Cañado. ( Mensaje a las estatuas.) Vosotras, piedras violentamente deformadas, rotas por el golpe preciso del cincel, exhibirèis aùn durante siglos el ùltimo perfil que os dejaron: senos inconmovibles a un suspiro, firmes piernas que desconocen la fatiga, mùsculos tensos en su esfuerzo inùtil, cabelleras que el viento no despeina ojos abiertos que la luz rechazan. Pero vuestra arrogancia inmòvil, vuestra frìa belleza, la desdeñosa fe del inmutable gesto, acabaràn un dìa. El tiempo es màs tenaz. La tierra espera por vosotras tambièn. En ella caerèis por vuestro peso, serèis, si no ceniza, ruinas, polvo y vuestra soñada eternidad serà la nada. Hacia la piedra regresarèis piedra, indiferente mineral, hundido escombro, despuès de haber vivido el duro, ilustre, solemne, victorioso, ecuestre sueño de una gloria erigida a la memoria de algo tambièn disperso en el olvido. |