorrilla de pequeña visera de cuadritos sobre su cabeza de cabellos cortos y canosos, mira el rebaño mientras sus ovejas pacen. Unas y otras, eligen sus hierbas preferidas entre los abundantes pastos entre las multicolores flores de margaritas y manzanillas.
¡Sí! Es el. Es Antonio Sánchez “El Cumbreño”


---unsotieleño---