Mi salida de Sotiel Como tu bien sabes amigo mío, salí de Sotiel como tantos otros de mi generación con dirección a la gran ciudad. Fue una mañana de invierno muy temprano. Llovía. Era un día desapacible como premonición y anticipo de lo que más tarde acontecería en mi alejamiento de ustedes, ¡sí! mi buen amigo, de ella y de ti. Nadie me acompaño a la despedida, excepto mis padres. Esa mañana, fría y lluviosa, note un grueso nudo en mi garganta. El nudo iba en aumento, me aprisionaba y me rasgaba mi cuello. Las lágrimas parecían por momentos querer brotar de mis ojos, me di la vuelta para que mis padres no me las vieran. No quería que me vieran llorar, quizás para demostrarle mi madurez y lo convencido que marchaba, además, así no provocaría una despedida traumática y dolorosa para ellos y también para mí. Mientras esperábamos al autobús me aleje unos metros de ellos en... ---unsotieleño--- |