Sotiel Coronada - Huelva

Aun era un niño cuando a mí también se me podía apreciar un desconcertante comportamiento que yo quería por todos los medios ocultar a los ojos de los demás, pero las cosas del amor es imposible ocultarlas.
Éramos muy jóvenes, cuando con una mirada me lo digites todo, recuerdo que fue en un mes de mayo, rezábamos en la capilla cuando tus ojos mirando a los míos brillaron y tus labios en silencio pronunciaron mi nombre. Mientras, un sacerdote de aquellos de los de antes, de alba, manípulo, casulla dorada y tonsura romana (coronilla afeitada) en esos mágicos momentos leía desde el púlpito un verso del libro de Rut, verso que durante tanto tiempo ha rondado en mi cabeza y lo tengo para mí como el padrenuestro.
Aun veo la figura del sacerdote junto al altar recitando a Rut, cuando decía: no me ruegues que te deje y que me aparte de ti; porque a donde quiera que tú vallas, yo iré; y dondequiera que tu vivas yo viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios.
A ti se te encendían las mejillas, mientras que de tus ojos descendía bellas y delicadas lágrimas que hacían aun más bellas tu cara. Fue entonces cuando mi corazón de niño comenzó a latir como el de un pajarillo prisionero entre las manos.


---unsotieleño---

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